El trabajo en el restaurante me está resultando muy incómodo, cada vez que le llevo el café al señor Frank, me mira con lascivia, eso me inquieta, pero no dice nada, simplemente me mira. Una tarde a la hora de entregarle el café. —Señorita Fernanda este viernes un grupo de amigos se van a reunir aquí, así que necesito que los atienda, después del servicio le llamo un taxi para que la lleve a su casa. Eso me pareció muy bien, no sabía a qué hora terminaban esas reuniones y después irme para mi casa a altas horas de la noche es aterrador, aún más después del problema que tuve con Luciano. —¿Señorita Fernanda me está escuchando? —Sí, sí, lo escucho, está bien —Para atender a los invitados no se ponga el uniforme, vista con su ropa normal, pero falda, no pantalones. Eso me pareció extraño, pero bueno igual mis faldas no son muy cortas, así que por eso no hay problema. Llegó el día de la reunión, la señora Isabella estuvo esperando que la llam
El desayuno estuvo muy ameno la novia de Franco era igual a él, muy chistosa, entre los dos hacen reír al más serio, ellos quieren mucho a mi niño, Marlon David los llama tíos, bueno no lo pronuncia con exactitud, pero entre balbuceos es lo que quiere decir, tío, esa palabra hace que Franco se vuelva loco de alegría. La señora Isabella no pierde tiempo, cuando los muchachos salen de la casa enseguida me toma de la mano y me sienta en el sofá. —Ahora sí, quiero que me cuentes todo lo que pasó anoche. —Señora Isabella, tenemos prohibido contar lo que ocurra en esas reuniones de invitados especiales, pero usted es diferente, yo confío en su discreción, no quiero problemas con el dueño del restaurante. —No te preocupes, yo no soy mujer de estar comentando cosas que no son de mi incumbencia, yo soy muy discreta, veo y callo, siempre y cuando no me afecte a mí, ni a los míos. —Señora Isabella, el espacio de arriba, el cual el personal tiene prohibido visitar, r
Sin lugar a dudas es el odioso turco el que está entrando por esa puerta, tengo que hacer algo de inmediato, no me puede ver. Sin pensarlo mucho me vuelvo a sentar en la mesa, gracias a Dios que la silla está de espalda a la entrada del salón, me siento bajo la mirada de sorpresa de Richard, lo veo y le digo con voz asustada. —Ayúdame. El mira a su alrededor, y luego me toma las manos que están temblando, creo que todo mi cuerpo tiembla. —Dime en qué te puedo ayudar. —El hombre que está entrando, no me puede ver. Richard busca hacia la puerta y lo mira. —El turco, ¿te refieres a él? —Sí, sácame de aquí por favor. —Está bien, quédate tranquila yo me encargo. Le hizo una seña a la muchacha que trabaja conmigo, ella se le acerca. —La señorita Fernanda se siente mal, la voy a sacar de aquí, pero no quiero que Frank lo note, ¿será que te puedes encargar de eso? —Claro Richard, yo me encargo, no te preocupes Fernanda. —Gr
Cuando salimos de la casa, ya los rayos del sol se estaban asomando, anunciando el amanecer, de día la casa se ve impresionante. Es una construcción moderna en medio de un ambiente natural. Todo el paisaje a su alrededor invita a la meditación, los árboles que cubren el sendero para llegar a la casa son inmensos, vestidos con grandes ramas. Rompo el silencio porque ya me estaba inquietando. —Gracias por ayudarme con lo del turco. —Ya me has dado las gracias, cantidad de veces. —Y te las seguiré dando. —Si estás tan agradecida, acepta mi oferta de trabajo. —Te dije que lo iba a pensar. Me deja en la puerta de la casa. —Ya sé dónde vives, en cualquier momento me aparezco por aquí. —¿Y eso para qué? —Voy a ser tu jefe, así que puedo venir a buscarte o a traerte. —Todavía no he aceptado tu oferta de trabajo. Sonríe y luego se aleja en su auto, por cierto es un auto último modelo. Entro a la casa con mucho cuidado p
Cuando entro a la casa la señora Isabella me está esperando, sentada en un sillón frente a la puerta principal. —Hija, gracias a Dios que llegaste, me tenías preocupada, ¿por qué llegas tan tarde? Ella hablaba, pero no se había dado cuenta en las condiciones que llegaba. —Ya el niño se durmió, le di un baño, su alimento y se quedó dormido. Cuando paso al lado de ella, se da cuenta de la venda en mi hombro. —Isabella hija ¿qué te pasó? La miro y me lanzo en sus brazos a llorar. —Cálmate hija, cuéntame. —El señor Frank intentó violarme. —¿Qué? —Sí, gracias a Dios pude defenderme, le rompí la cabeza. —Bien bueno que le rompiste la cabeza a ese desgraciado, ¿lo denunciaste? .—No. —¿Y por qué no? —¿Y si me acusa de agresión? —Tú lo acusas de intento de violación. —Eso no es tan fácil. —Caramba Fernanda, tú no pegas una, ahora ¿qué vamos hacer?. — La pregunta es,¿qué voy hacer? usted no tiene po
Feliz inicio de semana dirían por allí, yo espero que sea así, hoy es lunes, comienzo un nuevo trabajo, voy con nuevas expectativas, con muchas ganas de trabajar y de aprender. Esa mañana ya estoy lista para irme a mi nuevo trabajo cuando suena mi celular. —Buenos días, estoy cerca de tu casa ya paso por ti. —Buenos días, ya estoy lista. —A los pocos minutos ya el auto de Richard estaba frente a la casa. Al llegar no entro a su casa, me voy directamente a la oficina, Richard viene detrás de mí y abre la puerta, cuando veo un enorme ramo de rosas y a su lado una caja de bombones colocados en el nuevo escritorio. —¿Richar este ramo es para mí? —Por supuesto, aquí no hay más nadie, sólo tú y este caballero y para mí no son, yo soy un jefe muy atento con mis secretarias. Eso en lugar de halagarme me bajo el ánimo, osea que con todas sus secretarías hace lo mismo, por eso respondí sin entusiasmo. —¡Ah! Ya veo, gracias. —¿No te gustan
Ya han pasado varios días, mi trabajo me agrada, mi jefe es muy exigente, pero me gusta su manera de trabajar, todos los días aprendo algo nuevo, aparte que mi paga se considera buena. Richard me autorizó para ir a la casa y cocinar, aún cuando él no estuviese, casi siempre me va a buscar, cuando no puede me llama para que me vaya con Franco, en ocasiones me envía un taxi, así se va pasando el tiempo, nuestros acercamientos se van distanciando, cuando estamos en el anexo nuestra relación es profesional, cuando estamos en la casa sólo somos amigos. Una mañana me llama. —Fernanda, no vayas a la casa, te espero aquí en la oficina de la empresa. Llego a la empresa y me voy directamente a su oficina, al llegar veo a una mujer muy elegantemente vestida, estaba sentada en una silla cerca del escritorio, Richard al verme se levanta, —Fernanda te estaba esperando, necesito que me acompañes a una reunión. La mujer me queda viendo, no con buena cara. —Disc
¡Dios! ¿Qué es esto?, acaso es una declaración. " No necesito ir al casino, lo que quería ver, ahora lo veo en mi casa" No quiero hablar, ni siquiera lo quiero mirar, mejor me hago la loca, me tomo mi té y me voy, ahora no es momento para aclarar cosas. —Creo que ya es tarde, ¿me puedes llevar? —Claro, me tomo el té y nos vamos. —No sé por qué, en el auto, cuando íbamos muy callados se me ocurre y abro mi bocota. —¿Llamaste a Marcela? —Perdón, ¿Por qué tengo que llamar a Marcela? —En la oficina quedaste con ella que la ibas a llamar. —Gracias por recordármelo, dentro de un rato la llamo. . Después de un largo silencio, me pregunta. —¿Fernanda de verdad no te importa si vuelvo con Marcela? —¿Y por qué tiene que importarme? —Bueno, que no se diga que no lo intenté. Eso fue el comienzo de mi confusión, en realidad tengo mucho que agradecerle a Richard, cualquiera mujer se sentiría feliz que un hombre como él la enamor