Días después….—Me alegro tanto de que ya te sientas un poco mejor, sé que el dolor lo llevas por dentro pero de cualquier manera has sabido seguir adelante y estoy segura de que Patricia y los gemelos donde quiera que estén, deben estar contentos de que no te hayas dejado vencer por el dolor. —Pero eso en parte te lo agradezco a ti Ana Paula, creo que si tú no hubieras estado a mi lado no hubiera podido salir de la depresión y de la bebida. ¡Me has salvado!Le dijo mientras colocaba su manos sobre la de Ana Paula, pero ella enseguida se sintió un poco incómoda y la quitó con disimulo, ya que se estaba dando cuenta de que Leonardo la trataba de una forma muy distinta a como lo hacía antes. —Bueno, ya terminé de archivar todas las carpetas de los proveedores, ya puedes estar tranquilo porque todos los pagos están al día. —Bueno eso merece un brindis para agradecerte todo lo que has hecho por mi y por el hotel. —No Leo, la verdad es que ya me tengo que ir, hoy es el cumpleaño
Ana Paula estaba a punto de abrir la puerta, estaba feliz, y hasta sentía la misma emoción que aquella primera vez en la que hicieron el amor en Cancún.Cuando abrió la puerta su expresión se transformó por completo, la sonrisa de su rostro se desvaneció, no podía creer lo que tenía enfrente de ella. Luis José enseguida se separó de Marisol mientras esta tapaba sus pechos, Ana Paula solo exclamó: —¿Pero qué significa esto? ¡No puedo creer que hayas sido capaz de hacerme algo así! —Ana Paula cariño no es lo que estás pensando yo…—¡No seas cínico! ¿Cómo te atreves a decirme que no es lo que estoy pensando? ¿Y qué se supone que estás haciendo con esta zorra encuerada? ¡Ah ya sé, le estás haciendo un estudio de anatomía. Perdón por interrumpirte en tu trabajo. Marisol solo trataba de recoger el vestido del piso para poder vestirse, mientras Luis José permanecía de pie detrás del escritorio tratando de tapar sus encantos con una carpeta que tomó rápidamente. —Ana Paula, yo…yo
Leonardo se quedó pensando por unos minutos qué le iba a decir a Luis José, estaba molesto por lo que le había hecho a Ana Paula, así que le respondió: —Luis José con todo respeto, pero creo que no es el momento para que hables con ella después de lo que le acabas de hacer. —¿Disculpa? ¿Entonces eso quiere decir que mi mujer sí está en el hotel? —Sí, llegó muy afectada con lo que le hiciste y no quiere hablar contigo. —Mira Leonardo, te agradezco que la hayas recibido en tu hotel, pero te recuerdo que esto es un asunto entre ella y yo, y ni tú ni nadie se deben meter. Dile a Ana Paula que salgo inmediatamente a buscarla, ella tiene que estar en su casa con sus hijos. —Creo que venir a hacer un escándalo a esta hora de la noche no te va a ser quedar muy bien, además te advierto que si vienes con esa actitud te voy a negar el acceso a mi hotel. Creo que lo más conveniente es que al menos esperes hasta mañana y la dejes tranquila. Leonardo le colgó el teléfono y Luis José s
Leonardo no cabía de la felicidad cuando vio llegar a Ana Paula al hotel con sus tres hijos, a los que quería como suyos. —Son todos bienvenidos, ya mandé a preparar sus habitaciones, quiero que se sientan como en casa. —Gracias Leonardo, no tengo como agradecerte todo lo que estás haciendo por mi y los niños. Pero esto solo va a ser temporal porque desde hoy comienzo a buscar un lugar donde vivir, quiero que mis hijos estén bien. —Pero no tienes que irte de aquí, te lo he dicho muchas veces, este hotel es tan tuyo como mío y quiero que te sientas como en casa. Y por cierto ¿Cómo lo han tomado los niños?—Pues ellos creen que solo serán unas vacaciones en el hotel del tío Leonardo, y están súper contentos por eso, no he tenido el valor de decirles la verdad, ellos quieren mucho a su padre y no quisiera que se decepcionaran de él. —Bueno, tarde o temprano tendrás que decírselos. Ellos son unos niños muy inteligentes y ya están grandecitos, así que estoy seguro de que lo van
Ana Paula sintió que el mundo se le caía encima, por su parte Luis José no salía de su asombro, no podía creer que cuando por fin había convencido a Ana Paula de que fuera a hablar con él, Marisol en cuestión de segundos había destruido todo. —¿Pero qué has dicho? Eso no puede ser, es imposible, tú no puedes estar embarazada. —¿Imposible? ¡Claro que no es imposible! ¿Se te olvida que hicimos el amor aquí en este mismo lugar? Ana Paula ya no soportaba escuchar una palabra más, estaba obstinada y enseguida tomó su bolso y exclamó: —¡Bueno ya basta! Me marcho de aquí, no tengo por qué seguir escuchando todo esto. —No te vayas cariño, por favor espera tenemos que hablar. —¡Suéltame! No se te ocurra ponerme un dedo encima Luis José, esto se acabó definitivamente. —Pero no puedes irte así, eres mi esposa y tenemos unos hijos que dependen de nosotros, debemos aclarar muchas cosas aún, por favor no tomes una decisión de la que te puedas arrepentir después.—¿Ah soy tu esposa?
—Como sabrá tiene una deuda muy alta que tiene que pagar en un plazo muy corto, de no hacerlo perdería toda la clínica y la demanda de los inversionistas terminarían por llevarlo a la cárcel, a menos que salde su deuda o se declare en quiebra, lo que traería como consecuencia que tenga que cerrar la clínica inmediatamente. —¡No! No puedo declararme en quiebra, y tampoco quiero cerrar mi clínica, han sido años de trabajo y mucho esfuerzo. Prácticamente tengo toda mi vida invertida aquí. —Entonces eso quiere decir que tiene el dinero para poder saldar la deuda millonaria que tiene ¿No es así señor Luis José? Enseguida bajó la mirada y se quedó en silencio, sabía que no podía saldar una deuda tan grande como esa. —Por su silencio me doy cuenta que es obvio que no posee esa cantidad de dinero. ¿O me equivoco?—No, no se equivoca, pues no tengo esa suma de dinero en el banco, pero puedo conseguirla, todo es cuestión de tiempo para que la clínica vuelva a tener las ganancias q
En todo ese tiempo Luis José terminó viviendo al lado de Marisol pero nunca quiso casarse con ella, tuvieron una hermosa niña a la que llamaron Marijose, la pequeña se parecía mucho a su padre, no cabía la menor duda de que era su hija. Él se enfocó en cuidarla y protegerla, fue un consuelo para él en vista de que no podía ver con la frecuencia que quería a los hijos que tuvo con Ana Paula. —¿Pero por qué no para de llorar Marijose? — preguntó angustiado Luis José, Marisol la tenía cargada pero no había manera de que se calmara. —Ya no sé qué hacer, no quiere comer. Me parece que está muy pálida y la noto cada día más débil. —Voy a llevarla a la clínica para que le hagan un estudio completo, la verdad es que no me gusta mucho esa palidez que tiene.—¿A la clínica de Ana Paula? —Sí, ni modo que pretendas que voy a llevar a la niña a la medicatura de quinta en la que trabajo, allí ni siquiera hay algodón para curar a un paciente. —Pero no me parece buen idea, la verdad es q
Cuando Luis José entró con su pequeña hija de la mano, se quedó sorprendido de lo bella que estaba Ana Paula. Lucía una falda ceñida al cuerpo con una blusa de seda blanca, la cual combinó con unos accesorios muy elegantes que la hacían ver verdaderamente regia como toda una ejecutiva. Cargaba suelta su larga cabellera y eso sin lugar a dudas la hacía ver muy sensual. Mientras que él, andaba sencillamente vestido, aunque aún conservaba mucha de su ropa fina de cuando estuvo casado con ella, no podía ocultar la mala situación económica que tenía. —¡Ana Paula! Qué bella estás. Ella por su parte trataba de controlarse, su corazón palpitaba a millón, observaba a Luis José y al mismo tiempo a la pequeña niña, luego trató de disimular para que este no se diera cuenta de lo nerviosa que estaba por volverlo a ver. —Gracias Luis José, ¿Y esa pequeña es..tu hija?—Sí, ella es Marijose. Ana Paula se acercó y se inclinó para saludar a la pequeña, era realmente una ternura.—Hola Mar