Leonardo se quedó pensando por unos minutos qué le iba a decir a Luis José, estaba molesto por lo que le había hecho a Ana Paula, así que le respondió: —Luis José con todo respeto, pero creo que no es el momento para que hables con ella después de lo que le acabas de hacer. —¿Disculpa? ¿Entonces eso quiere decir que mi mujer sí está en el hotel? —Sí, llegó muy afectada con lo que le hiciste y no quiere hablar contigo. —Mira Leonardo, te agradezco que la hayas recibido en tu hotel, pero te recuerdo que esto es un asunto entre ella y yo, y ni tú ni nadie se deben meter. Dile a Ana Paula que salgo inmediatamente a buscarla, ella tiene que estar en su casa con sus hijos. —Creo que venir a hacer un escándalo a esta hora de la noche no te va a ser quedar muy bien, además te advierto que si vienes con esa actitud te voy a negar el acceso a mi hotel. Creo que lo más conveniente es que al menos esperes hasta mañana y la dejes tranquila. Leonardo le colgó el teléfono y Luis José s
Leonardo no cabía de la felicidad cuando vio llegar a Ana Paula al hotel con sus tres hijos, a los que quería como suyos. —Son todos bienvenidos, ya mandé a preparar sus habitaciones, quiero que se sientan como en casa. —Gracias Leonardo, no tengo como agradecerte todo lo que estás haciendo por mi y los niños. Pero esto solo va a ser temporal porque desde hoy comienzo a buscar un lugar donde vivir, quiero que mis hijos estén bien. —Pero no tienes que irte de aquí, te lo he dicho muchas veces, este hotel es tan tuyo como mío y quiero que te sientas como en casa. Y por cierto ¿Cómo lo han tomado los niños?—Pues ellos creen que solo serán unas vacaciones en el hotel del tío Leonardo, y están súper contentos por eso, no he tenido el valor de decirles la verdad, ellos quieren mucho a su padre y no quisiera que se decepcionaran de él. —Bueno, tarde o temprano tendrás que decírselos. Ellos son unos niños muy inteligentes y ya están grandecitos, así que estoy seguro de que lo van
Ana Paula sintió que el mundo se le caía encima, por su parte Luis José no salía de su asombro, no podía creer que cuando por fin había convencido a Ana Paula de que fuera a hablar con él, Marisol en cuestión de segundos había destruido todo. —¿Pero qué has dicho? Eso no puede ser, es imposible, tú no puedes estar embarazada. —¿Imposible? ¡Claro que no es imposible! ¿Se te olvida que hicimos el amor aquí en este mismo lugar? Ana Paula ya no soportaba escuchar una palabra más, estaba obstinada y enseguida tomó su bolso y exclamó: —¡Bueno ya basta! Me marcho de aquí, no tengo por qué seguir escuchando todo esto. —No te vayas cariño, por favor espera tenemos que hablar. —¡Suéltame! No se te ocurra ponerme un dedo encima Luis José, esto se acabó definitivamente. —Pero no puedes irte así, eres mi esposa y tenemos unos hijos que dependen de nosotros, debemos aclarar muchas cosas aún, por favor no tomes una decisión de la que te puedas arrepentir después.—¿Ah soy tu esposa?
—Como sabrá tiene una deuda muy alta que tiene que pagar en un plazo muy corto, de no hacerlo perdería toda la clínica y la demanda de los inversionistas terminarían por llevarlo a la cárcel, a menos que salde su deuda o se declare en quiebra, lo que traería como consecuencia que tenga que cerrar la clínica inmediatamente. —¡No! No puedo declararme en quiebra, y tampoco quiero cerrar mi clínica, han sido años de trabajo y mucho esfuerzo. Prácticamente tengo toda mi vida invertida aquí. —Entonces eso quiere decir que tiene el dinero para poder saldar la deuda millonaria que tiene ¿No es así señor Luis José? Enseguida bajó la mirada y se quedó en silencio, sabía que no podía saldar una deuda tan grande como esa. —Por su silencio me doy cuenta que es obvio que no posee esa cantidad de dinero. ¿O me equivoco?—No, no se equivoca, pues no tengo esa suma de dinero en el banco, pero puedo conseguirla, todo es cuestión de tiempo para que la clínica vuelva a tener las ganancias q
En todo ese tiempo Luis José terminó viviendo al lado de Marisol pero nunca quiso casarse con ella, tuvieron una hermosa niña a la que llamaron Marijose, la pequeña se parecía mucho a su padre, no cabía la menor duda de que era su hija. Él se enfocó en cuidarla y protegerla, fue un consuelo para él en vista de que no podía ver con la frecuencia que quería a los hijos que tuvo con Ana Paula. —¿Pero por qué no para de llorar Marijose? — preguntó angustiado Luis José, Marisol la tenía cargada pero no había manera de que se calmara. —Ya no sé qué hacer, no quiere comer. Me parece que está muy pálida y la noto cada día más débil. —Voy a llevarla a la clínica para que le hagan un estudio completo, la verdad es que no me gusta mucho esa palidez que tiene.—¿A la clínica de Ana Paula? —Sí, ni modo que pretendas que voy a llevar a la niña a la medicatura de quinta en la que trabajo, allí ni siquiera hay algodón para curar a un paciente. —Pero no me parece buen idea, la verdad es q
Cuando Luis José entró con su pequeña hija de la mano, se quedó sorprendido de lo bella que estaba Ana Paula. Lucía una falda ceñida al cuerpo con una blusa de seda blanca, la cual combinó con unos accesorios muy elegantes que la hacían ver verdaderamente regia como toda una ejecutiva. Cargaba suelta su larga cabellera y eso sin lugar a dudas la hacía ver muy sensual. Mientras que él, andaba sencillamente vestido, aunque aún conservaba mucha de su ropa fina de cuando estuvo casado con ella, no podía ocultar la mala situación económica que tenía. —¡Ana Paula! Qué bella estás. Ella por su parte trataba de controlarse, su corazón palpitaba a millón, observaba a Luis José y al mismo tiempo a la pequeña niña, luego trató de disimular para que este no se diera cuenta de lo nerviosa que estaba por volverlo a ver. —Gracias Luis José, ¿Y esa pequeña es..tu hija?—Sí, ella es Marijose. Ana Paula se acercó y se inclinó para saludar a la pequeña, era realmente una ternura.—Hola Mar
Ambos estaban ansiosos por saber el diagnóstico de la pequeña Marijose, el doctor tenía una expresión de preocupación que ponía aún más nervioso a Luis José. —Bueno después de muchas pruebas que se han hecho en tiempo record a petición de la señora Ana Paula, hemos detectado que la niña tiene leucemia. —¡Dios mío no puede ser, mi hija no puede tener leucemia. Ana paula se llevó las manos a la boca, estaba impactada con la noticia y le daba mucho pesar ver a Luis José sufriendo de esa forma tan desgarradora. —No sé qué decirte Luis José, no me puedo imaginar como te sientes, la verdad es que me causa mucho dolor verte así. Pero todo tiene solución, debe haber alguna forma que podamos encontrar para poder ayudar a la pequeña. ¿No es así doctor? —Efectivamente como usted dice señora Ana Paula, hay una opción que pudiera salvarle la vida a la niña, y el señor Luis José como médico debe saber a qué me refiero. La única alternativa es que se realice cuanto antes un traspla
Leonardo al ver a Ana Paula entrar al hotel muy cabizbaja, no dudó un segundo en preguntarle:—Ana Paula ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste? ¿Acaso te pasó algo en la clínica?—Hola Leo, ¿Y los niños dónde están?—Están en la sala de cine viendo una película. Pero dime ¿Qué te pasa? —Luis José fue a verme a la clínica. —¿Qué has dicho? ¿Pero por qué fue a verte después de tanto tiempo? —Su hija tiene leucemia y necesita urgente un donante.—¡Dios mío! Pero qué lamentable. ¿Pero y qué tienes tú que ver con todo eso? —Tiene una mala situación económica y yo le puse la clínica a la orden para que pueda realizarle todo el tratamiento a su hija. —Definitivamente tienes un corazón muy grande, porque después de todo lo que te hizo otra en tu lugar le hubiera dado la espalda, y más tratándose de la hija que tuvo con su amante. Ana Paula suspiró pero no dijo nada, se veía visiblemente afectada con lo que estaba pasando. —¿Pero estás así por la enfermedad de esa n