Ana Paula sintió que el mundo se le caía encima, por su parte Luis José no salía de su asombro, no podía creer que cuando por fin había convencido a Ana Paula de que fuera a hablar con él, Marisol en cuestión de segundos había destruido todo. —¿Pero qué has dicho? Eso no puede ser, es imposible, tú no puedes estar embarazada. —¿Imposible? ¡Claro que no es imposible! ¿Se te olvida que hicimos el amor aquí en este mismo lugar? Ana Paula ya no soportaba escuchar una palabra más, estaba obstinada y enseguida tomó su bolso y exclamó: —¡Bueno ya basta! Me marcho de aquí, no tengo por qué seguir escuchando todo esto. —No te vayas cariño, por favor espera tenemos que hablar. —¡Suéltame! No se te ocurra ponerme un dedo encima Luis José, esto se acabó definitivamente. —Pero no puedes irte así, eres mi esposa y tenemos unos hijos que dependen de nosotros, debemos aclarar muchas cosas aún, por favor no tomes una decisión de la que te puedas arrepentir después.—¿Ah soy tu esposa?
—Como sabrá tiene una deuda muy alta que tiene que pagar en un plazo muy corto, de no hacerlo perdería toda la clínica y la demanda de los inversionistas terminarían por llevarlo a la cárcel, a menos que salde su deuda o se declare en quiebra, lo que traería como consecuencia que tenga que cerrar la clínica inmediatamente. —¡No! No puedo declararme en quiebra, y tampoco quiero cerrar mi clínica, han sido años de trabajo y mucho esfuerzo. Prácticamente tengo toda mi vida invertida aquí. —Entonces eso quiere decir que tiene el dinero para poder saldar la deuda millonaria que tiene ¿No es así señor Luis José? Enseguida bajó la mirada y se quedó en silencio, sabía que no podía saldar una deuda tan grande como esa. —Por su silencio me doy cuenta que es obvio que no posee esa cantidad de dinero. ¿O me equivoco?—No, no se equivoca, pues no tengo esa suma de dinero en el banco, pero puedo conseguirla, todo es cuestión de tiempo para que la clínica vuelva a tener las ganancias q
En todo ese tiempo Luis José terminó viviendo al lado de Marisol pero nunca quiso casarse con ella, tuvieron una hermosa niña a la que llamaron Marijose, la pequeña se parecía mucho a su padre, no cabía la menor duda de que era su hija. Él se enfocó en cuidarla y protegerla, fue un consuelo para él en vista de que no podía ver con la frecuencia que quería a los hijos que tuvo con Ana Paula. —¿Pero por qué no para de llorar Marijose? — preguntó angustiado Luis José, Marisol la tenía cargada pero no había manera de que se calmara. —Ya no sé qué hacer, no quiere comer. Me parece que está muy pálida y la noto cada día más débil. —Voy a llevarla a la clínica para que le hagan un estudio completo, la verdad es que no me gusta mucho esa palidez que tiene.—¿A la clínica de Ana Paula? —Sí, ni modo que pretendas que voy a llevar a la niña a la medicatura de quinta en la que trabajo, allí ni siquiera hay algodón para curar a un paciente. —Pero no me parece buen idea, la verdad es q
Cuando Luis José entró con su pequeña hija de la mano, se quedó sorprendido de lo bella que estaba Ana Paula. Lucía una falda ceñida al cuerpo con una blusa de seda blanca, la cual combinó con unos accesorios muy elegantes que la hacían ver verdaderamente regia como toda una ejecutiva. Cargaba suelta su larga cabellera y eso sin lugar a dudas la hacía ver muy sensual. Mientras que él, andaba sencillamente vestido, aunque aún conservaba mucha de su ropa fina de cuando estuvo casado con ella, no podía ocultar la mala situación económica que tenía. —¡Ana Paula! Qué bella estás. Ella por su parte trataba de controlarse, su corazón palpitaba a millón, observaba a Luis José y al mismo tiempo a la pequeña niña, luego trató de disimular para que este no se diera cuenta de lo nerviosa que estaba por volverlo a ver. —Gracias Luis José, ¿Y esa pequeña es..tu hija?—Sí, ella es Marijose. Ana Paula se acercó y se inclinó para saludar a la pequeña, era realmente una ternura.—Hola Mar
Ambos estaban ansiosos por saber el diagnóstico de la pequeña Marijose, el doctor tenía una expresión de preocupación que ponía aún más nervioso a Luis José. —Bueno después de muchas pruebas que se han hecho en tiempo record a petición de la señora Ana Paula, hemos detectado que la niña tiene leucemia. —¡Dios mío no puede ser, mi hija no puede tener leucemia. Ana paula se llevó las manos a la boca, estaba impactada con la noticia y le daba mucho pesar ver a Luis José sufriendo de esa forma tan desgarradora. —No sé qué decirte Luis José, no me puedo imaginar como te sientes, la verdad es que me causa mucho dolor verte así. Pero todo tiene solución, debe haber alguna forma que podamos encontrar para poder ayudar a la pequeña. ¿No es así doctor? —Efectivamente como usted dice señora Ana Paula, hay una opción que pudiera salvarle la vida a la niña, y el señor Luis José como médico debe saber a qué me refiero. La única alternativa es que se realice cuanto antes un traspla
Leonardo al ver a Ana Paula entrar al hotel muy cabizbaja, no dudó un segundo en preguntarle:—Ana Paula ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste? ¿Acaso te pasó algo en la clínica?—Hola Leo, ¿Y los niños dónde están?—Están en la sala de cine viendo una película. Pero dime ¿Qué te pasa? —Luis José fue a verme a la clínica. —¿Qué has dicho? ¿Pero por qué fue a verte después de tanto tiempo? —Su hija tiene leucemia y necesita urgente un donante.—¡Dios mío! Pero qué lamentable. ¿Pero y qué tienes tú que ver con todo eso? —Tiene una mala situación económica y yo le puse la clínica a la orden para que pueda realizarle todo el tratamiento a su hija. —Definitivamente tienes un corazón muy grande, porque después de todo lo que te hizo otra en tu lugar le hubiera dado la espalda, y más tratándose de la hija que tuvo con su amante. Ana Paula suspiró pero no dijo nada, se veía visiblemente afectada con lo que estaba pasando. —¿Pero estás así por la enfermedad de esa n
Ana Paula se plantó enfrente de ella y le dijo llena de coraje:— ¿Cómo tienes el descaro de venir a pedirme algo así después de que por tu culpa mi matrimonio se destruyó? — Señora Ana Paula, yo lamento que las cosas hayan pasado de esa forma; pero con todo respeto, si Luis José de verdad la hubiera amado no le hubiera sido infiel ni conmigo ni con ninguna otra mujer.— ¡Cállate! ¡Pero qué insolencia de tu parte decirme eso! ¿Qué sabes tú de lo que era nuestra relación? Teníamos un matrimonio feliz hasta que llegaste tú y te le metiste por los ojos.— ¡Pero no lo obligué señora! El punto es que ya eso pasó, entiendo como se siente, pero ya no podemos cambiar el destino. Hoy Luis José está conmigo y tenemos una hija que necesita de un trasplante para poder seguir viviendo. Y la única que puede ayudarnos a que nuestra hija viva es usted. A menos que quiera usar a mi hija para vengarse. — ¡Cállate! ¿Pero cómo te atreves si quiera a decir algo así? Por mu
—Después de una exahustiva evaluación hemos llegado a la conclusión de que la señora Ana Paula puede ser la donante. Luis José enseguida abrazó a Ana Paula mientras corrían las lágrimas por su rostro, fue un momento bastante especial para ambos ya que la vida los había unido en una situación que ninguno de los dos llegó si quiera a imaginar que algún día podía pasar. Luego cuando se separaron no pudieron evitar mirarse a los ojos, no podían negar que aún sentían algo muy especial que los hacía estremecer cuando estaban cerca. Sin embargo, estaba el doctor presente y enseguida disimularon mientras el médico sin perder tiempo agregó: —Bueno señores, voy a hacer todos los arreglos para que hagamos el transplante lo antes posible. —Gracias doctor, no tengo palabras para agradecerle todo lo que está haciendo por mi hija. El doctor le dio unas palmadas en el hombro mientras le decía: —Mejor dele las gracias a la señora Ana Paula, ella es la que está corrriendo con todos los gas