Horas después, Nelson me llevó de regreso a casa. La tensión en el ambiente se palpaba, mientras él se enfrentaba a mis padres, asumiendo audazmente que él era el padre del hijo que yo esperaba. Pero la verdadera sorpresa estaba reservada para Luis José.Él, esperaba de Nelson lo peor, ya que llegó con su habitual aire de altivez, y se había anticipado a que él venía dispuesto a sacar a relucir la verdad. Luis José se estaba preparando para el choque que esto iba a generar en mis padres y especialmente para las consecuencias que Abril enfrentaría cuando la verdad saliera a la luz. Sin embargo, quedó atónito cuando Nelson, con una sonrisa sarcástica, se dirigió a mis padres:— Bueno, suegritos, Ana Paula me ha dado la excelente noticia de que seré padre. Así que he venido a asumir mi responsabilidad como todo un caballero. No soy como otros que se esconden tras la falda de una mujer. Yo sé enfrentar mis obligaciones y voy a cumplirle a Ana Paula como ella se lo merece.El comentar
El sentir de nuevo los labios de Luis José, me hizo estremecer una vez más, sabía que estaba mal, pero no entendía por qué él tenía ese efecto en mí. En ese momento, la cordura se desvaneció. Solo quería que ese instante fuera eterno.Nunca había sentido algo igual, y estaba segura de que él también lo experimentaba. Sin embargo, lo aparté de mí mientras sollozaba:— ¡No, Luis José! Esto no está bien. ¿No te das cuenta de que mi hermana Abril está en la otra habitación a tan solo unos pasos de aquí? Esto es una , esto no debe pasar de nuevo.Él me miró con intensidad. —Ana Paula, te amo. — susurró. —Después de lo que vivimos en Cancún, no puedo estar con Abril. Esto que siento por ti es mucho más fuerte que yo. Y por esa razón no puedo permitir que te cases con Nelson.— No puedo cancelar la boda. Todo está en marcha, aunque quisiera detenerlo.— Pero Ana Paula, aún estamos a tiempo de decir la verdad. No puedo vivir sin ti. ¿Cómo es posible que Nelson aceptara casarse contigo despué
Yo intentaba hacer todo lo posible por calmarme, pero Abril notó que algo me inquietaba. La habitación estaba sumida en la oscuridad, solo la luz de la luna se filtraba por las cortinas. Abril se acercó a mi, con los ojos llenos de preocupación, mientras Luis José ya se encontraba escondido debajo de la cama.— Vine a hablarte de Luis José — dijo Abril en voz baja.Fue inevitable no sentir un nudo en mi garganta. ¿Qué podría ser tan urgente como para despertarme a esa hora de la noche? ¿Será que ya se enteró de toda la verdad? ¡Ay Dios mío! Estaba hecha un manojo de nervios. — ¿De Luis José? — pregunté, tratando de ocultar mi nerviosismo, pero mi cara me delataba, estaba realmente aterrada, en ese momento solo quería que ocurriera cualquier desastre natural como un terremoto que me librara de ese trago amargo. — Sí, hermana. Es grave. Luis José no está en nuestra habitación. Se fue sin decirme a dónde iba, y mira la hora. Es más de la medianoche, y estas son horas en las que no ha l
En el camino hacia lo que sentía sería mi peor pesadilla, mi padre me susurró en voz baja:— Ana, hijita, por favor quita esa cara. Pareciera que en vez de casarte con el padre de tu hijo, vas a firmar tu sentencia de muerte. Sonríe, mira que esta boda multiplicará nuestra fortuna.Me puse aún más nerviosa. Mi pobre padre no sabía que Nelson, desde ese momento, era el dueño de gran parte de mis bienes. Fingí una sonrisa que me costó muchísimo, porque lo único que quería era llorar.Cuando mi padre finalmente me entregó a Nelson, él se acercó y me besó en la mejilla, susurrándome al oído:— Esta noche serás mía, amorcito.La sonrisa fingida desapareció de mi rostro. No podía imaginar estar íntimamente con el hombre que me había despojado de todo y al que no amaba. Mi cuerpo se estremeció; quería tener el poder de huir, pero lamentablemente ya era demasiado tarde.Abril estaba sentada al lado de Luis José, tomándolo de la mano como si sintiera que podía escaparse y abandonarla. La expre
Mi hermana Abril estaba allí, sin entender lo que había querido decir Nelson, miraba a todos esperando que le dieran una explicación. — ¿Y bien? ¿No me van a decir qué está sucediendo? ¿Acaso se trata de Ana Paula? Tanto Luis José como yo, manteníamos la mirada puesta en Nelson, él nos tenía en sus manos en ese momento. De él dependía que ocurriera una verdadera desgracia. De pronto se decidió a abrir su bocota diciendo: — La verdad a la que nos referíamos, es que Ana Paula y yo, hemos decidido que Luis José y tú, sean los padrinos de nuestro hijo. Queríamos darte una sorpresa, pero tu maridito lo acaba de estropear todo. Sentí un gran alivio al escuchar que Nelson había decidido no delatarnos ante Abril, sin embargo, esa idea de elegir como padrinos a Luis José, y a mi hermana , fue la canallada más grande que pudo habérsele ocurrido. Abril abrió los ojos sorprendida, y por supuesto su alegría no se hizo esperar: — ¿Es en serio? ¿De verdad quieren que Luis
La atmósfera se volvió sombría en un instante cuando todos se enteraron de la fatal tragedia. Mis padres estaban consternados, y los padres de Nelson no podían ocultar su angustia. Abril, a mi lado, intentaba tranquilizarme, mientras Luis José, también presente, evaluaba el estado crítico de Nelson. Con voz firme, dijo: — Aún respira, pero no podemos moverlo. Debemos esperar a que llegue la ambulancia; su situación es grave. Yo me encontraba tirada en el suelo junto a Nelson con mi vestido manchado de sangre, aguardábamos ansiosos la llegada de la ayuda médica. No hacía falta ser médico para comprender la gravedad de su estado. Minutos después, la ambulancia apareció. Mi padre, al verme con el vestido de novia ensangrentado, sugirió: — Ana Paula, Luis José debería ir en la ambulancia. Él es médico y puede asistir a los paramédicos durante el traslado a la clínica. Tú estás demasiado nerviosa; ve a cambiarte para después alcanzarlos. Luis José aceptó sin titubear. A pesar de la riv
La madre de Nelson me miraba esperando por mi respuesta, sin embargo yo me sentía aturdida, no sabía cómo explicarle que antes del accidente estábamos discutiendo porque yo había decidido no ser su mujer en lo que se suponía era nuestra luna de miel. Sin mencionar que ese nieto que ella esperaba con ansias, no era de su adorado y único hijo. — Ana Paula, te has quedado callada y te has puesto pálida. ¿Acaso pasa algo que yo no sé? Solo quiero saber qué sucedió antes del accidente, porque aun no entiendo qué hacían mi hijo y tú fuera de la casa y en medio de la calle cuando estaban en plena celebración de su boda. Y para colmo la persona que lo atropeyó se dio a la fuga. — Señora Catalina, lo que pasa es que Nelson… es que… él me pidió que saliéramos de la fiesta porque estaba muy tomado y quería irse. Y… entonces… No sabía cómo encontrar una excusa que sonara coherente, me sentía completamente perdida. Pero como cosas de Dios, justo en ese preciso momento, apa
Una semana después…Había pasado una semana desde el accidente de Nelson; fueron días sumamente difíciles, pero su condición delicada había mejorado. El médico decidió trasladarlo de la unidad de cuidados intensivos a una habitación privada para que continuara allí con su recuperación. Sin embargo, junto con esta buena noticia, llegó el momento inevitable: debíamos revelarle la verdad sobre su invalidez permanente.Esa mañana, me levanté temprano y me dirigí directamente a la clínica. Necesitaba estar allí cuando el médico le diera la devastadora noticia. El peso de ese momento me oprimía; sabía lo difícil que sería para Nelson, especialmente considerando su vida social activa que ahora se veía truncada. Y cada minuto que pasaba me sentía más responsable por su desgracia.(…)Mientras caminaba por el pasillo hacia las habitaciones de los pacientes, me encontré cara a cara con Luis José, lo cual me sorprendió.—¿Qué haces aquí? le espeté.—Hola, Ana Paula, respondió con calma.—¡Te hic