—Hola ¿Quién es por favor? Mi corazón latía a mil por horas mientras esperaba saber quién llamaba a esa hora de la madrugada, por supuesto esperábamos la llamada de los secuestradores para fijar el día y el lugar en donde íbamos a entregar el dinero para el rescate de nuestra hija.Pero de pronto vi una expresión de asombro y felicidad en el rostro de Luis José, que me hizo inmediatamente sentir la ansiedad de saber qué era lo que estaba pasando.—¡Gracias detective! Saldremos inmediatamente para allá. —¿Qué pasa Luis José? ¿Quién era? ¿Acaso son noticias de nuestra hija?Luis José me miró mientras corrían las lágrimas por su rostro pero era una expresión de felicidad que era más que evidente, él inmediatamente sonrió mientras me decía llorando pero de alegría:—Ana Paula mi amor, ¡Apareció nuestra hija! Está sana y salva y la tienen en la comisaría.—¿Qué? ¿Es en serio? ¿Pero cómo y cuándo? ¡Tenemos que ir inmediatamente! ¡Dios mío qué felicidad! No lo puedo creer, al fin voy
Después de enterarnos de La cruel verdad, no me quedó otra cosa que analizar que Abril había sido la única culpable de toda nuestras desgracias. Aquel día cuando me enteré de la muerte de mi madre, fue para mí un fuerte shock que hizo que tuviera el accidente cerebral, que encima me mantuvo en coma durante meses haciéndome perder la memoria y además quitándome la posibilidad de poder ver crecer a mi hija. Tanto Guillermo como mi hermana Abril, estaban completamente enfermos de la mente, ya que ambos hicieron que Luis José y yo nos tuviéramos que separar.Ya estaba un poco más tranquila aunque sin lugar a dudas el dolor lo llevaba por dentro, era como si me acabara de enterar de la muerte de mi madre, revivir a que el episodio tan doloroso de mi vida fue sin lugar a dudas la peor de las pesadillas. Había llegado el momento que tanto habíamos esperado, pero especialmente yo, que estaba tan ansiosa de poder ver y abrazar a mi pequeña hijita. El detective nos llevó al cubículo en donde
Días después…Habían pasado dos semanas desde que habíamos recuperado a nuestra pequeña hija, durante esos días Luis José y yo habíamos estado muy ocupados buscando un apartamento cómodo en donde pudiéramos vivir hasta que Lola tuviera sus documentos legales y así poder regresar a México.El apartamento que rentamos era muy acogedor ya que estaba ubicado en Manhattan y la vista era impresionante, se podía ver toda la ciudad. Mi pequeña y hermosa hija ya estaba acostumbrándose poco a poco a mí, la enseñé a que me llamara “mamá” cada día aprendía un poco más de ella con la ayuda de Luis José y también de Lola que me enseñaba todo lo que le gustaba ya que ella la estaba cuidando desde que Ana Beatriz era tan solo una bebé. Estábamos muy contentos viviendo como una familia a pesar de que Luis José y yo aún estábamos casados con nuestras ex parejas. Sin embargo aquella mañana tuvimos una visita inesperada que vino a traernos una gran felicidad, se trataba de Barradas, aunque todavía me
La verdad es que Luis José me había sorprendido por completo, jamás me imaginé que algo así pudiera suceder tan pronto y mucho menos que tuviera el anillo de compromiso guardado durante tanto tiempo sin decirme nada. La pequeña Beatriz que se encontraba en los brazos de su abuelo sonreía y aplaudía con sus manitas como si supiera lo que estaba pasando, sin lugar a dudas fue uno de los momentos más felices que había vivido después del nacimiento de mi hija.Me incliné hacia él y le di mi mano mientras le decía emocionada:—Sí cariño, claro que acepto casarme contigo. Luis José me colocó el anillo y luego me besó tiernamente en los labios, Barradas y Lola gritaron de felicidad mientras nos felicitaban llenos de mucha alegría. —Bueno tenemos que brindar por este momento tan especial. — dijo Luis José mientras que Lola enseguida exclamó:—Voy por las copas y una botella de champán. Fue un momento realmente tierno, yo no dejaba de besar y abrazar a Luis José, sentía que por fin habí
Rubén cayó al piso ensangrentado mientras se agarraba con fuerza el cuello, miraba con una expresión de horror a Abril mientras se desvanecía en el piso. No podía hablar, solo mantenía su mano presionando la herida tratando de evitar la hemorragia pero sin embargo, ya no había nada que hacer, la herida era tan profunda que había cortado la vena aorta. Era lamentable que un hombre como Rubén con una profesión brillante como lo es la medicina, se dejara arrastrar por el vicio del juego y del alcohol. Al final sus días terminaron en manos de la persona a la que tanto había extorsionado, aprovechándose de su debilidad y demencia. Abril estaba aterrada después de caer en cuenta del delito que había cometido, aún mantenía el trozo de botella en la mano y cuando lo miró y se vio la mano ensangrentada le dio una especie de ataque de pánico y lanzó el vidrio al piso. Se acercó a Rubén con miedo y lo tocó, quería estar segura de que estuviera muerto, al darse cuenta que ya no tenía
Abril vagaba aquella noche por las calles de una de las zonas más peligrosas de Nueva York, caminaba sin rumbo fijo, y tratando de refugiarse del frío terminó durmiendo cerca de un basurero rodeada de indigentes que le dieron de lo poco que tenían para comer.Había carteles con su foto y la de Rubén por toda la ciudad en donde estaban solicitados por la policía, uno de los indigentes que se encontraba cerca de ella la reconoció al ver la foto que se encontraba pegada en una de las viejas paredes de aquel suburbio y enseguida la señaló diciéndole:—La de la foto eres tú, te están buscando por secuestro y asesinato.Ella temblorosa no solamente por el estado de nervios que tenía sino por el frío de la noche y lo poco abrigada que se encontraba, le respondió molesta:—¡Eso no es verdad! Yo no soy una asesina, todo eso es mentira. —Si no fuera verdad no estarías en ese cartel señalada de ser una criminal, debes valer unos cuantos dólares, si voy a la policía y les digo en dónde te pue
Una semana después…—¿Qué te parece amor? ¿Verdad que la vista es hermosa desde aquí? Se ve todo el océano. —Sí, es bonita. — respondió Luis José un poco cabizbajo y desanimado. No podía superar aún que estuviéramos en la casa de mi padre en Cancún. —Amor, por favor ya quita esa cara, no me gusta que estés así tan deprimido, entiende que aquí lo más importante es que estamos juntos y que muy pronto vamos a casarnos. —Mi amor yo estoy feliz de que estemos juntos, pero lo que pasa es que no me siento cómodo viviendo en esta casa. Mira a tu alrededor, todo está ocupado con pinturas de Guillermo, hasta en la habitación todavía están sus cosas personales. ¿Cómo puedo estar tranquilo viviendo en una casa en la que me siento como un completo intruso? —Entiendo como te sientes, pero esto es solo temporal, hasta que podamos comprar nuestra propia casa, comprende que lo hicimos solo como una manera preventiva de estar lejos de Abril. —Tienes razón mi amor, soy un tonto. Es que te amo
Luis José y yo habíamos comenzado a organizar toda la casa y a recoger las pertenencias de Guillermo, que a decir verdad eran bastantes, ya que había vivido en esa casa muchos años antes de conocerme. Para evitar un conflicto mayor yo me encargué de recoger sus cosas personales que aún estaban en nuestra habitación, y Luis José se fue al que era su estudio en donde tenía todos los materiales de pintura y cuadros que ya había terminado y que en algún momento pensaba exponer en alguna galería de arte. Todo marchaba viento en popa, habíamos decidido casarnos en el registro civil más cercano y luego hacer una pequeña celebración en casa pero por supuesto sin invitados, ya que en Cancún no teníamos a nadie conocido y además no queríamos que la noticia se expandiera por medidas de seguridad, ya que la idea era que Abril no se enterara en dónde estabamos. Él estaba colocando en una caja todos los materiales de pintura de Guillermo, pero le llamó la atención que había un cuadro con medidas