La cafetería parecía más pequeña de lo que recordaba. Tal vez era la presencia de Ethan lo que comprimía el espacio, haciéndolo más claustrofóbico de lo que debería. Me removí en mi silla, buscando una postura cómoda, pero el peso invisible de su mirada hacía que cada intento de relajarme fuera inútil.—He estado pensando mucho en nosotros, Harmony. En lo que teníamos y en cómo lo arruiné —murmuró, su voz era apenas un susurro.Mis manos se tensaron sobre la mesa, y un torrente de recuerdos indeseados invadió mi mente. Ethan y yo habíamos compartido algo que en su momento parecía sólido, pero que terminó siendo frágil. Y, después de tanto tiempo, él volvía como si pudiera reescribir el final.—¿De verdad? —pregunté, incapaz de ocultar el sarcasmo en mi tono—. ¿Qué fue lo que arruinaste exactamente, Ethan? ¿Las mentiras o el hecho de que nunca te detuviste a pensar en cómo me afectaba todo? —Sus ojos se oscurecieron, y una chispa de arrepentimiento pareció cruzar su rostro. Aunque part
El reloj marcaba las nueve de la noche cuando finalmente llegué a mi departamento. Cerré la puerta detrás de mí, pero no fue suficiente para que mi mente dejara de repetir las palabras de Chasse durante la reunión de esa tarde. Su insistencia, su manera de afirmar que todo lo que me pasaba era asunto suyo… Era como si estuviera tratando de ponerme en una jaula sin que yo me diera cuenta.Me dejé caer en el sofá, soltando un suspiro pesado. Había escapado a mi apartamento para no ver a Chasse mientras las cosas se estaban complicando más de lo que esperaba. Ethan había vuelto con sus promesas vacías, y Chasse parecía cada vez más posesivo, aunque tratara de disimularlo bajo su fachada profesional.Saqué mi teléfono y me quedé mirando la pantalla en blanco por un momento, sopesando si debía llamarlo. No quería hablar con Chasse, pero tampoco quería enfrentarme al caos que había dejado Ethan a solas. Antes de decidir, el sonido del timbre me sobresaltó.—¿Quién será a esta hora? —murmuré
Mi cabeza era un torbellino de pensamientos mientras miraba por la ventana de mi oficina. Las nubes grises que cubrían el cielo parecían reflejar el caos que se había instalado en mi interior desde el enfrentamiento de ayer. Ethan y Chasse en la misma sala… era una bomba de tiempo que no quería volver a presenciar. Pero, ¿cómo podía evitarlo cuando ambos parecían decididos a estar en mi vida, aunque yo no lo pidiera?El ruido del teléfono interrumpió mi ensimismamiento. Lo tomé de mala gana.—Harmony Phillips, ¿en qué puedo ayudarte? —La voz de Chasse al otro lado de la línea hizo que mi estómago se revolviera. Su tono era frío y formal, pero sabía que debajo de esa fachada había emociones contenidas.—Necesito que vengas a mi oficina ahora mismo —dijo sin más.—¿Ahora? —pregunté, mirando los documentos que tenía pendientes en mi escritorio.—No es una solicitud, Harmony. Es una instrucción —respondió antes de colgar.Suspiré y dejé el teléfono sobre la mesa con algo de fuerza. Había
El aire en mi oficina parecía más denso de lo habitual. Había intentado concentrarme en los informes que tenía pendientes, pero cada vez que mi mente vagaba, volvía al enfrentamiento con Chasse. Sus palabras se repetian una y otra vez en mi cabeza: “No voy a permitir que algo o alguien interfiera con lo que estamos construyendo.” ¿Qué estábamos construyendo exactamente? ¿Un matrimonio falso o algo real que ambos temíamos admitir?Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos. Antes de que pudiera contestar, la puerta se abrió y, como había sospechado, Chasse apareció en el umbral. Su semblante era serio, y sus ojos azules me miraban con algo que no reconocí inmediatamente.—¿Tienes un minuto? —preguntó, aunque su tono indicaba que no aceptaría un no por respuesta.—Claro —respondí, dejando el informe que apenas había comenzado a leer.Chasse cerró la puerta tras de sí y se acercó a mi escritorio. No se sentó, sino que se quedó de pie, con las manos en los bolsillos de su impecabl
El día comenzó como cualquier otro en la oficina, con un desfile de correos electrónicos urgentes y reuniones interminables. Pero había algo en el aire que hacía que todo se sintiera distinto, como si las piezas invisibles de un rompecabezas comenzaran a encajar lentamente.Chasse había estado inusualmente callado desde la conversación sobre Ethan. Aunque se había mostrado comprensivo y hasta alentador, su distancia emocional en los días siguientes me hacía pensar que algo más lo preocupaba. Sabía que, con él, siempre había más de lo que se veía en la superficie.Estaba terminando de revisar un informe cuando la puerta de mi oficina se abrió sin previo aviso. No era necesario mirar para saber quién era. Solo Chasse tenía la audacia de irrumpir así.—Harmony, necesito hablar contigo —dijo. Levanté la vista y lo encontré apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una expresión indescifrable en el rostro.—¿Es algo urgente? —pregunté, aunque sabía que lo era. Con Chasse,
El día amaneció con un aire de incertidumbre, pero también con una extraña tranquilidad. Mi rutina de los últimos meses había adquirido un tinte diferente desde la confesión de Chasse. Cada interacción, cada cruce de miradas, parecía estar cargado de un significado que ambos entendíamos, aunque ninguno de los dos se atrevía a mencionar.Estaba sentada en mi escritorio, revisando una propuesta de marketing para una nueva línea de productos de la empresa, cuando Chasse apareció en la puerta. No tocó, simplemente se apoyó en el marco y me miró con esa mezcla de autoridad y calidez que tan bien sabía manejar.—Harmony, necesito que vengas a la reunión con el equipo de Nueva York. —Su voz era directa, pero había un deje de algo más, algo que solo yo podía captar.—Claro. Dame un minuto para terminar esto. —Asentí sin levantar la vista, intentando aparentar que mi corazón no había dado un salto al verlo.—Te espero en la sala de juntas. —Dicho eso, desapareció tan rápido como había llegado.
El amanecer trajo consigo un cielo gris que reflejaba el estado de mi mente. Había pasado toda la noche en vela, debatiéndome entre las palabras de Chasse y mi propia incapacidad para aceptar lo que sentía. Su confesión había sido como un terremoto, sacudiendo cada rincón de mi alma y dejando expuestas grietas que ni siquiera sabía que existían.Escape antes que despertara del apartamento y llegué temprano a la oficina, con la esperanza de organizar mis pensamientos antes de enfrentarme a él. Pero no importaba cuánto intentara concentrarme en los informes apilados sobre mi escritorio, su voz seguía resonando en mi cabeza."Esto... lo que tenemos... vale la pena."¿Cómo se suponía que debía reaccionar a eso? Había pasado tanto tiempo convenciéndome de que nuestra relación era puramente profesional, un arreglo práctico sin cabida para emociones. Pero ahora, todo parecía diferente. Él parecía diferente.—Buenos días, Harmony —dijo una voz detrás de mí, sacándome de mis pensamientos.Me gi
El sonido del agua corriendo en la cocina fue lo primero que escuché esa mañana. Me estiré en la cama, dejando que el suave aroma del café recién hecho me invadiera. Vivir con Chasse era una mezcla de caos y calma. Había momentos en los que nuestras personalidades chocaban como tormentas eléctricas, pero otros, como este, en los que todo parecía encajar perfectamente.Me levanté lentamente y me puse la bata. Al llegar al umbral de la cocina, me apoyé contra el marco de la puerta, observándolo. Chasse estaba de espaldas, vistiendo una camiseta gris ajustada que delineaba sus hombros fuertes. Movía la espátula con destreza, preparando algo que parecía un omelette.—¿Desde cuándo te volviste chef? —pregunté con una sonrisa. Chasse giró la cabeza, lanzándome una mirada rápida antes de volver su atención a la sartén.—Desde que descubrí que mi prometida no es fan de los desayunos en cama —respondió con tono burlón. Rodé los ojos, entrando a la cocina.—Los desayunos en cama son un desastre