Si creía que aquel lugar solo se trataba de habitaciones para los invitados estaba totalmente equivocada. Samara comenzó a seguir a Lucca por un largo pasillo, donde terminó preguntándose cuándo terminaría. No fue hasta que una puerta blanca se abre para ellos que descubre lo que realmente era ese lugar.Una gran sala de masajes con un sauna al final, decorado con aquellas luces cálidas que te metían en una sintonía diferente. El lugar estaba vacío, aunque parecía que lo habían usado hace poco tiempo, había aroma a vainilla en el aire.—¿Entonces? —ella entrecierra los ojos y lo mira—Entonces vas a ir al vestidor, quitarte la ropa, ponerte la bata y venir a una de estas camillas —señala a unos pocos metros.—Mhm. ¿No te acuerdas de que tengo una barriga justo ahora? —ella levanta una ceja—Si, y también hay una de esas. Mi madre la compró cuando una de mis primas se embarazó, así que estoy seguro de que va a servirte.—¿Y dónde está mi masajista? —Lucca sonríe en su dirección—Bueno,
Pov SamaraMil veces maldito.De todo lo que podía haber sucedido allí, tenía que pasar algo justamente sexual. Sé que no puedo permitirme todo esto, se supone que es un engaño para el resto de las personas, nuestro casamiento ni siquiera es real, el embarazo fue producto de un maldito tratamiento y tengo que mantenerme tan lejos de cualquier sentimiento como pueda.Ya me pasó con Zyan, fui una estúpida que se dejó llevar por los sentimientos y terminé sola, sin nada más. Esto no es diferente, sé que no tiene que ver con un matrimonio por amor, ni siquiera con un hijo deseado por los dos. La vida nos trajo hasta aquí e intento lidiar con toda la m****a, pero sentir algo por él es lo que tengo que evitar.Simplemente no quiero que todo se vuelva a poner de cabeza en mi vida, pero parece que quiero sabotearme a mí misma con esto y odio eso.Me miro al espejo del baño privado que hay en la habitación y tiro agua sobre mi cara, tratando de calmarme. Quiero llorar, pero no lo hago, sé que t
Ella estaba realmente furiosa con todo esto.Se negaba a sentir cualquier cosa por él, el sexo y el cariño no arreglarían nada, y para ser sincera, estaba harta.Ella nunca había sido el tipo de mujer que necesitara de un hombre, su madre la había criado con otro tipo de valores, donde podía ser autosuficiente. Entonces todo cambió cuando el lazo familiar se rompió y no tuvo otro remedio que irse con Zyan.M*****a sea la hora en la que decidió aquello.De alguna u otra manera la vida siempre le terminaba pegando en el rostro y hacerle saber que necesitaría de un hombre para continuar. Primero había sido su padre, después fue Zyan y ahora él. Todo el mundo parecía querer tener algo a cambio, y ella no estaba segura de poder seguir con todo esto.Apoyando su frente contra las palmas de su mano, sentada en una banca del jardín derecho, la mujer siente unos pasos acercándose. No tenía que ser adivina para saber de quién se trataba, solo que no estaba dispuesta a tener esta conversación.—¿
La vida en la finca no había sido la misma desde que ella se largó. Zyan había perdido la cabeza y se rehusaba a aceptar que realmente lo había abandonado. Se sentía humillado al saber que ella ahora estaba casada con alguien más, pero al menos mantenía una pequeña esperanza de que volviera. —Señor, Holder me avisó de que están de regreso en la casa —dice Samuel —Bien —el hombre sonríe—. Entonces vamos a darle una buena visita y la traeremos de nuevo. Reune a todos. —Enseguida, señor. Aún no sabía que estaba dispuesto a hacer para que ella volviera, pero tenía que darle una visita. Encontraría alguna manera. Él estaba a punto de salir cuando su teléfono sonó. Sabía de quién se trataba y era realmente muy importante, por lo que se encerró en el despacho, dejando a sus hombres afuera. —Señor Blake, que sorpresa recibir su llamado. ¿Tengo que pensar que algo anda mal? —No, Zyan. Sin embargo, quiero hablar contigo de algo muy importante. Nuestros jefes tienen un problema con que est
Ambos se habían tomado el día libre para acomodarse en la casa, sobre todo ella, que tenía que organizar su habitación. Lucca no había querido ir a trabajar todavía, esperaría hasta el próximo día.Ella estaba organizando uno de los regalos que le habían llegado aquella mañana cuando escucha que tocan la puerta. Lucca estaba recargado en el umbral mientras mantenía una sonrisa tranquila.—Oye, ¿Tienes un minuto?—Si, ¿Sucedió algo?—No, no exactamente. Tengo algo que mostrarte —él aclara su garganta y se acerca hacia ella—. Es algo que se me ocurrió mientras nos íbamos de viaje, supongo que te gustará.—¿Mientras nos íbamos de viaje? —ella frunce el ceño—. Bueno, entonces sorpréndeme.—Bien. Acompáñeme, señorita.Ella lo mira cuando cruza a su lado, al parecer él estaba entusiasmado con esto también. Podía ver su alegría desde que habían ido a la consulta, y a pesar de lo que había pasado en Hawái, las cosas estaban yendo bien.Lucca se adelanta unos pasos y abre aquella puerta doble
No tenía miedo a lo que él pudiera decir, pero ya estaba cansada de todo esto. Nunca se rendiría, sabía perfectamente que él no era esa clase de persona, ni siquiera con una advertencia. Esa fue la razón por la que decidió tener un arma en primer lugar, no es porque le gustara jugar a la mafiosa, sino porque creía que se sentiría protegida de él.—¿Hasta cuándo piensas torturarme, Zyan? —la mujer aprieta sus labios al mismo tiempo que el teléfono en su mano, cuando no hay nadie en la sala—No tomes esto como si hubiera empezado todo esto en primer lugar. Déjame hablar contigo, porque tampoco me gusta estar persiguiéndote por todo el país.—¿Para qué quieres verme?—Para solucionarlo.—Mira, si se trata del dinero...—¿Por qué se trataría de eso? Llegó el bolso con el efectivo, no busco que pagues más que eso. Solo quiero verte.¿Él acaba de decir que llegó un bolso?—No hay nada que podamos hablar tu y yo. No insistas, todo se acabó desde el momento en el que decidiste sacarme de tu v
Pov SamaraA pesar del pensamiento de Zyan queriendo aparecer, las semanas comenzaron a pasar con tranquilidad. Nunca hubiera pensado que un lugar tan ajeno y nuevo pudiera sentirme en casa, pero lo cierto es que pocas veces me sentí tan a gusto.Lucca trabajaba la mayor parte del día, y no me quejaba, también estaba intentando meterme en mi computadora. Descansaba a veces de la silla y caminaba por la mansión, lo cual me hizo pensar que debería intentar salir a otro lugar.Todo resultó mucho mejor de lo que imaginaba. Lucca respetaba mi espacio y la mayoría de las veces nos encontrábamos en la sala cuando llegaba de la oficina. Compartíamos la cena y charlábamos antes de ir a la cama. Fue cierto cuando dijo que podíamos ser amigos, él era una gran compañía.No me quejo de lo que tengo, pero sé que no es eterno. Odio estar en este lado de mi vida siempre, pero no lo puedo evitar, tampoco es que quiero vivir en una burbuja absurda donde se cumplirán todos mis deseos.Las cosas nunca re
La mujer caminaba por la cinta mientras su mente volaba por alguna parte. Aún se sentía una estúpida por volver a pensar en sus padres, pero era un asunto que no estaba resuelto. Saber que probablemente los vería en la noche no le dejaba muy tranquila, menos sabiendo la discordia que había entre la familia Birdwhistle y la suya. En algún momento debería resolver aquello, pero no estaba demasiado preparada para que sea hoy. Sin embargo, tenía otros asuntos qué resolver. —¿Estás nerviosa? Lucca aparece con su ropa de gimnasio unos minutos después. Últimamente parecía tan alegre que ya no lograba relacionarlo con el hombre que vio por primera vez, y se preguntó por un momento la razón por la que había actuado de esa manera. —¿Tú no? —le responde mientras hace una mueca —No estoy seguro de saber si es bueno o malo conocer a mis suegros —él sonríe cuando la ve poniendo los ojos en blanco— ¿Crees que puede llegar a ser tan malo? —No lo sé. Mis padres no son como los tuyos y no estoy se