Pov LuccaLa primera vez que vi a Samara en la empresa, podía decir que realmente no me pude fijar en su belleza. Tenía tanta carga encima, con todo el asunto del sorpresivo embarazo y la idea de que ella se negara a mis planes, que todo quedó en segundo plano.Cuando la estuve buscando los tres siguientes meses, pensé en que era una mujer realmente hermosa. Sin embargo, ninguno de mis pensamientos se adecuaba a lo que era. Tenía un cuerpo de escándalo, la mujer ni siquiera tenía que hacer un esfuerzo por ello, podía sonreírte o mirarte de aquella forma cuando se enoja que inmediatamente la quieres.Ahora me siento perdido, porque no quiero que esto vuelva a ocurrir. Me siento atraído físicamente, pero siento que en algún punto su personalidad me seduce. Ella tiene algo que ni siquiera sabe que lo tiene, pero que descubro. Apenas pasaron horas desde que volví a encontrarla y es suficiente para que me mantenga atrapado.En estos momentos puedo fingir que no me asusta. Decir que podríam
Samara agradecía el hecho de haber podido dormir al menos dos horas más después de la pesadilla y todo era gracias al él. Nunca pensó que podría llorar frente a alguien con tanta facilidad, pero la situación la había superado. Estaba sensible como la m****a con el embarazo, ahora tenía antojos de comer cualquier cosa que no le gustaba y el cansancio la abrumaba. La vuelta al complejo fue inevitable cuando la lluvia se detuvo. Los caminos no estaban en la mejor situación, pero al menos podrían regresar. —Oh, querido. Que bueno que estén bien —lo abraza su madre al llegar—. La tormenta fue terrible. —Hawái nos recibió bien —él sonríe—. No te preocupes, nos quedamos en el hotel, todo estuvo perfecto. ¿Dónde están los demás? —Tomando un café. ¿Podrías adelantarte un momento? Quiero hablar con ella, por favor —la mirada de Lucca fue hacia Samara —Bien. Estaré por allí si necesitas alguna cosa. El beso en la frente sorprendió a la mujer, pero no dijo nada. Ella había hecho un suspiro
Si creía que aquel lugar solo se trataba de habitaciones para los invitados estaba totalmente equivocada. Samara comenzó a seguir a Lucca por un largo pasillo, donde terminó preguntándose cuándo terminaría. No fue hasta que una puerta blanca se abre para ellos que descubre lo que realmente era ese lugar.Una gran sala de masajes con un sauna al final, decorado con aquellas luces cálidas que te metían en una sintonía diferente. El lugar estaba vacío, aunque parecía que lo habían usado hace poco tiempo, había aroma a vainilla en el aire.—¿Entonces? —ella entrecierra los ojos y lo mira—Entonces vas a ir al vestidor, quitarte la ropa, ponerte la bata y venir a una de estas camillas —señala a unos pocos metros.—Mhm. ¿No te acuerdas de que tengo una barriga justo ahora? —ella levanta una ceja—Si, y también hay una de esas. Mi madre la compró cuando una de mis primas se embarazó, así que estoy seguro de que va a servirte.—¿Y dónde está mi masajista? —Lucca sonríe en su dirección—Bueno,
Pov SamaraMil veces maldito.De todo lo que podía haber sucedido allí, tenía que pasar algo justamente sexual. Sé que no puedo permitirme todo esto, se supone que es un engaño para el resto de las personas, nuestro casamiento ni siquiera es real, el embarazo fue producto de un maldito tratamiento y tengo que mantenerme tan lejos de cualquier sentimiento como pueda.Ya me pasó con Zyan, fui una estúpida que se dejó llevar por los sentimientos y terminé sola, sin nada más. Esto no es diferente, sé que no tiene que ver con un matrimonio por amor, ni siquiera con un hijo deseado por los dos. La vida nos trajo hasta aquí e intento lidiar con toda la m****a, pero sentir algo por él es lo que tengo que evitar.Simplemente no quiero que todo se vuelva a poner de cabeza en mi vida, pero parece que quiero sabotearme a mí misma con esto y odio eso.Me miro al espejo del baño privado que hay en la habitación y tiro agua sobre mi cara, tratando de calmarme. Quiero llorar, pero no lo hago, sé que t
Ella estaba realmente furiosa con todo esto.Se negaba a sentir cualquier cosa por él, el sexo y el cariño no arreglarían nada, y para ser sincera, estaba harta.Ella nunca había sido el tipo de mujer que necesitara de un hombre, su madre la había criado con otro tipo de valores, donde podía ser autosuficiente. Entonces todo cambió cuando el lazo familiar se rompió y no tuvo otro remedio que irse con Zyan.M*****a sea la hora en la que decidió aquello.De alguna u otra manera la vida siempre le terminaba pegando en el rostro y hacerle saber que necesitaría de un hombre para continuar. Primero había sido su padre, después fue Zyan y ahora él. Todo el mundo parecía querer tener algo a cambio, y ella no estaba segura de poder seguir con todo esto.Apoyando su frente contra las palmas de su mano, sentada en una banca del jardín derecho, la mujer siente unos pasos acercándose. No tenía que ser adivina para saber de quién se trataba, solo que no estaba dispuesta a tener esta conversación.—¿
La vida en la finca no había sido la misma desde que ella se largó. Zyan había perdido la cabeza y se rehusaba a aceptar que realmente lo había abandonado. Se sentía humillado al saber que ella ahora estaba casada con alguien más, pero al menos mantenía una pequeña esperanza de que volviera. —Señor, Holder me avisó de que están de regreso en la casa —dice Samuel —Bien —el hombre sonríe—. Entonces vamos a darle una buena visita y la traeremos de nuevo. Reune a todos. —Enseguida, señor. Aún no sabía que estaba dispuesto a hacer para que ella volviera, pero tenía que darle una visita. Encontraría alguna manera. Él estaba a punto de salir cuando su teléfono sonó. Sabía de quién se trataba y era realmente muy importante, por lo que se encerró en el despacho, dejando a sus hombres afuera. —Señor Blake, que sorpresa recibir su llamado. ¿Tengo que pensar que algo anda mal? —No, Zyan. Sin embargo, quiero hablar contigo de algo muy importante. Nuestros jefes tienen un problema con que est
Ambos se habían tomado el día libre para acomodarse en la casa, sobre todo ella, que tenía que organizar su habitación. Lucca no había querido ir a trabajar todavía, esperaría hasta el próximo día.Ella estaba organizando uno de los regalos que le habían llegado aquella mañana cuando escucha que tocan la puerta. Lucca estaba recargado en el umbral mientras mantenía una sonrisa tranquila.—Oye, ¿Tienes un minuto?—Si, ¿Sucedió algo?—No, no exactamente. Tengo algo que mostrarte —él aclara su garganta y se acerca hacia ella—. Es algo que se me ocurrió mientras nos íbamos de viaje, supongo que te gustará.—¿Mientras nos íbamos de viaje? —ella frunce el ceño—. Bueno, entonces sorpréndeme.—Bien. Acompáñeme, señorita.Ella lo mira cuando cruza a su lado, al parecer él estaba entusiasmado con esto también. Podía ver su alegría desde que habían ido a la consulta, y a pesar de lo que había pasado en Hawái, las cosas estaban yendo bien.Lucca se adelanta unos pasos y abre aquella puerta doble
No tenía miedo a lo que él pudiera decir, pero ya estaba cansada de todo esto. Nunca se rendiría, sabía perfectamente que él no era esa clase de persona, ni siquiera con una advertencia. Esa fue la razón por la que decidió tener un arma en primer lugar, no es porque le gustara jugar a la mafiosa, sino porque creía que se sentiría protegida de él.—¿Hasta cuándo piensas torturarme, Zyan? —la mujer aprieta sus labios al mismo tiempo que el teléfono en su mano, cuando no hay nadie en la sala—No tomes esto como si hubiera empezado todo esto en primer lugar. Déjame hablar contigo, porque tampoco me gusta estar persiguiéndote por todo el país.—¿Para qué quieres verme?—Para solucionarlo.—Mira, si se trata del dinero...—¿Por qué se trataría de eso? Llegó el bolso con el efectivo, no busco que pagues más que eso. Solo quiero verte.¿Él acaba de decir que llegó un bolso?—No hay nada que podamos hablar tu y yo. No insistas, todo se acabó desde el momento en el que decidiste sacarme de tu v