CAPÍTULO 16Al pelearse, al forcejear el uno con el otro, cayeron en la cama accidentalmente.Ella quedó encima del enorme pecho de Mark, quien tenia la respiración agitada y se lo notaba por si dificultad para respirar. El cabello largo de Luz caía sobre el rostro de él, el cual no parecía molestarle o picarle la piel.Mark le sujetó las muñecas cuando ella quizo golpearlo, cazándolas a tiempo. Ella forcejeó una vez más, soltando un jadeo.—¡Suéltame! —exclamó ella, con los dientes apretados mientras él la seguía sosteniendo.—¿O qué? Si apenas tienes fuerza para levantarte—le respondió él, en voz baja y burlándose de ella.Su rostro pequeño quería explotar de furia y él lo sabia, por eso se estaba divirtiéndola mucho viéndola así.—No me he olvidado de lo que me has hecho, y él día en que me toque vengarme lo haré, Mark. Lo juro.—¿Me estás amenazando?—Sí.Entonces en un giro inesperado y usando una maniobra rápida, ahora era Mark el que estaba encima de Luz con sus manos sujetadas
CAPÍTULO 17.Tras terminar de comer, llegó la hora de dormir y eso generó un conflicto porque Luz no tenia una habitación propia y debía dormir con él porque según este todas las habitaciones estaban sucias.Pero Luz se prometió así misma que esa seria la última noche y utilizaría el franco de mañana para limpiar una de ellas y vivir allí, lejos de él.La joven, tras ponerse el pijama de seda que tenia (y encima era el único), decidió crear una especie de mural entre los dos en el medio de la cama colocando un par de almohadas entre ellos.Mark puso los ojos en blanco.—¿En serio harás eso? —le preguntó él, creyendo que era una tonteria.—Se te da por abrazarme en la noche debido a la falta de amor que tienes—responde ella, irónica—. Así que olvídalo, las almohadas se quedan.Mark no se lo impidió.Las luces se apagaron, la luz de la luna estaba en lo más alto del cielo y como a Mark le gustaba dormir con las cortinas abiertas porque amaba la luz natural, aquella iluminación no tardó
CAPÍTULO 18Mark estaba impactado con lo que había descubierto. No podía creer lo que tenía ante sus ojos.Le saca una foto a la pantalla de la computadora de Luz y la guarda en donde estaba. Va directo al baño y se encierra en él, se lava la cara y se mira al espejo.Ya no puede confiar en nadie.Entonces recibe un llamado en su móvil. Es su colega, Cash.—Dime por favor que encontraste algo—le dijo Mark, sin poder evitar sorprendido.—Amigo, espero que te sientes porque te vas a caer cuando te enteres.—Sin rodeos, Cash ¿qué encontraste?—Tiene antecedentes involucrado con otros mafiosos, Mark. Y no son para nada amistosos.—Hija de puta—Mark hundió el rostro en una de sus manos—¡Dios! ¿Cómo no lo vi venir?—No sé cómo va la mano entre los dos pero no debes confiar en ella, Mark. Anda con cuidado.Luego de darle algunos detalles más, Mark le corta la llamada y se le ocurre una idea muy arriesgada pero una idea, en fin.Pero Cash vuelve a llamarlo y eso causa que su mal humor aumente
CAPÍTULO 19.Un disparo logra que la atención de todos vaya directo a la puerta de entrada del hospital.Mark había llegado con una entrada poco común: desenfundado su pistola, levantándola en dirección al techo y apretando el gatillo. La bala impactó contra el techo. El griterío se intensificó cuando una segunda bala salió, pero esta vez y con buena puntería (no quiere decir que el primer disparo fuera malo) fue directo a la pierna del atacante de Luz.El hombre cayó al suelo de manera inmediata, a los gritos.Luz no sabia de qué lado ponerse, si del lado de Mark que había llegado para salvarla, o del hombre quien era el padre de Dario, quien estaba en todo su derecho de desahogarse. Pero no era la manera.—Ah no señor, aquí el loco soy yo—gritó Mark, acercándose al sujeto que agonizaba en el suelo en posición fetal mientras su pierna se desangraba.Mark le pisó la cabeza y lo apuntó con el arma. Luz se acercó a Mark corriendo. Las sirenas de la policía se escuchaban a la distancia.
CAPÍTULO 20Minutos antes…Mark entró en pánico y amenazó con una pistola al personal de la clínica para que salvara a la protagonista femenina. De lo contrario, los mataría a todos.—¡¿Por qué les cuesta tanto reaccionar, por todos los cielos?! —les grita Mark sacado de quicio.Obviamente Luz estaba fuertemente alejada de la realidad debido al shock y no escuchó nada de lo que él les dijo.Nick intentó tomar en sus brazos a Luz para ayudarla pero Mark se resistió con la idea de que él la tocara porque no confiaba en él.—¡Pedazo de idiota no me vengas con tus celos ahora! —le gritó Nick, furioso, intentando ayudar a Luz.Mark no le quedó otra que confiar. Pero antes de que estos pudieran acordar en llevarla juntos, este se le acercó y lo miró directo a los ojos.—Te juro que si le pasa algo, voy a hacerte no solo responsable a ti, si no a todos los incompetentes de este sitio por no respetar el protocolo hospitalario ante un atentado ¿me escuchaste, idiota? —la ultima palabra lo hizo
CAPÍTULO 21.Luz está fuera de peligro.Descansa en una de las habitaciones del hospital bajo suero y otros calmantes. Ha sido un día duro, triste, en donde de nuevo el clima no ayuda demasiado y la lluvia no da tregua. Aquellas gotas pesadas dan contra el cristal de una de las ventanas.Mark está sentado en uno de los sofás, acompañándola. Le resulta extraño que ninguna amiga de ella esté allí para acompañarla. Varios médicos se acercaron para ver si situación y le estrechan la mano mientras descansa susurrándole dulces palabras y deseándole una pronta recuperación.El hombre se da cuenta que la única familia que tiene son aquellos doctores que parecen buenos. Al menos la cuidan de verdad.Mark la arropa, pasea por la habitación y mira, en volumen muy bajo, una novela que lo ha tenido enganchado desde el principio. No le gusta el futbol, le gustan las novelas románticas y eso no lo sabe nadie porque para él, seria un signo de burla para sus colegas.Luego de ir a la farmacia y conseg
CAPÍTULO 22.LUZ MARTIN.No esperaba que le hiciera de nuevo esa pregunta. Y él no parecía cansarlo en oírla. Al verme despertar, se levantó del sofa, bostezó y estiró sus brazos. Luego, se levantó tomándose su tiempo y se sentó en la cama, a la altura de los pies. El colchón se hunde.Escucho que llueve, creo que son las cinco de la tarde porque ha empezado a oscurecer y la luz del pasillo del hospital (está la puerta abierta) ya se encendieron automáticas.Mark, avergonzado, comienza a hablar.—Mi madre.—¿Eh?—Eres muy parecida a mi madre cuando era joven, Luz—le confiesa, conmovido—. Ella era una mujer muy bondadosa, tenia principios y no solía temerle al poder. Sin embargo, era demasiado ingenua.No esperaba que me comparara con su madre, ni mucho menos que me hablara de ella. Tenia que darle la razón con relación a nuestro parecido físico. La vi en aquel retrato en su casa así que no podía negarlo.—Y me enoja mucho tu ingenuidad porque siento que estás desprotegida, Luz.—Yo sé
Un pitido en mis orejas resultado del shock y aturdimiento que me provocó oír el nombre de Darío y ver su foto, sonriente, en la camilla del hospital. Se me llenaron los ojos de lagrimas al verlo así, tan frágil.Junto al reportero había dos personas masculinas más el padre de Dario, dando la cara.—…Se acusa a la doctora Luz Martín por mala praxis y…Mark apaga la tele al ver que estoy llorando sin hacer el más mínimo ruido, con los ojos en la pantalla.—Estos pedazos de mierda…—Mark deja la bandeja encima de la cama.—Mark ¿qué vas a hacer? ¿Qué tipo de chantaje dice? Si fue el padre de Darío el que me ha atacado. Yo debería denunciarlo a él, no a mí.—Esos hijos de puta querían dinero, por eso fueron atacarte al hospital. Solo hacia dejarían de molestarte.—¡¿Qué?!—grito, enloquecida.—Sí, le pagué a esos idiotas para que te dejaran en paz. Ahora regreso, tú come algo—sale, enojado de la habitación y con gran impotencia.***Mark envía un correo electrónico antes de salir de su cas