Un pitido en mis orejas resultado del shock y aturdimiento que me provocó oír el nombre de Darío y ver su foto, sonriente, en la camilla del hospital. Se me llenaron los ojos de lagrimas al verlo así, tan frágil.Junto al reportero había dos personas masculinas más el padre de Dario, dando la cara.—…Se acusa a la doctora Luz Martín por mala praxis y…Mark apaga la tele al ver que estoy llorando sin hacer el más mínimo ruido, con los ojos en la pantalla.—Estos pedazos de mierda…—Mark deja la bandeja encima de la cama.—Mark ¿qué vas a hacer? ¿Qué tipo de chantaje dice? Si fue el padre de Darío el que me ha atacado. Yo debería denunciarlo a él, no a mí.—Esos hijos de puta querían dinero, por eso fueron atacarte al hospital. Solo hacia dejarían de molestarte.—¡¿Qué?!—grito, enloquecida.—Sí, le pagué a esos idiotas para que te dejaran en paz. Ahora regreso, tú come algo—sale, enojado de la habitación y con gran impotencia.***Mark envía un correo electrónico antes de salir de su cas
CAPÍTULO 24.Tras regresar a casa, la noche cayó y Mark decidió ir a darse un baño caliente luego de lo agitado que estuvo el tema con el reportero. Tras abrir la puerta del baño, se llevó un susto de muerte tras ver a luz, con una bata de seda puesta que estaba ajustada en la cintura. La seda pálida se deslizaba con suavidad sobre su cuerpo.—Mierda, Luz—carraspea Mark, tras el susto, llevándose una mano al pecho—¿Qué haces parada? Deberías estar descansado, te recuerdo que te apuñalaron.—¿Sé puede saber dónde te metiste? —la calma en su voz es acusadora a la vez.Mark frunce el ceño.—¿Desde cuando te preocupas por mí? —realmente no se esperaba eso.—No me preocupo por ti. Me preocupa que fue lo que fuiste a hacer—le aclara.—No suelo hablar de lo que hablo para intentar proteger al que no debe oír o saber de mí—Mark endurece la voz.—Si se trata de mí me interesa saberlo—Luz se cruza de brazos y no parece estar afectada por la voz de Mark.—Luz, no se trata de ti.—Me estás mintie
CAPÍTULO 25.Luz Martin.El correr de los días hizo que la herida doliera menos, pero tampoco me había recuperado del todo. Seguía doliendo menos por la cantidad de antibióticos e ibuprofenos que tuve que tomar.Mark fue un caballero ayudándome a todo momento y cuando necesitaba algo no se tardaba en asistirme sin chistar ni soltar alguna queja. Ni siquiera lo oía refunfuñar. Lo que hacia que tomarle afecto poco a poco me fuera difícil porque se estaba portando como alguien que yo estuve buscando toda la vida.Pero no debía idealizarlo ni él a mí. Si estaba así era por culpa de…ni siquiera era su culpa porque fue el padre de Dario quien me hirió y el cual ahora tenia una restricción para que no se acercara a mí.Esa semana tocó a la puerta de mi habitación y asomó su cabeza, curioso. Yo estaba acostada, mirando una película para despejar mi cabeza. Últimamente me había desconectado tanto del consultorio que me había permitido descansar la mente también.—¿Puedo acompañarte? —me pregun
CAPÍTULO 26.—Mark.—¿Qué?—¿Mataste al reportero?Detiene su manera de pasar el paño en la herida. Me echo hacia atrás para que pueda concentrarme en responder mi pregunta. Mueve la cabeza en signo de negación, pero aun así no dice nada y sus ojos están mirando alguna parte del baño.Se pone de pie y empieza a cargar la tina. El baño empieza a llenarse de vapor. De pronto tengo algo de calor y la ropa empieza a picarme. Mark se endereza luego de meter su mano en el agua para sentir la temperatura. Asiente. Toma una toalla y se seca la mano.—No le hice nada, pero ganas no me faltaron—le contó él—. Le di la información que salió ayer en las noticias, no lo viste porque te quedaste dormida. Puedes demandar al canal por información falsa y porque te han manchado la imagen.—No quiero llenar mi cabeza de cosas que no deseo pensar más.Mark se da la vuelta y me mira la ropa.—Creo que deberías desvestirte. El agua está lista.No se mueve.—Y yo creo que deberías irte para que pueda hacerl
CAPÍTULO 27Luego de quince días, me quitaron los puntos y por fin pude volver a mi vida normal.Sinceramente mis ganas de regresar estaban por el piso porque me había generado un trauma volver y ver que todos habían recuperado su estabilidad emocional luego del ataque me hacia sentir algo celosa porque yo ni eso pude aún.Volver no me hizo bien, pensé que sí. Pero lo único que deseaba era volver a casa…si es que tenía una ahora mismo.Anhelaba mi viejo hogar, con mis muebles, mi intimidad y tranquilidad. Había enfocado todo mi tiempo en el trabajo y ahora, ya no disfrutaba lo que estaba haciendo porque vivía en un torbellino de miedo constante que alguien apareciera y me apuñalara de nuevo. Que me lastimara, que me tomara en contra de su voluntad y me matara allí mismo.No me sentía segura, nunca lo estuve.Entonces me suena el móvil.Tuve que agendar a Mark, el cual monitoreaba mi móvil en caso de seguridad. Estúpido loco.Atiendo la llamada.—Me mentiste—es lo primero que me dice t
CAPÍTULO 27 (parte 2)Luz no esperaba reaccionar así.Mark se había quedado sin palabras.Pero cuando ella estuvo a punto de seguir hablando, él se le adelantó, subiendo dos escalones de la escalera y sin pensarlo demasiado, la tomó de la nuca, la atrajo hacia él y le plantó un beso casi desesperado para que sus palabras, no arruinaran aquel momento.Luz estaba parada, con los ojos abiertos, tratando de procesar lo que estaba ocurriendo. Pero, empezó a relajarse y sus ojos pasaron de: abiertos, entrecerrados, sellados.Mark posó sus manos en su espalda y para su sorpresa, sintió las suaves manos de ella en su rostro.No fue un beso apasionado, ni mucho menos para quitarse la calentura que ambos tenían, fue uno de esos que significaron: “estoy haciendo lo posible para estar bien contigo”.O eso fue lo que pensó Mark cuando la besó. Cuando se animó, sabiendo que eso estaría mal.Luz, tenia la mente a mil por hora, pero su cuerpo actuó y sus manos tomaron la decisión de besarlo ella tamb
CAPÍTULO 28—¿Qué es esto, Luz? Respóndeme—me pregunta Mark, al borde de la irritación por mi falta de palabras.—No lo sé, no sabia que tenia esto aquí—me defiendo, pero ni siquiera mi respuesta lo convence porque sale de la cama, desnudo y me quita de la mano aquel objeto extraño que no recordaba tener.—Esto es tuyo ¿no sabes lo que es? —me pregunta, posicionando la moneda de oro frente a mí, en un intento inútil de hacerme recordar.—Te juro que no lo sé, Mark. Ni siquiera sabia que eso estaba en mi bolso—insisto.Su rostro, impasible, sigue igual y ninguna palabra hace que aquel gesto se relaje. Entonces lo veo vestirse deprisa mientras yo me siento en la cama, deseando que todo esto sea diferente.Ni siquiera recuerdo algún momento que metieran eso en mi bolso.—Mark, no es mío—insisto, mientras pasa por el proceso final de cuando uno se viste: las zapatillas.—Me sorprende a veces lo bien que actúas, Luz—carraspea, atándose las agujetas con velocidad.—¿Disculpa? Mark me estás
CAPÍTULO 29.—Hay algo que debo decirte, Mark.Las palabras de su tio hacen que él levante la vista y lo mire directo a los ojos. El hombre se sienta detrás de su imponente escritorio, preocupado. Cuando se pone de esa manera, tan serio y misterioso, Mark sabe que vendrán malas noticias.—La red de fraude que causaba problemas en realidad siempre había estado en contacto con la clínica de Luz Martin—Y el tío del protagonista masculino sacó los registros de las transacciones entre la red de fraude y la clínica—. Lo siento mucho, pero de verdad creo que esa mujer ha jugado contigo. Siempre le estaré agradecido por haberte salvado la vida aquella noche en la que te envíe a buscar los papeles y te hirieron. Pero esto no voy a perdonárselo nunca, Mark. Y tú deberías hacer lo mismo; dejarla ir y olvidarte de ella.Cabe mencionar que la información fue falsificada por el compañero de Luz, Nick (de hecho, fue el tío de Mark el que pidió que lo hiciera) y cuando Mark se enteró de ello, se derr