CAPÍTULO 19.Un disparo logra que la atención de todos vaya directo a la puerta de entrada del hospital.Mark había llegado con una entrada poco común: desenfundado su pistola, levantándola en dirección al techo y apretando el gatillo. La bala impactó contra el techo. El griterío se intensificó cuando una segunda bala salió, pero esta vez y con buena puntería (no quiere decir que el primer disparo fuera malo) fue directo a la pierna del atacante de Luz.El hombre cayó al suelo de manera inmediata, a los gritos.Luz no sabia de qué lado ponerse, si del lado de Mark que había llegado para salvarla, o del hombre quien era el padre de Dario, quien estaba en todo su derecho de desahogarse. Pero no era la manera.—Ah no señor, aquí el loco soy yo—gritó Mark, acercándose al sujeto que agonizaba en el suelo en posición fetal mientras su pierna se desangraba.Mark le pisó la cabeza y lo apuntó con el arma. Luz se acercó a Mark corriendo. Las sirenas de la policía se escuchaban a la distancia.
CAPÍTULO 20Minutos antes…Mark entró en pánico y amenazó con una pistola al personal de la clínica para que salvara a la protagonista femenina. De lo contrario, los mataría a todos.—¡¿Por qué les cuesta tanto reaccionar, por todos los cielos?! —les grita Mark sacado de quicio.Obviamente Luz estaba fuertemente alejada de la realidad debido al shock y no escuchó nada de lo que él les dijo.Nick intentó tomar en sus brazos a Luz para ayudarla pero Mark se resistió con la idea de que él la tocara porque no confiaba en él.—¡Pedazo de idiota no me vengas con tus celos ahora! —le gritó Nick, furioso, intentando ayudar a Luz.Mark no le quedó otra que confiar. Pero antes de que estos pudieran acordar en llevarla juntos, este se le acercó y lo miró directo a los ojos.—Te juro que si le pasa algo, voy a hacerte no solo responsable a ti, si no a todos los incompetentes de este sitio por no respetar el protocolo hospitalario ante un atentado ¿me escuchaste, idiota? —la ultima palabra lo hizo
CAPÍTULO 21.Luz está fuera de peligro.Descansa en una de las habitaciones del hospital bajo suero y otros calmantes. Ha sido un día duro, triste, en donde de nuevo el clima no ayuda demasiado y la lluvia no da tregua. Aquellas gotas pesadas dan contra el cristal de una de las ventanas.Mark está sentado en uno de los sofás, acompañándola. Le resulta extraño que ninguna amiga de ella esté allí para acompañarla. Varios médicos se acercaron para ver si situación y le estrechan la mano mientras descansa susurrándole dulces palabras y deseándole una pronta recuperación.El hombre se da cuenta que la única familia que tiene son aquellos doctores que parecen buenos. Al menos la cuidan de verdad.Mark la arropa, pasea por la habitación y mira, en volumen muy bajo, una novela que lo ha tenido enganchado desde el principio. No le gusta el futbol, le gustan las novelas románticas y eso no lo sabe nadie porque para él, seria un signo de burla para sus colegas.Luego de ir a la farmacia y conseg
CAPÍTULO 22.LUZ MARTIN.No esperaba que le hiciera de nuevo esa pregunta. Y él no parecía cansarlo en oírla. Al verme despertar, se levantó del sofa, bostezó y estiró sus brazos. Luego, se levantó tomándose su tiempo y se sentó en la cama, a la altura de los pies. El colchón se hunde.Escucho que llueve, creo que son las cinco de la tarde porque ha empezado a oscurecer y la luz del pasillo del hospital (está la puerta abierta) ya se encendieron automáticas.Mark, avergonzado, comienza a hablar.—Mi madre.—¿Eh?—Eres muy parecida a mi madre cuando era joven, Luz—le confiesa, conmovido—. Ella era una mujer muy bondadosa, tenia principios y no solía temerle al poder. Sin embargo, era demasiado ingenua.No esperaba que me comparara con su madre, ni mucho menos que me hablara de ella. Tenia que darle la razón con relación a nuestro parecido físico. La vi en aquel retrato en su casa así que no podía negarlo.—Y me enoja mucho tu ingenuidad porque siento que estás desprotegida, Luz.—Yo sé
Un pitido en mis orejas resultado del shock y aturdimiento que me provocó oír el nombre de Darío y ver su foto, sonriente, en la camilla del hospital. Se me llenaron los ojos de lagrimas al verlo así, tan frágil.Junto al reportero había dos personas masculinas más el padre de Dario, dando la cara.—…Se acusa a la doctora Luz Martín por mala praxis y…Mark apaga la tele al ver que estoy llorando sin hacer el más mínimo ruido, con los ojos en la pantalla.—Estos pedazos de mierda…—Mark deja la bandeja encima de la cama.—Mark ¿qué vas a hacer? ¿Qué tipo de chantaje dice? Si fue el padre de Darío el que me ha atacado. Yo debería denunciarlo a él, no a mí.—Esos hijos de puta querían dinero, por eso fueron atacarte al hospital. Solo hacia dejarían de molestarte.—¡¿Qué?!—grito, enloquecida.—Sí, le pagué a esos idiotas para que te dejaran en paz. Ahora regreso, tú come algo—sale, enojado de la habitación y con gran impotencia.***Mark envía un correo electrónico antes de salir de su cas
CAPÍTULO 24.Tras regresar a casa, la noche cayó y Mark decidió ir a darse un baño caliente luego de lo agitado que estuvo el tema con el reportero. Tras abrir la puerta del baño, se llevó un susto de muerte tras ver a luz, con una bata de seda puesta que estaba ajustada en la cintura. La seda pálida se deslizaba con suavidad sobre su cuerpo.—Mierda, Luz—carraspea Mark, tras el susto, llevándose una mano al pecho—¿Qué haces parada? Deberías estar descansado, te recuerdo que te apuñalaron.—¿Sé puede saber dónde te metiste? —la calma en su voz es acusadora a la vez.Mark frunce el ceño.—¿Desde cuando te preocupas por mí? —realmente no se esperaba eso.—No me preocupo por ti. Me preocupa que fue lo que fuiste a hacer—le aclara.—No suelo hablar de lo que hablo para intentar proteger al que no debe oír o saber de mí—Mark endurece la voz.—Si se trata de mí me interesa saberlo—Luz se cruza de brazos y no parece estar afectada por la voz de Mark.—Luz, no se trata de ti.—Me estás mintie
CAPÍTULO 25.Luz Martin.El correr de los días hizo que la herida doliera menos, pero tampoco me había recuperado del todo. Seguía doliendo menos por la cantidad de antibióticos e ibuprofenos que tuve que tomar.Mark fue un caballero ayudándome a todo momento y cuando necesitaba algo no se tardaba en asistirme sin chistar ni soltar alguna queja. Ni siquiera lo oía refunfuñar. Lo que hacia que tomarle afecto poco a poco me fuera difícil porque se estaba portando como alguien que yo estuve buscando toda la vida.Pero no debía idealizarlo ni él a mí. Si estaba así era por culpa de…ni siquiera era su culpa porque fue el padre de Dario quien me hirió y el cual ahora tenia una restricción para que no se acercara a mí.Esa semana tocó a la puerta de mi habitación y asomó su cabeza, curioso. Yo estaba acostada, mirando una película para despejar mi cabeza. Últimamente me había desconectado tanto del consultorio que me había permitido descansar la mente también.—¿Puedo acompañarte? —me pregun
CAPÍTULO 26.—Mark.—¿Qué?—¿Mataste al reportero?Detiene su manera de pasar el paño en la herida. Me echo hacia atrás para que pueda concentrarme en responder mi pregunta. Mueve la cabeza en signo de negación, pero aun así no dice nada y sus ojos están mirando alguna parte del baño.Se pone de pie y empieza a cargar la tina. El baño empieza a llenarse de vapor. De pronto tengo algo de calor y la ropa empieza a picarme. Mark se endereza luego de meter su mano en el agua para sentir la temperatura. Asiente. Toma una toalla y se seca la mano.—No le hice nada, pero ganas no me faltaron—le contó él—. Le di la información que salió ayer en las noticias, no lo viste porque te quedaste dormida. Puedes demandar al canal por información falsa y porque te han manchado la imagen.—No quiero llenar mi cabeza de cosas que no deseo pensar más.Mark se da la vuelta y me mira la ropa.—Creo que deberías desvestirte. El agua está lista.No se mueve.—Y yo creo que deberías irte para que pueda hacerl