«Bien, tú puedes hacerlo, eres fuerte, valiente y tienes toda una vida por delante»Inhalaba por la nariz y exhalaba por la boca. Una y otra vez, mientras Harper miraba el enorme edificio lleno de personas con traje y otras más informales entrando y saliendo.«Vamos, Harper, has superado cosas peores»En su imaginación todo era más fácil. Entraba, pedía el empleo, pasaba la entrevista y mañana mismo comenzaba a trabajar. Así de rápido, así de fácil como mostraban en los comerciales de televisión que tanto le gustaba ver a Hannah.En la vida real, fuera de su cabeza…la facilidad…no era así de simple.—Bien, es hora de la verdad.Se ajustó el traje rosado que pertenecía a su madre, los tacones de su prima y el bolso que compró en el mercado de pulgas a 3 dólares. Nadie pensaría que una mujer bonita, alta y con una mirada tan decidida frente al edificio, estaba en quiebra, sin trabajo y sin estabilidad de ningún tipo.«No juzgues a un libro por su portada» solía decirle su madre.El cabe
La cara de Hannah y la cara del niño se interpusieron por un instante, fue entonces que Harper se espabiló y sin pensarlo dos veces, se tiró encima de la criatura, protegiéndolo con su cuerpo del peligro de los vidrios y el golpe.Logró hacerlo justo a tiempo, evitando que cualquier cosa le cayera encima al niño. Gimió de dolor al sentir el impacto y unos cuantos vidrios rotos incrustados en su espalda y cuello.El niño se removió debajo de ella. —Niño, dime ¿Estás bien? ¿Te lastimaste? No te preocupes campeón—dijo cuando notó el labio del niño temblar, un inminente llanto se acercaba—. Yo estoy bien, ambos estamos bien ¿Vale?El escándalo que hicieron fue suficiente para que todos alrededor entraran en pánico y varios hombres vestidos de traje negro corrieran hacia ellos en un santiamén.La sacaron de encima del niño como si no fuera más pesada que una pluma, antes de que él pudiera responder, ya que comenzó a llorar y a hipar por el susto, y los hombres, en vez de preguntarle a ella
Lo único que a Harper no le dolía eran las hebras de sus cabellos. Luego, absolutamente todo, comenzó a arder y a atormentar. Oraba para que no le dejara ninguna marca, cardenal o herida que Mark pudiera ver, sino, él la acusaría de infidelidad como habitualmente suele hacer y la molería a golpes, cómo es su costumbre.Mark, no es un mal hombre, o al menos, antes no lo era. Un dulce joven de aspecto nerd pero con la simpatía del más famoso de la universidad, todo un espécimen digno de estudio. Y a pesar, de que ella estaba cursando una carrera de ciencias exactas y naturales, un día, viéndolo pasear por el pasillo, el hombre, le guiño un ojo, haciendo que Harper, estallara en vergüenza.Que él, todos los días que la veía, la saludaba con una sonrisa deslumbrante, convirtió esa extraña esperanza de conocer al nerd pero sociable hombre, en aleteos de mariposa.Fue por eso que se enamoró de Mark, el gran economista, el gran abogado Mark Hisuth.¿Ahora sentía mariposas voladoras en su est
Harper trató de detenerlo, con un toque sutil, pasivo, suave y cariñoso, no queriendo despertar a la bestia ahora dormida en el interior del hombre.—Espera, cariño un momentito, estás embarrando la mesa y vas a hacer caer los platos, déjame intentar…— ¡Yo decidiré qué jodidamente hacer y cuándo! ¡Tú no me mandas!—La intensidad de su voz la sobresaltó a talpunto que trastabilló con sus propios pies y casi cayó de culo, solo que en el último momento pudo enderezarse, evitando la caída que empeoraría las heridas de su espalda—. ¡No sabía que ahora la perfección en persona fuera mi novia! ¡Y tampoco sabía que fue criada por la mismísima REINA ISABEL DE INGLATERRA! ¡Ahora lo sabe todo sobre modales y etiquetas de la alta sociedad y de la alta alcurnia!Harper palideció con alarma y su corazón empezó a palpitar violentamente.—Cariño, no es así, yo solo…—¿Has pensado alguna vez en alguien o en algo que no fueses tú misma siempre todo el tiempo? —La ira le habíatensado a Mark el cuello
Ya pudo acostar a Hannah al fin en su cuarto, en su propia camita, arropándola, comenzó a cantar la dulce melodía que su madre alguna vez cantó para Harper.Duerme mi niña, duerme para mí, duerme que yo velaré por tus sueños hasta que el amanecer esté en la ventana, eres mi abejita, mi luciérnaga en la oscuridad, te amo y siempre lo haré.—Duerme amor mío. Mañana será un mejor y nuevo día.Se levantó para apagar la luz pero la voz de Hannah la detuvo.—Mami, ¿Te duele?Harper se estremeció con la pregunta. Y sonrió hacia su hija, que la miraba con ojos enormes e inocentes, ojos grises, ojos como un día nublado antes del cielo despejado, hermosa como su sonrisa.—No me duele nada, abejita, no tienes que temer, mami te escuchará si tienes alguna pesadilla.La niña negó suavemente.—Te ví cojear un poco cuando fuiste a buscarme a la escuela. ¿Te duele mucho?Harper entonces supo que no iba a poder mentirle a su muy astuta hija.—Solo un poco, abejita. Hoy salvé a un niño de un accidente,
—¡Lo siento, lo siento! ¡De verdad! ¡No fue mi intención! ¡No veía mi camino porque ando un poco apurada!—Está bien, está bien—recogió sus papeles y se levantó, sin embargo, cuando quiso ayudar a la castaña de melena larga a levantarse también, ya la vio de pie, mirándolo ansiosa, como esperando algún tipo de regaño de su parte. Por el aspecto pálido y con algo de terror en su rostro ya algo hinchado, decidió tranquilizarla—. Estamos bien todos ¿Ves? No tengo nada lastimado. ¿Qué haces corriendo por los pasillos de esa manera?—Lo siento—se disculpó por enésima vez desde que chocaron, mientras se balanceaba imperceptiblemente sobre sus pies—. Estoy buscando al CEO, es muy importante porque…—¿Por qué estás queriendo hablar con el CEO, tanto que chocas contra las personas?El CEO subió ambas cejas y sonrió con diversión. ¿Y esta simpática mujer de dónde apareció? Es solamente algo triste que tenga algo que estropee sus bonitas facciones.—No, lo que pasa es que es una emergencia, ayer
—Campeón, ¿Por qué estás tan temprano por aquí? ¿Y la escuela? ¿Pasó algo?Edu, quién estaba jugando con los colores, hojas con brillos y tarareando, contestó sin prestarle toda su atención.—La profesora dijo que hubo algún tipo de accidente y…—¿Accidente? ¿Alguien se lastimó?El niño bajó el color azul con el que estaba pintando el cielo y lo miró con las cejas fruncidas.—No, títo, ya sabes, un accidente en el que no puedes hacer nada y…Black sonrió.—Querrás decir un incidente.—¡Eso, eso!Siguió dibujando como si esa conversación jamás hubiera ocurrido y menos hace máximo diez segundos atrás, dejando a su tío algo confundido por la falta de una conclusión. El CEO se golpeó la frente y giró los ojos. Al final su sobrino no le dijo lo que ocurrió en la escuela.—¿Entonces?—¿Entonces qué?—seguía sin mirarlo, pero aún así contestando a sus preguntas. Black admiraba la capacidad de los jóvenes de hoy en día de poder enfocar sus atenciones o concentraciones en varias tareas a la ve
Después de que el niño gritara de esa forma y se soltara de la mano del apuesto hombre, hubo una conmoción en general, ya que detrás de ellos, aparecieron unos hombres trajeados que venían directamente corriendo hacia Harper y su hija.Por inercia agarró a su hija y la protegió con su cuerpo, mientras se agachaba sobre ella y los hombres la tironeaban de un lado a otro.—¡Basta! ¡Sueltenme! ¡No hice nada!—chillaba mientras luchaba—. ¡Suelten a mi hija!Su hija de repente comenzó a llorar y a ella le entró una rabia tan grande que le dio un codazo tan grande en la nariz a uno de los mastodontes que sujetaba a su abejita, que la soltó y maldijo mientras su nariz comenzaba a sangrar.Su hija seguía llorando y los hombres no dejaban de tirar, Harper se preparaba para tirar más golpes, como toda una mamá leona incluso obviando todo el dolor que esas manos le estaban causando por las heridas en su espalda, hasta que oyó un rugido enorme que llenó prácticamente el vestíbulo e hizo que los ho