Capítulo 2

La cara de Hannah y la cara del niño se interpusieron por un instante, fue entonces que Harper se espabiló y sin pensarlo dos veces, se tiró encima de la criatura, protegiéndolo con su cuerpo del peligro de los vidrios y el golpe.

Logró hacerlo justo a tiempo, evitando que cualquier cosa le cayera encima al niño. Gimió de dolor al sentir el impacto y unos cuantos vidrios rotos incrustados en su espalda y cuello.

El niño se removió debajo de ella. —Niño, dime ¿Estás bien? ¿Te lastimaste? No te preocupes campeón—dijo cuando notó el labio del niño temblar, un inminente llanto se acercaba—. Yo estoy bien, ambos estamos bien ¿Vale?

El escándalo que hicieron fue suficiente para que todos alrededor entraran en pánico y varios hombres vestidos de traje negro corrieran hacia ellos en un santiamén.

La sacaron de encima del niño como si no fuera más pesada que una pluma, antes de que él pudiera responder, ya que comenzó a llorar y a hipar por el susto, y los hombres, en vez de preguntarle a ella si estaba bien, comenzaron a rodear a la pequeña criatura, en busca de lesiones.

—¿Hola? Si yo estoy muy bien—hizo una mueca de dolor al sentir sangre corriendo desde su cuello hasta la espalda baja. Dios santo, el traje probablemente estará destrozado, ¿Con qué vendría a trabajar? Suspiró cuando descubrió que todo el mundo comenzó a gritar y a preocuparse por el niño, y la dejaban de lado—. Gracias por preguntar. Malditos ricachones estúpidos—murmuró mientras abría la enorme puerta de Pure Wealth Corporation y salía de la empresa en caos, cojeando y con un tacón roto.

Maldición, Harper no sabía si tenía mala o buena suerte en ese momento.

Por un lado había conseguido el trabajo-probablemente- y por otro lado, había destrozado su traje-que no era de ella- y había roto un tacón de su zapato alto.

Bueno, al menos tenía la satisfacción de haber reaccionado a tiempo, salvando al niño de un terrible accidente. Lanzó una oración rápida al cielo, por la salud del pequeñito y siguió caminando, rumbo a su agridulce hogar.

El niño comenzó a calmarse y a buscar frenéticamente a la bonita mujer que lo había protegido.

—¿Dónde está el ángel brillante?

—¿La quién?—un guardaespalda preguntó —. ¿Es un dibujo animado? ¿Perdiste un juguete…?

El niño negó y observó decepcionado la enorme puerta de Blindex, el ángel brillante se alejaba de allí, y él ni siquiera pudo darle las gracias o al menos darle su llavero de B-max, su favorito, como retribución a su salvación.

(...)

Los lunes definitivamente no eran los días favoritos de Brake, las reuniones se hacían los lunes ya que la agenda que su secretaria hacía, dejaba los viernes sin ningún tipo de encuentro para sacar a su sobrino de cinco años a pasear a donde sea que él quisiera ir.

Siempre quiso tener hijos, sin embargo, el mundo en donde él se maneja, no es muy bueno para los sentimientos reales y él tampoco pone mucho esfuerzo en salir a fiestas a conocer a mujeres. En realidad, ni siquiera tiene tiempo de hacerlo, por eso, él creó la empresa PWC, empresa de citas que ayuda a las personas a conseguir pareja y tener hijos. La tasa de natalidad ha bajado casi en un 78% este año, así que, en la empresa, tiene incluso el apoyo del gobierno.

Su empresa se dedica a extraer muestras de mujeres y hombres que van hasta allí con el formulario relleno buscando ayuda y ven su compatibilidad sexual como sentimental, entre todos los demás candidatos, si es compatible sexualmente, hay un 98% de probabilidad de que sea compatible sentimentalmente.

Brake mismo ha ingresado sus datos y muestras en el sistema, pero, lastimosamente no ha tenido suerte en la búsqueda de su alma gemela. Aún así, no pierde la esperanza de algún día conocer a su esposa e hijos, formar su grande familia, con 8 hijos, tres perros, dos gatos y su maravillosa esposa. Que sueño.

Suspira y se estira cuando termina la reunión, por su reloj inteligente ve que la recepcionista le manda una lista de candidatas del día de hoy, buscando ser esposas de alquiler, así que va en camino cuando uno de los guardaespaldas de Edu, su sobrino, se acerca hasta él.

—¡Señor Black, debe venir rápido! ¡El niño ha sufrido un accidente!

Brake no hizo ninguna pregunta, sino que corrió detrás del guardaespaldas, llegó a su despacho y encontró a su sobrino, sorbiendo sus mocos, abrazando su llavero favorito de B-max. Al lado, unos dos hombres, de aspecto incómodo, vigilandolo.

Brake ya sabe, porqué están pálidos, esos imbéciles intuyen que perderán sus trabajos y si no se cuidan, también sus pelotas.

Abrió los brazos y abrazó con fuerza a su sobrino.

—¡Campeón!—exclamó—. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Te duele algo?

El CEO está furioso, ¿Cómo puede ser que hayan dejado que una criatura tan buena y amable como él, llorara hasta quedar con los ojos rojos?

—¡Una chica me salvó de los vidrios!—el niño lo abrazó también con fuerza.

—¿Una chica…?—miró al guardaespaldas y éste, se apresuró en contestar.

—Verá, estábamos jugando a las escondidas, el niño salió del servicio y…

—¿Crees que me importan sus escusas baratas?—casi gritó—. Te pago más que a cualquiera de este lugar para que cuides a alguien que tiene cinco años y…

Tuvo que cerrar la boca, cuando vio a Edu levantar la vista hacia él.

—No lo regañes, títo, no fue su culpa. Yo estaba saliendo rápido del servicio porque no quería que me atraparan. Lo siento…

Black suspiró y trató de controlar su carácter enfrente del niño.

—Está bien, campeón. Si no te duele nada, está todo bien. Pero dime ¿Quién es la chica que te salvó?

El niño movió la cabeza, en negación, haciendo que sus rizos rubios saltaran a la par—. No lo sé, solo sé que es un ángel brillante!—hizo un puchero—. Me preguntó si estaba bien, pero no le pude contestar. Estaba llorando.

¿Angel brillante? ¿Edu estaba diciendo que la mujer es bonita? Arrugó el ceño al ver a su llavero con su nombre, rayado por la caída.

—Eso está bien, campeón.

—Era tan hermosa como un ángel, con ojos marrones como los míos!—se animó un poco para luego volver a sentarse, cabizbajo —. Solo que parece que se lastimó. La vi salir cojeando. No tuve tiempo de darle mi B-max como agradecimiento por salvarme.

Eso es en definitiva, de camino el guardaespaldas le comentó que el accidente ocurrió porque un estante de vidrio cayó justo frente a la puerta del servicio, y si ese enorme mueble se cayó con todo su peso, la mujer se habrá lastimado definitivamente, salvándolo.

—¿Crees que recuerdes cómo se ve?

El niño asintió con energía. El CEO sacó unos lápices y hojas blancas del cajón del escritorio y se lo entregó.

—Píntala ¿Vale? Así podremos buscarla y podrás darle tu llavero de B-max. ¿Te parece bien?

El niño sonrió y comenzó con la misión que se le encargó.

Los hombres adultos, mientras tanto, salieron del despacho, para hablar en el pasillo.

—¿Quién es la mujer?—gruñó con rabia. ¿Cómo puede ser que se gaste una fortuna para el bienestar de su sobrino y sean así de incompetentes?

—Yo…no…no lo sabemos, señor. Llegamos y lo primero que hicimos fue verificar el estado del niño, ya que…

—Dios mío, son unos idiotas. ¿No pueden ni siquiera ofrecer ayuda a alguien que lo ha salvado? ¿Acaso saben lo que es el control de daños?

—Lo único que encontramos fue una parte de su tacón alto…

Black casi abrió la boca hasta el suelo. ¿La única pista que tenían de la mujer que salvó la vida de su sobrino es un tacón roto de color rosa chillón?

Se lo arrebató de la mano, guardandolo en el bolsillo.

—Todos ustedes idiotas, pasen por recursos humanos para preparar sus papeles. ¡Están despedidos!

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