Black se sentó, pero siguió mirando a la fiscal con odio.La fiscal continuó:—Señor Black, usted ha demostrado ser un traidor, un mentiroso y un irresponsable. Usted ha violado las leyes del gobierno de Paraguay y ha puesto en riesgo la seguridad nacional. Cómo aliado más antiguo del excelente gobierno del Paraguay, Dinamarca ordena la pena máxima. Usted no merece la compasión ni el perdón. La fiscal se dirigió al jurado.—Señoras y señores del jurado, les pido que hagan justicia. Les pido que declaren culpable al señor Black y que lo condenen a cadena perpetua.La fiscal se sentó y miró a Black con satisfacción.Black sintió un escalofrío. Sabía que sus posibilidades de salir libre eran nulas. Sabía que su vida estaba en juego. Pero lo único que le importaba era Harper y Hannah. Lo único que quería era abrazarlas y decirles que las amaba.El juez le preguntó a la defensa si tenía algo que decir.El abogado de Black, que a la vez es su mano derecha y su mejor amigo, se levantó y cam
El jurado se retiró a deliberar. Harper y Hannah se abrazaron con fuerza, esperando un milagro. La fiscal los miró con desprecio, segura de su victoria.Pasaron unos minutos que se hicieron eternos. El jurado volvió a la sala y se sentó en sus puestos. El juez les preguntó si habían llegado a un veredicto.El portavoz del jurado se levantó y dijo:—Sí, señoría. Hemos llegado a un veredicto.El juez le pidió que lo leyera.El portavoz del jurado dijo:—En el caso del señor Black, acusado de traición al Paraguay y de violar las obligaciones del contrato de matrimonio, el jurado lo declara...Antes de que pudiera terminar la frase, Hannah se soltó del abrazo de Harper y salió corriendo hacia el estrado. Se metió entre los jurados y se puso a llorar y a gritar:—¡No! ¡No se lleven a mi papá! ¡Él no es malo! ¡Él es bueno! ¡Él me quiere!Todos se quedaron sorprendidos por la irrupción de la niña. El juez le ordenó que volviera a su asiento, pero ella no le hizo caso. Siguió hablando:—Mi pa
—Mi padre se puso furioso cuando le amenacé con lo que le haría si volvía a acosar a mi tía. Si se metía con la familia—murmuró al cabo—. Dijo que era gracioso que yo dijera eso, porque yo había sido la causa de su boda. Mamá, que había recurrido a mi tía para dejar a mi padre, tuvo que regresar con él porque quedó embarazada. Y mi tía no pudo hacer nada al respecto. Yo provoqué que mi madre terminara viviendo con ese malnacido. Su vida ha sido un calvario por mi culpa. Tuvo mucho sufrimiento y…—No, Brake—La mujer lo enfrentó con la mirada y se perdió en la profundidad de los ojos de su marido—. Tú sabes que eso es mentira. Sabes que no fuiste culpable.—Pero eso no cambia que, si yo no hubiera nacido, mamá jamás se habría casado con él. Y en cuanto mi padre la tuvo bajo su control, le destrozó la vida.Harper comprendía esos sentimientos aunque no compartiera su razonamiento. Pero el dolor y el remordimiento que lo atormentaban no podían ser aliviados con unas palabras vacías. Brake
«Bien, tú puedes hacerlo, eres fuerte, valiente y tienes toda una vida por delante»Inhalaba por la nariz y exhalaba por la boca. Una y otra vez, mientras Harper miraba el enorme edificio lleno de personas con traje y otras más informales entrando y saliendo.«Vamos, Harper, has superado cosas peores»En su imaginación todo era más fácil. Entraba, pedía el empleo, pasaba la entrevista y mañana mismo comenzaba a trabajar. Así de rápido, así de fácil como mostraban en los comerciales de televisión que tanto le gustaba ver a Hannah.En la vida real, fuera de su cabeza…la facilidad…no era así de simple.—Bien, es hora de la verdad.Se ajustó el traje rosado que pertenecía a su madre, los tacones de su prima y el bolso que compró en el mercado de pulgas a 3 dólares. Nadie pensaría que una mujer bonita, alta y con una mirada tan decidida frente al edificio, estaba en quiebra, sin trabajo y sin estabilidad de ningún tipo.«No juzgues a un libro por su portada» solía decirle su madre.El cabe
La cara de Hannah y la cara del niño se interpusieron por un instante, fue entonces que Harper se espabiló y sin pensarlo dos veces, se tiró encima de la criatura, protegiéndolo con su cuerpo del peligro de los vidrios y el golpe.Logró hacerlo justo a tiempo, evitando que cualquier cosa le cayera encima al niño. Gimió de dolor al sentir el impacto y unos cuantos vidrios rotos incrustados en su espalda y cuello.El niño se removió debajo de ella. —Niño, dime ¿Estás bien? ¿Te lastimaste? No te preocupes campeón—dijo cuando notó el labio del niño temblar, un inminente llanto se acercaba—. Yo estoy bien, ambos estamos bien ¿Vale?El escándalo que hicieron fue suficiente para que todos alrededor entraran en pánico y varios hombres vestidos de traje negro corrieran hacia ellos en un santiamén.La sacaron de encima del niño como si no fuera más pesada que una pluma, antes de que él pudiera responder, ya que comenzó a llorar y a hipar por el susto, y los hombres, en vez de preguntarle a ella
Lo único que a Harper no le dolía eran las hebras de sus cabellos. Luego, absolutamente todo, comenzó a arder y a atormentar. Oraba para que no le dejara ninguna marca, cardenal o herida que Mark pudiera ver, sino, él la acusaría de infidelidad como habitualmente suele hacer y la molería a golpes, cómo es su costumbre.Mark, no es un mal hombre, o al menos, antes no lo era. Un dulce joven de aspecto nerd pero con la simpatía del más famoso de la universidad, todo un espécimen digno de estudio. Y a pesar, de que ella estaba cursando una carrera de ciencias exactas y naturales, un día, viéndolo pasear por el pasillo, el hombre, le guiño un ojo, haciendo que Harper, estallara en vergüenza.Que él, todos los días que la veía, la saludaba con una sonrisa deslumbrante, convirtió esa extraña esperanza de conocer al nerd pero sociable hombre, en aleteos de mariposa.Fue por eso que se enamoró de Mark, el gran economista, el gran abogado Mark Hisuth.¿Ahora sentía mariposas voladoras en su est
Harper trató de detenerlo, con un toque sutil, pasivo, suave y cariñoso, no queriendo despertar a la bestia ahora dormida en el interior del hombre.—Espera, cariño un momentito, estás embarrando la mesa y vas a hacer caer los platos, déjame intentar…— ¡Yo decidiré qué jodidamente hacer y cuándo! ¡Tú no me mandas!—La intensidad de su voz la sobresaltó a talpunto que trastabilló con sus propios pies y casi cayó de culo, solo que en el último momento pudo enderezarse, evitando la caída que empeoraría las heridas de su espalda—. ¡No sabía que ahora la perfección en persona fuera mi novia! ¡Y tampoco sabía que fue criada por la mismísima REINA ISABEL DE INGLATERRA! ¡Ahora lo sabe todo sobre modales y etiquetas de la alta sociedad y de la alta alcurnia!Harper palideció con alarma y su corazón empezó a palpitar violentamente.—Cariño, no es así, yo solo…—¿Has pensado alguna vez en alguien o en algo que no fueses tú misma siempre todo el tiempo? —La ira le habíatensado a Mark el cuello
Ya pudo acostar a Hannah al fin en su cuarto, en su propia camita, arropándola, comenzó a cantar la dulce melodía que su madre alguna vez cantó para Harper.Duerme mi niña, duerme para mí, duerme que yo velaré por tus sueños hasta que el amanecer esté en la ventana, eres mi abejita, mi luciérnaga en la oscuridad, te amo y siempre lo haré.—Duerme amor mío. Mañana será un mejor y nuevo día.Se levantó para apagar la luz pero la voz de Hannah la detuvo.—Mami, ¿Te duele?Harper se estremeció con la pregunta. Y sonrió hacia su hija, que la miraba con ojos enormes e inocentes, ojos grises, ojos como un día nublado antes del cielo despejado, hermosa como su sonrisa.—No me duele nada, abejita, no tienes que temer, mami te escuchará si tienes alguna pesadilla.La niña negó suavemente.—Te ví cojear un poco cuando fuiste a buscarme a la escuela. ¿Te duele mucho?Harper entonces supo que no iba a poder mentirle a su muy astuta hija.—Solo un poco, abejita. Hoy salvé a un niño de un accidente,