Un día nuevo comenzó para todos. Unos iniciando con ganas de comerse el mundo, otros con la finalidad de acabarlo si era necesario, mientras alguien solo pensaba en como hacer miserable la vida de alguien para saber cuál era su límite para sufrir.

Grecia vio el mismo arreglo floral en su escritorio cuando entró a su oficina y esta vez se fijó en si tenía espinas para manipularlo. Eso no le gustó a Omar, quién la veía desde una distancia prudente, en lo que Mauricio lo vió cambiar su semblante por uno mucho más sombrío.

Viró sus ojos al lugar que su hermano veía y se dió cuenta que su oficina contaba con una parte de las persianas que lo dejaban ver el interior de la oficina de una de las empleadas.

Causó curiosidad en él, yendo a ver de quién se trataba, hasta que miró la cara de Grecia asomar por una milésima de segundo.

__ ¿Es ella? - preguntó a su hermano mayor. - ¿Esa es la mujer de la que nos habló Louise?

__ Sí. - contestó sin disimular que le gustaba. - Pero no hay nada que l