El sitio con una decoración vintage fue lo primero que la pelinegra distinguió. Algunos muebles antiguos, las hermosas lámparas de araña y sofisticado encaje de las cortinas crearon un ambiente elegante que a todos los presentes les gustó destacar en las conversaciones que escuchó. Al menos no iba a un evento con etiqueta rigurosa, pensó. Pues al no ser tan formal, ella no desentonó en nada. Aunque no era su deseo estar ahí. Un evento por trabajo, era todo menos agradable para Grecia. No le gustó pensar en que estaba ahí por esa razón, pero era la verdad, por lo que caminó a lado de su jefe, quién entregó su abrigo para que lo guardaran, viéndola a ella luego. Entendió que quería el suyo, no obstante, no esperaba que él le ayudara a quitárselo. __ Solo sonríe. Deja esa tensión para después. - le susurró en la oreja. __ Estoy en un lugar lleno de gente que no conozco. - exclamó. - Con más gente que no conozco por orden de un sujeto que no conozco. - expuso. - De seguro la pasaré ge
La vergüenza embargó a Grecia cuando salió de la habitación donde despertó. Sabía de quién era esa casa, por lo que agradeció conocerlo y no haber cometido una estupidez yendo con alguien más. La cabeza le dolía demasiado para no querer hacer ruido, pero debía irse de ahí antes de encontrarse con él. Miró a la puerta que esperó no se abriera en el tiempo que le llevaría salir, girando su cuello a tiempo que pegó contra el torso agitado que la hizo rebotar con demasiada fuerza. El sorpresivo encuentro y el rebote la hicieron caer, pero se aferró de la camisa de los brazos de su jefe, el cual con una sola la detuvo, devolviéndola a su pecho. __ Sentí que me golpearía el cul0. - suspiró abriendo los ojos. __ Lo único que te puede dejar doliendo el culo , es mi poll4 o mi mano. - susurró este en su oreja y su piel se erizó al instante con la voz ronca, el aliento fresco y su colonia que surgió de la ropa a cuál aún no podía soltarse. Tragó en seco. Sus dedos estaban agarrotados. Su c
Hudson se puso el pantalón a toda prisa, juntó las prendas en el suelo, y se puso un zapato que fue lo único que pudo hacer en el tiempo que Grecia le dió antes de llegar a la puerta. Unos pocos segundos para que la pelinegra dejara a la vista al hombre de altura resaltable que clavó los ojos en él. En lugar de sentir la molestia que nació desde el momento en que Grecia le dijo quien estaba en ese sitio le dio pena ajena al ver a Hudson con un aspecto como el que tenía. __ Sigo preguntando ¿esa relación te dolió perder al principio? - preguntó señalando lo que para él era ofensivo para su género. - Es que...vete de aquí y deja de hacer más fácil que te mate. __ Ella me dijo que viniera. __ Demente no estoy para decirte que vengas. - le dijo dándole la espalda. - Si quieres matarlo, hazlo. Ahora no pienso interferir. __ No vale mis proyectiles y en mi lista no va a aparecer alguien tan...mediocre como él. - Hudson no podía con la cara de vergüenza en ese momento. - Podías sacarlo
La presencia de los tres hombres que entraron a la base del concejo no pasó desapercibida para ninguno. Todos siguieron con la mirada el camino que ellos recorrieron hasta llegar a la puerta que se les fue abierta, dejándolos entrar al salón con una enorme mesa redonda enmedio, del cual solo sus lugares se encontraban vacíos. El concejo se levantó, como el grupo implacable que no dejarían pasar otra ofensa contra ellos, pues no asistir a una reunión como lo convocaron lo fue y ahora habían tomado una decisión. __ Se hizo una elección, las leyes de nuestro concejo deben respetarse como lo que son, mandatos los cuales se deben cumplir sin excepciones. - recalcó Andrés, con Gil a la derecha y Robin a la izquierda. - Ustedes impusieron algo que no pensamos aceptar. __ ¿Y se reunieron para decir eso? - ironizó Max.__ El informe está listo para que lo revisen. - dijo Robin, deslizando tres carpetas con la misma información que los tres hombres recibieron. Debían saber el equipo que est
__ ¿Me pones por debajo de una tipa que no es más que una arribista? - le preguntó Louise indignada. - ¡Es una secretaria, por Dios! ¿Como te atreves siquiera a compararnos? __ Jamás haría tal cosa. - dijo Logan dejando el fólder en el escritorio de Grecia. - Ofendería demasiado su nombre al compararlo con el tuyo. - su ex quiso refutar, él no quería tener esa discusión de nuevo. - Si es todo, te puedes marchar. Mi matrimonio no es de tu incumbencia. No tienes ni que mencionarlo. __ Sí lo es. Todos los planes que teníamos tú y yo hace...¿Vas a echar al saco roto lo nuestro por un simple error? - le reclamó ofendida. __ No pienso retomar ese tema otra vez. - recalcó, miró su reloj y exhaló. - Debo irme. Grecia vienes conmigo. __ Esta conversación no ha terminado.__ Está conversación jamás tuvo lugar, déjate de pendejadas y ve a tu trabajo que nosotros vamos al nuestro. - soltó dejándola atrás. Cerró la puerta de su oficina y caminó al elevador junto a Grecia, la cual como una diva
__ Posiblemente estés planeando mi muerte, pero hay trabajo. - le dijo Grecia al entrar a la oficina y encontrar a Logan con la vista puesta en la ventana. __ Si planeara tu muerte, de seguro tendría un lápiz en la mano. - dijo y Grecia miró sus dedos donde este jugaba con el bolígrafo que dejó rodar sobre el escritorio. Ella entendió el mensaje que de subliminal no tenía nada. Este se rió y ella lo aniquiló con los ojos. __ Que chistoso mi jefe. Casi me ahogo de la risa. - hizo mala cara. - Deja de jugar conmigo y mejor ve a la reunión con los capitanes que te esperan en la sala.__ Lo había olvidado. - se puso de pie. - ¿Tienes los archivos que te pedí?__ Todo listo. No contrataste a alguien lento, jefe. - lo siguió afuera. - Por eso, vas a extrañarme cuando me vaya. Rogarás porque vuelva y te diré "no, tengo un jefe mucho más guapo ahora" Logan negó y ella rió a carcajadas burlándose de él al entrar al elevador. Hacerlo perder los estribos era lo que más iba a a extrañar. __
Se estaba arriesgando mucho, se dijo Grecia. Se repitió esa frase tantas veces y aún así no se la grabó como para tomarla en serio. Para su desgracia, su mente no la ayudó a crearse argumentos contra lo que Logan provocaba en ella, debía ser coherente ¡por Dios! Hacerle caso a los rumores debió ser una opción, pero no lo hizo y toda la noche estuvo pensando en lo mismo, durmiendo solo un poco por no dejar de lado lo ocurrido en el estacionamiento. Despertó del mismo modo, desayunó sin querer tener el tema en la cabeza de nuevo, pero era imposible no pensar en la forma en que este la miró antes de marcharse, luego de dejarla en su casa. Como si no quisiera irse, pero a la vez respetando su espacio y que ella asimilara lo que decidió. Logan se reprochó tal cosa. ¿Desde cuándo era así? Jamás actuó de esa manera. Le importaba muy poco lo que pensara la mujer que se llevaba a la cama, si era muy pronto o muy brusco. Pero con Grecia, le estaba quemando las neuronas el solo pensarlo.
Grecia sintió los labios de Logan recorriendo su abdomen desnudo con gran esmero. La blusa salió volando con el pantalón que cayó a un lado junto al saco y camisa del hombre que le separó los muslos con brusquedad. Ella esta vez no se negó, si no que ofreció su entrepierna con descaro al hombre que estrelló sus labios en el canal que sintió derretirse cuando lo tocó. Probarlo era una jodida adicción, no podía detenerse si ella seguía produciendo esos sonidos de su garganta, mientras su mano apretó uno de sus senos y con la otra se aferró al espaldar de la cama. Ese hombre hacía maravillas con la lengua y en lugar de querer evitar que la tocara con esa tosquedad, ahora se abrió mucho más, dejándolo lamer entre sus pliegues, oyendo la serie de obscenidades que le dijo. Ninguno de los dos sabía lo que era ponerse un alto, ambos enfocados en sentir lo perverso del momento y lo placentero que podría ser llevar sus cuerpos al limite. Logan la arrastró más a la orilla para tener más acce