__ Está precioso el vestido. ¡Me fascina! - exclamó Emma al ver lo que estaba viendo, la tela blanca y algunas telas que le encantaron ver cómo se amoldaron sus brazos y cuerpo entero. - En definitiva, la boda será preciosa, salvo porque el novio es un imbécil. __ No pienses en el novio. Piensa en lo hermosa que se verá la novia. - la instó Coral tomando fotos de todos los ángulos. - Es que con dos semanas ya tenemos la mitad de todo. Deberíamos trabajar en esto. __ Trabajarás en eso cuando nos casemos tú y yo. - le dijo Fernando. - Así tendrás dos clientes satisfechos que darán buenas referencias de tus habilidades. __ Igual nos voy a cobrar por organizarla. - lo hizo reír al verla tan poco preocupada por fallar. Los tres sabían que nada se le escapaba y que podría ser una buena idea eso de poner un negocio sobre eso. Además que este siempre la apoyaba y se enorgullecía de sus cosas siempre. __ ¿Quien te entregará en la boda? - le consultó Fernando a Emma. __ Esperaba que fuera
Emma pasó la comida casi sin masticarla al ver al hombre que había preguntado. Se levantó con cautela y Coral le pidió disculpas en silencio, a escondidas de este que seguía con la mirada puesta en su asistente. __ Sigo esperando una respuesta. - replicó con intenciones de no detenerse hasta que una de las dos hablara. __ Un borracho en la calle. - mintió Emma viéndose muy convencida de ello, pero Maximiliano supo que le mentía. Sin embargo, tampoco podía forzarla a decirle todo. Mientras Emma rogó internamente que este le haya creído lo suficiente como para no hacer preguntas y tener que decir lo que Iván le pidió guardar. No sabía porqué tanto miedo podría tenerle a Maximiliano, pero pareció que era mucha como para pedirle callar algo que según ella, no sería motivo para comenzar otra contienda entre hermanos, como siempre supo que había.__ Es algo sin importancia. - miró la bolsa que este llevaban en sus manos. - ¿Que es eso? __ Algo sin importancia. - devolvió y ella hizo ma
Maximiliano no dejó de pensar en la estupidez que había hecho, jamás creyó que se vería besando a Emma. La evitó por ser la esposa de Nataniel. Verse tan sumisa a él, pero entre más la conocía, más se daba cuenta que lo que creyó saber de ella, no era más que algo que solo imaginó o hizo solo para agradable a su hermano. Porque de sumisa no tenía nada, era una rebelde, desconsiderada y muy poco interesada en bajarle a sus ánimos de sacarlo de quicio. Se retiró la corbata desde que llegó a la casa donde de Iván, a quien encontró con Ofelia, mientras discutían seguramente de su hermano. Iba en algunas ocasiones a desayunar o cenar, pero luego pasaba la mayoría sus horas de descanso en su apartamento o con sus socios. Pero en ese momento, sabía que irse a un lugar solitario era para darle pie a aquellos recuerdos que no quería tener. Los recuerdos llevarían a deducciones, las que a su vez lo harían pensar y llegar a ideas que de seguro, algo bueno no sería para él.Prefería las caras
Emma entró a la oficina de su jefe con una pila de carpetas que este necesitaba, mientras empujó y cerró la puerta con su pie para evitar dejarla así. Maximiliano solo negó al verla de ese modo, yendo a su encuentro para quitarle el peso ya que si seguía de seguro se ocasionaría un accidente o caería.__ ¿No podías traerlas en dos o tres grupos? - le cuestionó cuando ella sacudió los brazos. __ No, porque hubiese tenido que bajar dos pisos por las escaleras, porque el elevador se averió hace unos minutos. - informó y él estiró el cuello. - Ya están arreglandolo, pero creo que si vas a bajar mientras lo arreglan tendrás que aprender a volar, pedirle a un ave que te presté sus alas o caminar por las escaleras como lo hacemos los mortales. __ Estás refiriéndote a tu jefe, cuidado con la forma en que me hablas. - tomó una de las carpetas.__ Ni siquiera te ofendí. - se defendió ella. - Solo dije que...¿Tienes algo que hacer esta noche?__ ¿Para qué? - le pasó las hojas que no iba a ocu
Maximiliano salió del todo de su oficina, olvidando a Oriana por completo al ver a la esposa de su padre mirarlo con atención, mientras en su mano aún sostenía la chequera junto al bolígrafo que confirmó lo que escuchó.Emma optó por ser coherente y sonrió como si nada ocurriera. __ Tienes una llamada de...__ Tus evasiones no funcionan ahora. - le dijo a Emma, plantándose frente a Ofelia. - ¿Que le hizo para que saltes una vez más a salvarle el cul0? __ No hizo nada. - guardó lo que tenía en sus manos, dentro de su bolso. - Me debo ir a la peluquería.__ Con eso me confirmaste todo, puedes irte. - se dió la vuelta y se llevó a Emma con él, cerrando la puerta para dejar a las dos mujeres más nerviosas aún.__ Maximiliano, mi hijo no hizo nada. - alegó Ofelia desde afuera, golpeando la puerta para evitar que Emma hablara, mientras tanto la asistente era puesta sobre el escritorio por su jefe, quien barrió con todo lo que ahí estaba para encerrarla entre sus brazos.La cercanía la hiz
Emma vio a quien iban sacando entre Patricio y Miguel, pese a ver cómo llevaba la cara no se detuvo viendo hacia adentro para ver si Maximiliano estaba ahí, sin embargo no lo encontró. Hizo a un lado a todo mundo para ver si estaba su auto, pero tampoco lo vio. __ ¡Por Dios! ¿Que te hizo? - una alterada Ofelia llegó a ver a su hijo, quien fue subido a una ambulancia que ya esperaba por él. __ Tuvo un accidente. - dijo Patricio y ella negó, sabía que no era verdad, pero por más que insistió en que dijera la verdad a la policía, ni siquiera Nataniel se atrevió a contrariar a su amiga. Las amenazas de su hermano jamás iban ser tomadas como algo sin peso, por lo que era mejor quedarse callado, soportando que intentaran curarlo, aún casi cayendo en la inconsciencia.__ ¡Di la verdad! ¡Di la verdad! - se exaltó Ofelia al ver que si hijo tosió y expulsó aún más sangre de su boca. - ¡Es un...¡La culpa la tienes tú! Emma estaba ocupada intentando contactar a su jefe, por lo que medio la o
La mañana llegó y Emma sintió el brazo pesado que aún tenía sobre su abdomen, una respiración pegada a su cuello y la suavidad de la cama que no deseó dejar. Estaba cómoda. No tenía frío. Que más daba si se quedaba un momento más. Cerró los ojos, total su jefe era el tonto que se aferró a su cuerpo como si fuera una cómoda almohada y despedirla por eso no podía. Era como estar en una suave nube...con un yunque encima, pero al final era cómodo.Durmió un poco más, para que minutos después fuera Maximiliano quien abriera los ojos y no supiera que era eso que olía tan bien, tanto como para no querer separarse de lo que emanó dicha fragancia, pero al final tuvo que hacerlo cuando el dolor de cabeza lo atacó y el horrible sabor en su boca, más la sed lo hicieron levantarse. Vio el rostro de Emma y no le intereso averiguar cómo había llegado a su cama, encargándose de arroparla antes de ir al baño, cepillar sus dientes y bajar a la cocina por agua. Se bebió lo que encontró hasta que su
Emma sacudió su mano, la exaltación había pasado y estaba sufriendo del dolor por haber roto una nariz sin pensar en que era hueso el que golpeó. Pero solo masajeó la zona, sin emitir un solo ruido.__ Déjame ver. - escuchó decir a Max atrás suyo, quien solo escuchó a su padre sacar a Ofelia de su piso. __ No es nada. - refirió Emma bajando la mano para que él no la viera. Sin embargo la tomó a la fuerza y detalló los nudillos que se estaban enrojeciendo debido al impacto. Las manos de su asistente eran delicadas para luchar, pero vio de primera mano que de fuerza no carecía. Pasó sus dedos por el lugar y calentó la zona con sus palmas al saber que eso muchas veces le funcionó a él. __ Tienes un buen derechazo, niña. - elogió y la diversión llegó al rostro de Emma. __ No sabes cuántas ganas tenía de golpearla desde hace mucho. - admitió. - Siempre es así de maldit4 y ya merecía ese golpe de mi parte. __ ¿Así que me usaste de excusa? - cuestionó Max en su misma actitud. __ No, p