Maximiliano salió del todo de su oficina, olvidando a Oriana por completo al ver a la esposa de su padre mirarlo con atención, mientras en su mano aún sostenía la chequera junto al bolígrafo que confirmó lo que escuchó.Emma optó por ser coherente y sonrió como si nada ocurriera. __ Tienes una llamada de...__ Tus evasiones no funcionan ahora. - le dijo a Emma, plantándose frente a Ofelia. - ¿Que le hizo para que saltes una vez más a salvarle el cul0? __ No hizo nada. - guardó lo que tenía en sus manos, dentro de su bolso. - Me debo ir a la peluquería.__ Con eso me confirmaste todo, puedes irte. - se dió la vuelta y se llevó a Emma con él, cerrando la puerta para dejar a las dos mujeres más nerviosas aún.__ Maximiliano, mi hijo no hizo nada. - alegó Ofelia desde afuera, golpeando la puerta para evitar que Emma hablara, mientras tanto la asistente era puesta sobre el escritorio por su jefe, quien barrió con todo lo que ahí estaba para encerrarla entre sus brazos.La cercanía la hiz
Emma vio a quien iban sacando entre Patricio y Miguel, pese a ver cómo llevaba la cara no se detuvo viendo hacia adentro para ver si Maximiliano estaba ahí, sin embargo no lo encontró. Hizo a un lado a todo mundo para ver si estaba su auto, pero tampoco lo vio. __ ¡Por Dios! ¿Que te hizo? - una alterada Ofelia llegó a ver a su hijo, quien fue subido a una ambulancia que ya esperaba por él. __ Tuvo un accidente. - dijo Patricio y ella negó, sabía que no era verdad, pero por más que insistió en que dijera la verdad a la policía, ni siquiera Nataniel se atrevió a contrariar a su amiga. Las amenazas de su hermano jamás iban ser tomadas como algo sin peso, por lo que era mejor quedarse callado, soportando que intentaran curarlo, aún casi cayendo en la inconsciencia.__ ¡Di la verdad! ¡Di la verdad! - se exaltó Ofelia al ver que si hijo tosió y expulsó aún más sangre de su boca. - ¡Es un...¡La culpa la tienes tú! Emma estaba ocupada intentando contactar a su jefe, por lo que medio la o
La mañana llegó y Emma sintió el brazo pesado que aún tenía sobre su abdomen, una respiración pegada a su cuello y la suavidad de la cama que no deseó dejar. Estaba cómoda. No tenía frío. Que más daba si se quedaba un momento más. Cerró los ojos, total su jefe era el tonto que se aferró a su cuerpo como si fuera una cómoda almohada y despedirla por eso no podía. Era como estar en una suave nube...con un yunque encima, pero al final era cómodo.Durmió un poco más, para que minutos después fuera Maximiliano quien abriera los ojos y no supiera que era eso que olía tan bien, tanto como para no querer separarse de lo que emanó dicha fragancia, pero al final tuvo que hacerlo cuando el dolor de cabeza lo atacó y el horrible sabor en su boca, más la sed lo hicieron levantarse. Vio el rostro de Emma y no le intereso averiguar cómo había llegado a su cama, encargándose de arroparla antes de ir al baño, cepillar sus dientes y bajar a la cocina por agua. Se bebió lo que encontró hasta que su
Emma sacudió su mano, la exaltación había pasado y estaba sufriendo del dolor por haber roto una nariz sin pensar en que era hueso el que golpeó. Pero solo masajeó la zona, sin emitir un solo ruido.__ Déjame ver. - escuchó decir a Max atrás suyo, quien solo escuchó a su padre sacar a Ofelia de su piso. __ No es nada. - refirió Emma bajando la mano para que él no la viera. Sin embargo la tomó a la fuerza y detalló los nudillos que se estaban enrojeciendo debido al impacto. Las manos de su asistente eran delicadas para luchar, pero vio de primera mano que de fuerza no carecía. Pasó sus dedos por el lugar y calentó la zona con sus palmas al saber que eso muchas veces le funcionó a él. __ Tienes un buen derechazo, niña. - elogió y la diversión llegó al rostro de Emma. __ No sabes cuántas ganas tenía de golpearla desde hace mucho. - admitió. - Siempre es así de maldit4 y ya merecía ese golpe de mi parte. __ ¿Así que me usaste de excusa? - cuestionó Max en su misma actitud. __ No, p
Emma lanzó las llaves a la mesita que había a un lado de la puerta en cuánto entró, viendo a Fernando sentado en un taburete, mientras Coral estaba subida en el otro tratando de alcanzar una de las cajas que habían en la repisa superior. Acusó a Fernando de no ayudarle, pero él solo hundió los hombros. __ En mi defensa no quiso que la ayudara. - alegó esperando a que no se cayera porque en definitiva, estaba en un dilema, solo cuidaba de que no se cayera o le ayudaba y se quedaba sin novia. Al final Coral siempre ganaba. Pero amaba eso de ella, era como luchar con un pulpo, siempre tenía con que defenderse. __ ¿Ahora que te hizo? - preguntó Coral siendo puesta en el suelo por su novio, el cual se hizo a un lado para darle paso a la chica para que fuera con su amiga. __ ¿Que me hizo quien? - se quitó losa zapatos. __ Tu jefe. Cada vez que has regresado con esa cara es porque tu jefe hizo algo. - la revisó como si fuera encontrar que haya llorado. __ Claro que no me dijo o hizo n
Emma sintió el tirón en su brazo y con el cañón presionado en su barbilla no pudo defenderse, eran cuatro sujetos, por lo que solo pudo quedarse en su puesto, soportando el olor fétido que este desprendía al dar órdenes al cajero que le dió el dinero solicitado al borracho que lo metió en dos bolsas, mientras un tercero sacaba más botellas de licor y el último vigilaba que nadie se acercara. __ Estás muy bonita. - le dijo el borracho levantando la mano para tocar su barbilla, pero ella se arrinconó contra el estante de lentes que cayeron al suelo cuando no pudo hacerse más para atrás. - Podemos pasarla muy bien ¿verdad, muchachos? __ Grover, no hay necesidad de hacerle daño a nadie. - intervino el cajero esperando a que se fueran rápido. - Solo toma lo que hay y vete. __ Tú no opines. - lo apuntó esta vez, sin dejar que Emma pudiera liberarse. - Esta lindura y yo vamos a pasar un buen rato juntos. Y si te portas bien conmigo, no te comparto con nadie.__ Prefiero morir. - masculló
El viento frío golpeó el rostro de Emma cuando sus ojos se abrieron, su habitación no era donde estaba. Su entorno carecía de la característica fragancia a vainilla a frutas que a ella le gustaba rociar. Pero sí que conocía ese sitio, había estado ahí antes y era difícil no reconocer el perfume que las sábanas de su jefe desprendía.Se llevó las manos al cuerpo rápidamente, suspirando de tranquilidad al sentir que sí tenía su ropa puesta, subida por la forma tan desordenada en que dormía, pero en su lugar, salvo los zapatos. ¿Como había llegado ahí esa vez? Salió a tomar unos tragos con su amiga, recordó que. Fernando y ella se veían muy...se subió a un taxi. Pero olvidó su cartera. Pensó en que seguramente su teléfono ya lo tenía alguien más. Hundió la cara en la almohada al pensar que tendría que comprar otro. Pero las imágenes que vio en su mente al cerrar los ojos no fueron nada alentadoras. Maximiliano atropellando a alguien, prácticamente saltando del vehículo y disparando
__ Con el aspecto que tienes, claramente la noche con él. - farfulló Nataniel con desagrado. El vestido de Emma tenía algunos tirones muy obvios, en sus brazos habían dedos, su maquillaje estaba corrido. Para él ni podían haber señales más claras. - Es mi hermano, Emma. ¿No sientes vergüenza por haberte metido en su cama?__ Vergüenza siento cuando alguien me pregunta si fui tu novia. - contestó manteniendo los tacones en sus manos. - ¿Que quieres aquí? Por qué si vienes a reclamar algo, de una vez te digo que pierdes el tiempo.Nataniel cruzó la puerta y Emma se hizo a un lado, tampoco iba a pelear con él en ese momento.__ Necesito hablar con Maximiliano. - dijo mirando todo el lugar. - Avísale que estoy aquí. __ Por supuesto. Pasa y te sirvo un café de una vez. - ironizó haciendo mala cara. - Por si no te has dado cuenta, estoy en su casa, no en su oficina. __ Es verdad. Por poco lo olvido. Aquí eres su put4, ¿no? __ ¿No tienes otro insulto? Es que ese ya me aburrió. - vocalizó