Iván no podía creer la notificación que le llegó del concejo, en el cual se le pidió encarecidamente presentarse a la reunión en la noche siguiente, por lo que tuvo que llamar a su hijo mayor para discutir el hecho que los llevó a esa situación. Horas más tarde este se presentó en su casa con su esposa de la mano, encontrándose con Ofelia ordenando que la cena fuera servida. Entendiendo porqué su esposo le pidió poner dos lugares más, aunque creyó que se trataría de Nataniel y Oriana, en lugar de Emma y Max.No disimuló su disgusto. Emma tampoco se quedó atrás y pasó de ella para saludar a Iván directamente. __ El apetito se me fue. - avisó la esposa de Iván al verlos sentarse.__ Está bien. Puedes irte a descansar si lo prefieres. - ofreció su marido sin siquiera verla en ese momento tan tenso que estaban pasando. __ ¿Solo eso dirás? - le cuestionó con una risa irónica. - Me estoy sintiendo incómoda en mi propia casa, debido a las visitas poco agradables para mí ¿y solo dices que
Emma tenía la noche más pacífica que puso pensar. Aunque su amiga se había marchado a comprar comida para las dos veinte minutos antes, a lo que tuvo que quedarse sola frente al televisor, ocupándose en eso mientras regresaba..Cuando escuchó la puerta, dejó de lado su comodidad y se levantó, esperando que fuera cualquiera, menos el hombre que se encontró. Quiso cerrar, pero este detuvo su intento con su pie rápidamente.__ Emma, no hemos hablado de nada. __ Porque no hay nada de qué hablar. - contestó esta empujando más fuerte. - Nataniel, me estás haciendo perder la paciencia. __ Tenemos mucho de que hablar. Tú no pudiste haberme olvidado así como así. - se esperanzó acabando por empujar la puerta y abrirse paso. - Dijiste que me querías muchas veces. Éramos muy felices juntos y de un momento a otro...__ De un momento a otro entré a tu oficina y te encontré follando a alguien. Me di cuenta que la decepción pesa más y que un amor que pude sentir por tí, se esfumó porque no era tan
Desde otro punto las leyes en un Clan siempre se verían como locuras y ese también fue el caso de Emma, quien aún no concibía que quisieran marcarla como si fuera una pertenencia a una empresa. Llegó la mañana y aún estaba esa molestia de no saber, de donde sacaban tantas ocurrencias, se suponía que nada sobrepasaría lo que pasaba por su mente, pero por supuesto que esos desquiciados del concejo eran los únicos capaces de hacerlo. Más que todo, Vicente siendo el instigador de tal fechoría.__ ¿Tengo cara de vaca? Porque solo eso explica que me quieran marcar. - dijo cuando llegaron a la oficina. Maximiliano dejó de lado sus ocupaciones. - Una cosa es que tengo que escucharte cuando dices que soy tuya cada dos segundos, pero de eso a que alguien me...__ Deja ese tema por la paz. No permitiré que te hagan nada. - declaró su esposo. - Ya lo dejé claro y si alguien lo intenta, le pondré esa misma marca en los intestinos.__ No tienes que ser tan descriptivo conmigo. - los gestos de Emma
Los ojos de Max captaron ese disparo que marcó su vida, el primero de ellos.No podía concentrarse en su trabajo. Por más que trató de no pensar en lo que estaba viendo y escuchando a causa de sus recuerdos, le fue imposible no regresar a ese sitio abandonado, con olores desagradables y a antigüedad. Frío y sin un sitio al cual correr. Por instinto masajeó su muñeca, esa donde la cicatriz estaba y la cual ardió como si la herida hubiese sido hecha en ese instante. Emma se dió cuenta de lo que ocurría con él, por lo que posó la mano sobre ese sitio, logrando que todo el ruido que había fuese eliminado con solo su contacto. Al fijar sus ojos en los de su asistente, Max pudo respirar sin sentir que cada respiración era la de estacas incrustadas en sus pulmones. __ Ya está. - le dijo ella, inclinándose un poco para unir sus labios sobre los de él. - No lo veas más.__ No estoy viendo nada. - rió con ironía, como si tratara de regresar a ser el hombre que dejaba de lado las emociones p
Ofelia siempre tuvo en su cabeza la forma para ser vista como una mujer que llevara el apellido de un hombre que con solo la mención fuese la llave para entrar a cualquier lugar. En ese instante, cuatro de sus grandes amigas estaban en su mesa, cenando mientras el tema de conversación era la organización de uno de los eventos más grandes del club en donde cada una existía. Todas comiendo con tal elegancia, tomándolo como una competencia de quién tenía más modales entre dicha agrupación. El tintineo que causó cuando los cubiertos tocaron la loza de sus platos era todo el ruido que podía escuchar, además de las risas delicadas de cada una de ellas. Ninguna esperó al hombre que entró dando grandes pisadas, mientras su saco se ondeó debido a la velocidad que llevaba. __ ¡¿Donde está?! - la pregunta las hizo sobresaltar a todas cuando un rugido salió de su garganta rompiendo con el silencio. - ¡¿Donde está, Ofelia?!__ Maximiliano, hijo...__ ¡Deja las put4s apariencias, Ofelia! ¡Deja d
La urgencia con la cual Maximiliano se adueñó del cuerpo de Emma arrasó con el lado racional del inglés y el temor de su mujer, en un sitio donde no había nada más que ellos dos y una extensa oscuridad que se cerró sobre ambos para ahogar pensamientos y darle paso al deseo que ninguno quería apagar. La mano subió por el abdomen que se tensó con el agarre brusco y doloroso de su marido en la parte trasera de su cuello, mientras ella trató de arrancarle los botones de la camisa, arañando su piel en el proceso. El beso cargado de dominio la mantuvo presa de las ansias por recuperar el aliento, sin poder lograr más que él hombre que la puso contra el mueble de la oficina en donde prácticamente le destrozó la prenda que llevaba puesta aún.Los senos quedaron ante sus ojos, los cuales fueron atacados por el hombre que apretujó uno de ellos, en tanto sus dientes atraparon el pezón del que se llevó a la boca, Emma no pudo dejar de sentir que necesitaba atención en otro sitio, mientras que e
__ No soy de intervenir en la relación poco llevable que tienen Ofelia y tú, pero considero que la forma en que sucedieron las cosas pasan lo...__ Ni te esfuerces, Iván. Poco me interesa comenzar mi mañana con una más de las discusiones por culpa de tu esposa. - lo silenció Max al abrir la puerta de su casa, ya vestido con un traje hecho a la medida. - Si es todo, la puerta sigue abierta.__ No, no me iré hasta que me digas lo que ocurre para que te comportes como si fueras un violento siempre. - lo siguió hasta el comedor donde este se sentó y ofreció a su padre, quien solo recibió un café. - Tú no eres impulsivo, hijo. Lo que sea que tienes contra ella, podemos hablarlo. __ Tú eres partidario de que son pruebas, solo son conjeturas sin sentido. - le dijo Max. - Por más que te lo explique, lo único que dirás será que si tengo pruebas y no, no las tengo aún. __ Pero debe ser algo grave para que pongas así. __ Que te lo diga Ofelia. - insinuó. __ Es lo mismo que dijo ella y no pie
__ ¡Abre los ojos, Iván! ¡Abre los maldit0s ojos! - le exigió su hijo sosteniendo su saco, para levantarlo. - ¡Despierta! Emma estaba apresurada conduciendo a la clínica, mientras su esposo no dejó de presionar la herida que su padre tenía en su torso. La sangre no dejó de emanar de la herida y para Max, era como si sintiera el resquemor él mismo. __ Estamos por llegar. - avisó su mujer pisando el acelerador, mientas Max tenía su ropa bañada de la sangre que su padre botó en grandes cantidades, estaba comenzando a perder color y él no podía pensar en otra cosa que no fuera en aquél niño que le rogó a su madre despertar, mas nunca lo hizo.Regresó a ese sitio apestoso, donde no pudo ver más que unas cuerdas en sus pies, para impedir que pudiera escaparse. Apretó a Iván contra su pecho y luego de tantas veces que le reprochó el haber sido tan débil, ahora rogó por qué este no se rindiera. Sus puños estaban cerrado con la camisa de su padre en el interior de sus dedos casi blancos.__