Pestañeo un par de veces confundida, ya que me cuesta asimilar un poco lo que él acaba de decirme.—¿Una cita? —pregunto incrédula.Sé que debería sentirme emocionada, ya que recibir una invitación de este tipo del hombre que me gusta debería llenarme de emoción. Pero cuando Aaron me da esta invitación en lo único que puedo pensar es en lo preocupada que me siento, ya que pienso en la reciente herida de su espalda y que pasó mucho tiempo en cama, además de los peligros de salir solos después de todo lo que ha pasado, y como temo que él vuelva a ser lastimado a mi lado.—¿Estás loco? —pregunto presionando sus manos con un poco más de fuerza— Aaron yo… De verdad aprecio tu intención, es lindo que quieras “mejorar” mi primera cita, pero ahora estas demasiado débil, y tu herida…—No soy un ser humano tan delicado, te lo aseguro —me interrumpe Aaron, acercándose un poco más a mí—, voy a estar bien.—Aaron… —vuelvo a llamar su nombre sintiéndome muy angustiada.—Escúchame, me siento bien, l
Nunca antes había admirado la belleza del atardecer, sin embargo ahora que me encuentro al lado de Aaron en este bello lugar, admirando este hermoso paisaje y en un lugar tan bonito, no puedo evitar darme cuenta de ello.—¿Quieres un poco? —escucho que pregunta él a mi lado haciéndome girarme en su dirección.Veo como Aaron sostiene una copa de champagne y la acerca a mí, haciéndome desear ese burbujeante y fragante líquido.—Yo… ¿Puedo beberla? —pregunto algo tímida.—Por supuesto, ¿Por qué no podrías?A veces olvido que tengo 18 años, ya que aun siendo mayor de edad, mi padre me hubiera prohibido rotundamente beber aunque sea un poco de alcohol. Pero ya no estoy con mi padre, ahora estoy al lado de Aaron, y sonriendo suavemente acepto la copa de alcohol que él me ofrece, sonriendo al notar lo bien que me estaba tratando en esta cita.—Brindemos —dice él de pronto—, por una primera cita exitosa.—Por una primera cita exitosa… —repito con una sonrisa.Tras chocar nuestras copas, llevo
Con mi corazón latiendo fuertemente y de forma desesperada en mi pecho, siento como Aaron lentamente baja más sus besos, acercando sus labios a mi pecho, donde sin dudarlo lleva uno de mis pezones a sus labios, haciéndome gemir con mucha fuerza.No estoy acostumbrada a este tipo de toques por un hombre, sé que en el pasado Aaron y yo hicimos ciertas “cosas” estando juntos, pero esta es la primera vez que él de verdad va tan en serio y planea hacerme suya, con mi cuerpo completamente expuesto para él y sus manos calientes tocándome por todos lados.Estoy tan confundida y absorta en lo que está pasando a mi alrededor que no puedo evitar reaccionar con temor cuando siento que él acerca sus dedos a mi sexo, haciéndome jadear y cerrar las piernas como acto reflejo, ya que no es común para mí que alguien toque en esa área tan privada de mi cuerpo.—Tranquila… —susurra él de forma provocadora, mirándome desde su posición— No voy a hacerte daño.Si me hubieran dicho hace solo un par de meses
Agotada, caigo rendida sobre esa pequeña manta en la que estábamos acostados, mientras fuertes jadeos comienzan a escapar de mis labios.—Eres hermosa… —dice Aaron, llevando sus dedos a mis mejillas para acariciarme con suavidad.—Solo estas intentando… Seducirme para hacerlo otra vez —lo acuso, adivinando sus “oscuras” intenciones.No se por cuánto tiempo hemos estado en este jardín botánico, rodeados de las plantas y en esa manta para ese día de campo que nunca cumplimos, estuvimos tanto tiempo aquí que ni siquiera hemos tocado la comida desde que llegamos, es ridículo en cierto punto.Pero no me quejo, desde que llegamos no hemos dejado de hacerlo, por horas y apenas descansando unos minutos, Aaron y yo no hemos dejado de hacer el amor. Aaron es como una especie de bestia insaciable, el cual no puede estar lejos de mí, y aun descansando se la pasa tocando mis lugares sensibles como mis pechos o mi sexo, siempre excitado y deseando más.Y hasta hace un momento yo le seguía el juego,
Con mi corazón latiendo de forma desesperada por el miedo, a duras penas consigo ponerme de pie, caminando a trompicones hacia la salida de ese hermoso lugar.Debido a que estamos desnudos y descalzos, la hierba bajo mis pies me lastima, pero no tengo oportunidad de quejarme, solamente pudiendo mantenerme agachada al lado de Aaron, esperando a que vuelvan a atacarnos el grupo de misteriosas personas a nuestro alrededor que por algún motivo han venido a cazarnos.—Tranquila, controla tu respiración —me pide Aaron en un susurro—, esto está a punto de terminar.Quisiera confiar en él, pero me siento tan desprotegida y asustada que no puedo hacerlo, solo puedo sentir temor de que en cualquier momento esas personas consigan su cometido y acaben con nosotros.Caminando agachados por todo el lugar, veo como Aaron logra tomar un poco de nuestra ropa y entregármela, mientras que con su otra mano sostiene firmemente su pistola, apuntando a todos lados y atento a cualquier ataque.Avanzando a su
Nunca me interesaron las cosas que, hacia mi padre, cuando era más joven vivía encerrada en mi bonita jaula de oro, y lo único que sabía era que mi padre es alguien importante, un tipo con mucho poder y dinero, que tiene a varias personas a su mando, dispuestas a morir por él de ser necesario.Jamás cuestioné las cosas que ocurrían a mi alrededor, los guardias, las armas, el dinero, la razón por la que tenia esa bonita jaula de oro… Mi vida había estado tan apartada del resto del mundo por tanto tiempo que este tipo de cosas, que serían extrañas para cualquier otra persona, para mi eran lo más normal del mundo.Y solo ahora comprendo que nunca fue normal…—No hay forma que esas personas hayan venido por la mafia Novikov —se rehúsa Aaron nuevamente, mientras caminamos dentro de casa.—P… Pero… Tu eres un jefe de una mafia, es lo más común que personas así quieran matarte —razono intentando tranquilizarme a mi misma—. Incluso mi padre recibió varios intentos de homicidio, lo mas normal
Al poner un solo pie dentro de la mansión, esa jaula de oro donde había vivido atrapada sin ver la luz del sol por tanto tiempo, miles de emociones llenan mi mente y mi corazón. Cada rincón de esta casa y horrible lugar están llenas de mis recuerdos, momentos felices y también… Tan deprimentes…Caminando por el vestíbulo hacia las escaleras, soy obviamente recibida por mi Nana Karina, la cual al oír por la servidumbre que yo había venido a casa, no dudó en abandonar la cocina y sus deberes para venir a buscarme, dándome un fuerte abrazo cuando las dos nos encontramos al borde de las escaleras.—Has crecido tanto, mi preciosa Sophie —dice ella emocionada—, te ves tan fuerte y linda…—Te extrañé mucho nana, más de lo que puedes imaginar —digo en un susurro, aferrándome a ella con fuerza.Quisiera decirle todo, como fui atacada por el imbécil de Fred, como Aaron me rescató, como ahora me siento tan culpable por lo que ocurrió, y como he venido por respuestas. Pero no lo hago, sé que eso
Debí haberlo sabido… Aun antes de mi boda hace ya casi 5 meses, las cosas en esta mansión, mi bonita prisión de oro, se pusieron algo… Extrañas. No sé cómo describirlo, cambios de guardias y servidumbre, cada vez mayor seguridad, ver a mi Nana más preocupada… No lo sé, son pequeños detalles que yo notaba, aunque no tomaba demasiada importancia.Después de casarme pensé que todos esos cambios y evidente nerviosismo entre las personas de la mansión, se trataba por mi boda, ya que todos aparentemente sabían de mi compromiso con Aaron antes que yo. Pero ahora lo entiendo, hace más de un año que mi familia estaba siendo amenazada por Fred y sus “compañeros”, aunque ni por un solo instante mi padre pensó en decirme algo al respecto o advertirme.—¿Y nunca pensaste en decírmelo? —pregunto comenzando a enfurecerme.—No se aun quienes son estas personas… —responde él con suavidad, sin querer mirarme a los ojos.—¿Y eso que demonios importa? —pregunto comenzando a alterarme— Debiste decirme alg