Narra Ainoa.
Cada vez más me sumerjo en una fantasía, que hombre tan dulce, nunca antes había sentido tanta atracción por un chico. La última vez que me gustó alguien aun me comía los mocos. Sé que soy algo joven pero mis expectativas con el paso del tiempo han aumentado, anhelo tanto a un hombre de esos que tanto mencionan en mis historias favoritas ¡ay! No dejo de pensar en Romeo.
Mis padres al igual que las personas cercanas a mi saben cómo es mi forma de ser, no trato de imitar a nadie, solo soy yo, fluyo ante las cosas. Para el estudio no soy la mejor y quizás nunca lo sea, vengo todos los días a la escuela porque de no hacerlo me matan en casa. He ganado cada uno de mis años por obra y gracias de Dios; hasta ahora no hay una asignatura que sea de mi agrado, tolero unas más que otras. Lo único que puedo decir que ha sido lo mejor del año escolar, es venir a este museo y poder conocer a Romeo.
—Espero que puedas conservar este dibujo, no dormí para que tú lo tuvieras hoy.
—Claro que lo voy a conservar, nunca antes un chico me había obsequiado algo así, creo que será mi gran tesoro —respondo agarrando el pedazo de papel delicadeza.
—Se me hizo muy fácil recordar tu bonita sonrisa, tenía la imagen de tus ojos brillantes en mi memoria desde que te vi por lo que tuve que correr a casa para dibujarlo. Hasta un sujeto quiso comprarlo esta mañana, me había ofreciendo una suma considerable de dinero por el pero me negué, muy en el fondo sabía que tu reacción sería más valiosa que los dólares que me darían por él.
—¡Oh! Qué bueno que vine entonces, hubiera sido fatal que el dibujo no se me fuera entregado y tampoco vendido a otra persona —menciono con algo de pena.
Ha valido la pena faltar a mi última clase para poder estar aquí a tiempo.
—Sí, es una fortuna que estés aquí.
¿Fortuna? Fortuna fue la que perdió por querer sorprenderme, es lindo que haya hecho algo así, ha preferido ver mi sonrisa que recibir dinero que quizás hubiera necesitado.
—Oye, ya que estás aquí, estaba pensando que quizás… bueno, podamos ir por un helado al final de mi turno.
—Claro, amo comer helado, amo hacerlo —digo emocionada, tanto que me autocontrolo y me quedo paralizada ¡basta! Estás quedando como una tonta.
—Bien, me parece excelente, entonces si quieres puedes dar una vuelta en el museo a lo que termina mi hora y podamos salir.
—Puedo quedarme aquí sin ningún problema, de verdad, puedo esperar al lado tuyo si no te molesta; si quieres puedo quedarme con la boca cerrada, también puedo ser una tumba cuando me lo propongo.
—Está bien.
Un par de horas más tarde, observo cómo Romeo recoge sus cosas, organiza su mochila, se pone su chaqueta y me hace un gesto con su cara para que lo siga. El hombre camina delante de mí, por lo que aprovecho para mirarlo con más detención; su estatura es agradable, su tono de piel y su cabello sujetado en una coleta le da un estilo único, todo él es tan original. Podría pasar por cualquier sitio y no pasar desapercibido, hasta su manera de habla, de ver la vida, su forma de pensar son únicas, y qué decir de las percepciones que hace de las cosas que pueden ser simples a nuestros ojos, tiene el don de transformarlas en ideas increíbles.
El tiempo que llevo siguiéndole sus pasos he aprendido más que en la escuela, sabe tantas cosas que le dan ese toque de chico inteligente e interesante que me gustan.
Durante la tarde, he conocido mucho acerca del joven artista, era tan único a la hora de hablarme, de explicarme su forma de vivir, que cada vez que abría la boca me resultaba más y más interesante. Me decía su historia llena de tantas aventuras y cosas que le habían pasado estando solo en ese mundo cruel, de cómo aprendió a vivir solo y de sus anécdotas que son chistosas, tristes y a la vez emocionantes; que hasta ahora lo que he vivido es nada en comparación a él, hasta este momento me doy cuenta que tengo una vida aburrida, triste y monótona. Por un segundo me imaginé haciendo todas las cosas que él hizo al viajar y estar de un lado al otro.
—Espero algún día encontrar a una persona con quien vivir todas esas aventuras, creo que así nunca se me iría la inspiración, tendría cosas nuevas que hacer por el resto de mi vida —Dice Romeo lamiendo su helado de cono.
—¿Qué tipo de persona creerías que puede acompañarte en tus aventuras? —cuestiono esperando escuchar alguna cualidad mía.
—Debe tener ojos brillantes y expresivos, solo eso. Tendría más que suficiente.
—¿Solo eso?
—No, también debe tener una sonrisa preciosa, que sea tan hermosa que se grabe en mi memoria, así podré dibujarla cada día —continua el hombre describiendo a su tipo de mujer o compañía de aventuras.
Creo que habla de mí ¿quizás también ha dibujado la sonrisa y rostro de otras chicas? Sí, creo que habla de mi ¿o no?
—Vaya, pero debe ser difícil encontrar a una chica así, parece inexistente por la forma en la que la describes.
—Eso pensaba también, pero no, por fin te encontré.
Narra Ainoa.Mis momentos de felicidad se acabaron al volver a casa, me sentía viviendo en una fantasía que en mi mente era casi imposible que a mí me pudiera suceder. Mirar hacia mi mesa de noche y ver ese dibujo allí, en un portarretrato que le robé a mi madre era lo mejor, suspiraba por saber la forma en que he conocido al hombre más perfecto, es lo único bueno que he conocido a parte del poco de cucarachos que me rodean en la escuela; ahora, poder chatear con él o intercambiar llamadas, es una forma de saber que todo lo que me ha pasado con Romeo es real y que existe la posibilidad de seguir en contacto por mucho más tiempo.—Ainoa ¿no piensas salir de tu habitación? —menciona mi madre desde el comedor.—Sí, ya voy.Llevo encerrada en mi cuarto desde esta mañana, me ha pasado que mis padres fueron por mis calificaciones y como esperaba, me ha ido súper mal. La verdad si tenía un poquito de fe, me refiero que otras veces paso con baja nota pero paso. Ahorita estoy con el corazón en
Narra AinoaPor la mañana, con mucha hambre, volví al comedor. No quería decir nada pero pensé que si me disculpaba una vez más, los ánimos bajarían. También que me darían algo de comer, ayer como estaba molesta me reusé a probar un bocado de comida.—Buenos días —saludado a mis padres.—Buenos días —responden cortantes— . Estaba esperando que salieras, debo hablar contigo antes de irme al trabajo. Ainoa, sé que eres consciente de lo que pasa, tu madre y yo somos realistas, sabemos que tanto como tú y nosotros hemos cometidos errores, el principal de todos es el no darte limites en tu manera de actuar, has llevado tu vida al ritmo que has querido y eso es lo que te ha llevado a estar donde estas, antes amabas la escuela, amabas ser una niña responsable pero con el paso de los años eres alguien más. Te has desinteresado tanto hasta de tu propio futuro ¿Qué te pasa? ¿Crees que tu madre y yo seremos eternos? Que vamos a estar toda la vida dándote todo lo que te hemos brindado y que ya
Narra DionisioNo recuerdo la edad exacta en la que conocí a Gloria, solo tengo muy presente que fue un año antes de terminar la universidad, ella estaba por terminar en administración y yo estaba por terminar enfermería. Para esa época recuerdo que trabajaba en un supermercado para poder pagar mis estudios. Ni mi esposa ni yo venimos de familias adineradas, ambos hemos trabajado para tener lo que con el tiempo hemos adquirido. El amor fue tan grande entre los dos que nos casamos al poco tiempo de conocernos, y luego de unos meses llegó a nuestras vidas Cecilia, una hija que nos complementaria y nos enseñaría lo que era el verdadero amor; pero por alguna circunstancia de la vida, nuestra Cecilia no estaba destinada a estar con nosotros, pues a los cuatro meses falleció. Ese fue un golpe bastante duro para nosotros, no estábamos preparados para afrontar la pérdida del ser que más amábamos en el mundo. El duelo por la pérdida de nuestra pequeña nos llevó a pasar por altos y bajos en
Narra AinoaLos sentimientos que experimento en este instante son confusos, es una guerra la que tengo en mi cabeza y que necesito ganar, estoy feliz porque estoy segura he tomado la mejor decisión, pero a la vez estoy triste porque a la vez siento un sin sabor, hasta siento dudas repentinas de lo que acabo de hacer.Al llegar a la casa de Romeo me encuentro con una grata sorpresa, él tenía la mesa lista con desayuno para nosotros.—Quizás no es una mansión, que es lo que realmente mereces, pero este espacio también es tuyo, puedes sentirte como en casa —menciona él dejando mis cosas en una habitación.Yo voy directo a la mesa y no puedo evitar mirar alrededor, todo su espacio es tan colorido, sus paredes tienen chispas de pintura, su sala está invadida de grandes cuadros sin terminar y otros apenas comenzados.—Parece algo desordenado, pero te juro que luce mejor que antes.El hombre se sienta frente a mí y me sonríe, de verdad parece feliz.—El lugar es bonito, tiene tu esencia por
Narra RomeoNo creía en el amor desde hace mucho tiempo, sentía que enamorarse era vivir amarrado a una persona. Desde que tengo uso de razón me he considerado un alma libre, y no quería estar sujeto a nada. Desde que soy independiente no solo conocí amigos y personas que me ayudaron a mi carrera de artista, también conocí mujeres con las que quise compartir momentos. Independientemente de mi ideología, el corazón podía más que la razón, así que abrí las puertas de mi vida para darle paso a la oportunidad de conocer mujeres, pero en ese entonces se hacía complicado consolidar algo, pues encontrar a una persona que pueda compartir tu misma forma de ver la vida era muy difícil, por lo menos para mí, que necesitaba un apoyo y compañía de aventuras. Si tuve una chica que me enloqueció por completo, pero no se atrevía a arriesgar muchas cosas para estar conmigo, principalmente el hecho de alejarse de su familia, pues requería de alguien que pudiera seguir mis pasos sin pensar o temer del d
Narra Robert HarrisonSiete años atrás.Ser hijo único fue una virtud para mí, mis padres fueron más complacientes debido a eso, desde muy niño me han tratado como un príncipe, no puedo decir que me ha faltado algo porque sería mentira; tuve regalos, viajes, cumplieron mis caprichos, también tuve amor y muchas educación por parte de los dos, no quiere decir que nunca me regañaban, por supuesto que eso sucedía, también todas las cosas que me daban y que yo pedía me las tenía que ganar, me refiero a obtener buenas notas, cumplir con mis tareas, obedecer y demás.Recuerdo que en mi cumpleaños número cinco le había pedido a mi padre ir Walt Disney World, el solo me había pedido ordenar mi cuarto por dos semanas, recoger mis juguetes y comer toda la comida sin quejarme, solo por cumplir esas cosas básicas me regaló ese viaje a mí y a mis compañeros de escuela, mi padre rentó el lugar solo para nosotros, es el mejor recuerdo de mi infancia, mi padre ese día jugó conmigo y mis amigos, todos
Narra Eduard HarrisonSer un Harrison ha sido una responsabilidad, desde que nací ya tenía cargos futuros que asumir, mis padres desde sus primeras generaciones han sido adinerados y cada generación ha marcado una vara alta que se supera cuando alguien nuevo hereda todos esos bienes, negocios y propiedades. Mi padre en su momento manejaba una línea de automóviles y empezaban a con los primeros planos para crear una aerolínea, quería dejarnos a los dos a cargo, me refiero a mi hermano mayor y a mí; pero hubo una brecha entre los dos, mientras yo me preparaba y estudiaba para poder manejar todo lo que debía, mi hermano se dejó llevar del poder, mi padre lo controlaba a duras penas pero cuando falleció mi hermano Ignacio Harrison perdió el control de todo. Su deber era manejar la empresa de automóviles, mantenerla y así mismo idear la forma de hacerla crecer, llevando él las riendas mantuvo en pie la empresa solo tres años, se fue a banca rota por su vicio a las apuestas, el tener demas
Narra RobertMi nueva meta ya estaba en proceso, lo que deseaba se estaba realizando, lo que veía más difícil era el hecho de decirle a mi madre que quería irme a vivir solo fuera del país, pero gracias a Dios lo comprendió muy bien.Hice mis maletas con algunas cosas que quería llevar conmigo, la verdad no quise cargar mucho porque espero comprar cosas nuevas, nueva vida, nueva ropa.Mi madre me hizo una despedida como si nunca más fuera a verme, preparó una cena especial para compartir, tomamos vinito y charlamos hasta muy tarde; la mañana siguiente muy temprano me preparo para irme, me despido de mi padre y de mi madre, les digo que durante los tres primeros meses no iba a venir mientras me adaptaba al nuevo lugar, necesitaba tiempo para resolver algunas cosas.- Te amo hijo, lo sabes ¿verdad?Ese es el mensaje que escribe mi madre cuando abordé el avión.- Si madre, lo sé, yo también te am.Respondo de inmediato para que se sienta más tranquila, no es que antes no haya ido alguna