Narra Romeo
Ser un hombre libre no es fácil, eso parece ante los ojos de los demás, pero día a día vives con los murmullos de todos en tu espalda. Soy de los que dice, no me importa lo que piensen otros, pues nadie me da para comer; pero muy en el fondo se siembra en mi mente la preocupación de cómo me miran los demás.
Desde que tenía catorce años sabía lo que quería para mi vida, quería vivir del arte, quería vivir en todos lados, quería conocer, viajar, disfrutar. Lo único que necesitaba era un lápiz, una hoja y colores para iniciar mi recorrido. Mis padres no me ataron, sabían desde hace mucho el tipo de persona que habían formado, así que desde que quise salir de mi casa perdí contacto con ellos; conocí personas que influyeron de manera positiva en mi vida y también negativa. En la calle aprendí más de lo que pude aprender en una escuela, pues me junté con todo tipo de gente, vi muchas cosas y también escuché más de lo que debía.
En la actualidad tengo veinticinco años, sigo viviendo de mi arte —estoy en mi mejor momento— me han llamado de escuelas, academias y de muchos lugares para darle clases a chicos que también quieren aprender, tengo clientes que han recomendado mi trabajo y con el paso de los años me he ganado un lugar en la ciudad. Florencia, sin duda me ha abierto las puertas de una manera que me siento en mi casa, desde que llegué a Italia me he sentido tan bien que decidí radicarme, no creí que ese día iba a llegar; el día en el que por fin podía hacer crecer mis raíces en un lugar, ahora podía tener una casa y quizás hasta una familia.
—Sus pinturas son excelentes, he seguido su trabajo por mucho tiempo pero no había tenido la oportunidad de apreciarlos de cerca y menos de escuchar sus mágicos discursos —menciona un hombre mayor, el cual tiene a su cargo a un grupo bastante grande de estudiantes.
—Oh, no sabe lo feliz que me hace, me alegra que le guste mi trabajo —respondo buscando entre el grupo de chicos a Ainoa, una joven algo peculiar.
—Aprovecho para pedirle disculpas, es que mi estudiante hace un momento fue algo inoportuna con su comentario, ella es algo difícil, por decirlo de cierta manera.
—No tiene que excusarla, pues a final de cuentas de eso se trata el arte, muchas veces lo que es a nuestros ojos algo perfecto, puede ser imperfecto en la perspectiva de alguien más.
—Quizás tenga razón, pero de igual forma sigo apenado.
Al paso de unos minutos, los chicos deben marcharse. Las jóvenes dan un último vistazo a mis pinturas, y entre ellas, el rostro más hermoso que he visto.
—No creo que olvide tu opinión sobre mi trabajo, tal vez lo tenga muy en cuenta. Para la próxima tendré más estética a la hora de trabajar mis esculturas.
—Estoy muy avergonzada por eso, algunas veces suelo ser un poco impertinente. Es como si mi lengua se desconectara de mi cerebro, de verdad lo siento.
—No tienes que avergonzarte Ainoa, antes me han dado opiniones tan horribles como comparar una de mis esculturas con excremento o cosas así, así que no te preocupes.
Ella ataja una carcajada y pone su mano en la boca para ayudar a retenerla.
—¡Ainoa! —grita el profesor desde lejos mientras niega con su cabeza—. Es hora de irnos, solo espero que no sigas insultando el trabajo del artista.
Observo a la chica y la luz de sus ojos me agrada ¿Dónde estabas Ainoa?
—Bien, creo que ya debo irme.
—Claro, fue un gusto.
La chica pasa por mi lado y cuando avanza unos pasos más por un impulso la detengo.
—¡Espera!
—¿Si?
—Es que… bueno, voy a estar unos días más aquí en el museo, no sé si tu…
—Mañana volveré por la tarde —responde ella haciendo que todo sea más fácil.
—¡Ainoa Welch, deja en paz al artista! —grita su maestro esta vez un poco más enojado.
—¡No lo molesto! —responde también con un fuerte grito que acompaña con una mala cara, la cual cambia a una tierna sonrisa cuando se despide de mí.
Eres toda una chispa, digo en mi mente.
Al regresar a casa, debo ir por mis herramientas, llevo en mi cabeza muchas ideas que necesito dejar salir de miente; en todas esas ideas o más bien inspiraciones, tengo los ojos brillantes de la chica. Así que no dudo un solo segundo en tomar mi lápiz carboncillo y cartón blanco para dejar que mi mano fluya al ritmo de los latidos de mi corazón, sonrío cada vez que veo que puedo detallar su rostro de una manera increíble. No me hizo falta mirarla por más tiempo para grabar cada parte de ella en mi memoria.
La mañana siguiente, me levanto más temprano de lo normal para ultimar los detalle que me hacían falta, quería que mi dibujo realista estuviera listo antes de irme; pues quiero sorprenderla cuando vaya al museo.
Durante estos días me ha ido muy bien, hay personas que se enamoran de mi trabajo y ofrecen altas sumas de dinero por las pinturas, claramente no dudo en aceptar las ofertas pues las deudas no se pagan solas.
Por la tarde me encuentro con un grupo de jóvenes que han venido al museo, todos han quedado fascinados con el dibujo que hice la noche anterior.
—¿Esa soy yo? —escucho que alguien pregunta de la nada.
Miro entre las personas y es ella, aquí esta.
—Creí que no vendrías —menciono al verla aun con su uniforme de preparatoria acercarse hasta el dibujo.
—Vaya, eres increíble —responde detallando su rostro en el papel.
—Tu reacción fue mucho mejor de lo que esperaba, ya estaba preparado para una de tus percepciones dolorosas.
Ella me mira con algo de pena y rasca su cabeza.
—Lamento eso, de verdad.
—No, tus palabras me alentaron para crear esto, fuiste mi inspiración Ainoa.
La chica se sonroja y pasa su cabello detrás de sus orejas, que tierna se ve mi musa, ella mi musa de inspiración.
Narra Ainoa. Cada vez más me sumerjo en una fantasía, que hombre tan dulce, nunca antes había sentido tanta atracción por un chico. La última vez que me gustó alguien aun me comía los mocos. Sé que soy algo joven pero mis expectativas con el paso del tiempo han aumentado, anhelo tanto a un hombre de esos que tanto mencionan en mis historias favoritas ¡ay! No dejo de pensar en Romeo.Mis padres al igual que las personas cercanas a mi saben cómo es mi forma de ser, no trato de imitar a nadie, solo soy yo, fluyo ante las cosas. Para el estudio no soy la mejor y quizás nunca lo sea, vengo todos los días a la escuela porque de no hacerlo me matan en casa. He ganado cada uno de mis años por obra y gracias de Dios; hasta ahora no hay una asignatura que sea de mi agrado, tolero unas más que otras. Lo único que puedo decir que ha sido lo mejor del año escolar, es venir a este museo y poder conocer a Romeo.—Espero que puedas conservar este dibujo, no dormí para que tú lo tuvieras hoy.—Claro
Narra Ainoa.Mis momentos de felicidad se acabaron al volver a casa, me sentía viviendo en una fantasía que en mi mente era casi imposible que a mí me pudiera suceder. Mirar hacia mi mesa de noche y ver ese dibujo allí, en un portarretrato que le robé a mi madre era lo mejor, suspiraba por saber la forma en que he conocido al hombre más perfecto, es lo único bueno que he conocido a parte del poco de cucarachos que me rodean en la escuela; ahora, poder chatear con él o intercambiar llamadas, es una forma de saber que todo lo que me ha pasado con Romeo es real y que existe la posibilidad de seguir en contacto por mucho más tiempo.—Ainoa ¿no piensas salir de tu habitación? —menciona mi madre desde el comedor.—Sí, ya voy.Llevo encerrada en mi cuarto desde esta mañana, me ha pasado que mis padres fueron por mis calificaciones y como esperaba, me ha ido súper mal. La verdad si tenía un poquito de fe, me refiero que otras veces paso con baja nota pero paso. Ahorita estoy con el corazón en
Narra AinoaPor la mañana, con mucha hambre, volví al comedor. No quería decir nada pero pensé que si me disculpaba una vez más, los ánimos bajarían. También que me darían algo de comer, ayer como estaba molesta me reusé a probar un bocado de comida.—Buenos días —saludado a mis padres.—Buenos días —responden cortantes— . Estaba esperando que salieras, debo hablar contigo antes de irme al trabajo. Ainoa, sé que eres consciente de lo que pasa, tu madre y yo somos realistas, sabemos que tanto como tú y nosotros hemos cometidos errores, el principal de todos es el no darte limites en tu manera de actuar, has llevado tu vida al ritmo que has querido y eso es lo que te ha llevado a estar donde estas, antes amabas la escuela, amabas ser una niña responsable pero con el paso de los años eres alguien más. Te has desinteresado tanto hasta de tu propio futuro ¿Qué te pasa? ¿Crees que tu madre y yo seremos eternos? Que vamos a estar toda la vida dándote todo lo que te hemos brindado y que ya
Narra DionisioNo recuerdo la edad exacta en la que conocí a Gloria, solo tengo muy presente que fue un año antes de terminar la universidad, ella estaba por terminar en administración y yo estaba por terminar enfermería. Para esa época recuerdo que trabajaba en un supermercado para poder pagar mis estudios. Ni mi esposa ni yo venimos de familias adineradas, ambos hemos trabajado para tener lo que con el tiempo hemos adquirido. El amor fue tan grande entre los dos que nos casamos al poco tiempo de conocernos, y luego de unos meses llegó a nuestras vidas Cecilia, una hija que nos complementaria y nos enseñaría lo que era el verdadero amor; pero por alguna circunstancia de la vida, nuestra Cecilia no estaba destinada a estar con nosotros, pues a los cuatro meses falleció. Ese fue un golpe bastante duro para nosotros, no estábamos preparados para afrontar la pérdida del ser que más amábamos en el mundo. El duelo por la pérdida de nuestra pequeña nos llevó a pasar por altos y bajos en
Narra AinoaLos sentimientos que experimento en este instante son confusos, es una guerra la que tengo en mi cabeza y que necesito ganar, estoy feliz porque estoy segura he tomado la mejor decisión, pero a la vez estoy triste porque a la vez siento un sin sabor, hasta siento dudas repentinas de lo que acabo de hacer.Al llegar a la casa de Romeo me encuentro con una grata sorpresa, él tenía la mesa lista con desayuno para nosotros.—Quizás no es una mansión, que es lo que realmente mereces, pero este espacio también es tuyo, puedes sentirte como en casa —menciona él dejando mis cosas en una habitación.Yo voy directo a la mesa y no puedo evitar mirar alrededor, todo su espacio es tan colorido, sus paredes tienen chispas de pintura, su sala está invadida de grandes cuadros sin terminar y otros apenas comenzados.—Parece algo desordenado, pero te juro que luce mejor que antes.El hombre se sienta frente a mí y me sonríe, de verdad parece feliz.—El lugar es bonito, tiene tu esencia por
Narra RomeoNo creía en el amor desde hace mucho tiempo, sentía que enamorarse era vivir amarrado a una persona. Desde que tengo uso de razón me he considerado un alma libre, y no quería estar sujeto a nada. Desde que soy independiente no solo conocí amigos y personas que me ayudaron a mi carrera de artista, también conocí mujeres con las que quise compartir momentos. Independientemente de mi ideología, el corazón podía más que la razón, así que abrí las puertas de mi vida para darle paso a la oportunidad de conocer mujeres, pero en ese entonces se hacía complicado consolidar algo, pues encontrar a una persona que pueda compartir tu misma forma de ver la vida era muy difícil, por lo menos para mí, que necesitaba un apoyo y compañía de aventuras. Si tuve una chica que me enloqueció por completo, pero no se atrevía a arriesgar muchas cosas para estar conmigo, principalmente el hecho de alejarse de su familia, pues requería de alguien que pudiera seguir mis pasos sin pensar o temer del d
Narra Robert HarrisonSiete años atrás.Ser hijo único fue una virtud para mí, mis padres fueron más complacientes debido a eso, desde muy niño me han tratado como un príncipe, no puedo decir que me ha faltado algo porque sería mentira; tuve regalos, viajes, cumplieron mis caprichos, también tuve amor y muchas educación por parte de los dos, no quiere decir que nunca me regañaban, por supuesto que eso sucedía, también todas las cosas que me daban y que yo pedía me las tenía que ganar, me refiero a obtener buenas notas, cumplir con mis tareas, obedecer y demás.Recuerdo que en mi cumpleaños número cinco le había pedido a mi padre ir Walt Disney World, el solo me había pedido ordenar mi cuarto por dos semanas, recoger mis juguetes y comer toda la comida sin quejarme, solo por cumplir esas cosas básicas me regaló ese viaje a mí y a mis compañeros de escuela, mi padre rentó el lugar solo para nosotros, es el mejor recuerdo de mi infancia, mi padre ese día jugó conmigo y mis amigos, todos
Narra Eduard HarrisonSer un Harrison ha sido una responsabilidad, desde que nací ya tenía cargos futuros que asumir, mis padres desde sus primeras generaciones han sido adinerados y cada generación ha marcado una vara alta que se supera cuando alguien nuevo hereda todos esos bienes, negocios y propiedades. Mi padre en su momento manejaba una línea de automóviles y empezaban a con los primeros planos para crear una aerolínea, quería dejarnos a los dos a cargo, me refiero a mi hermano mayor y a mí; pero hubo una brecha entre los dos, mientras yo me preparaba y estudiaba para poder manejar todo lo que debía, mi hermano se dejó llevar del poder, mi padre lo controlaba a duras penas pero cuando falleció mi hermano Ignacio Harrison perdió el control de todo. Su deber era manejar la empresa de automóviles, mantenerla y así mismo idear la forma de hacerla crecer, llevando él las riendas mantuvo en pie la empresa solo tres años, se fue a banca rota por su vicio a las apuestas, el tener demas