Narra Ainoa.
Mis momentos de felicidad se acabaron al volver a casa, me sentía viviendo en una fantasía que en mi mente era casi imposible que a mí me pudiera suceder. Mirar hacia mi mesa de noche y ver ese dibujo allí, en un portarretrato que le robé a mi madre era lo mejor, suspiraba por saber la forma en que he conocido al hombre más perfecto, es lo único bueno que he conocido a parte del poco de cucarachos que me rodean en la escuela; ahora, poder chatear con él o intercambiar llamadas, es una forma de saber que todo lo que me ha pasado con Romeo es real y que existe la posibilidad de seguir en contacto por mucho más tiempo.
—Ainoa ¿no piensas salir de tu habitación? —menciona mi madre desde el comedor.
—Sí, ya voy.
Llevo encerrada en mi cuarto desde esta mañana, me ha pasado que mis padres fueron por mis calificaciones y como esperaba, me ha ido súper mal. La verdad si tenía un poquito de fe, me refiero que otras veces paso con baja nota pero paso. Ahorita estoy con el corazón en un hilo porque aún no he recibido el regaño de mi padre.
Me paro de la cama y escondo mi móvil debajo del colchón, existe la posibilidad de que me lo decomisen como hicieron hace un tiempo. Abro la puerta y salgo inhalando todo el aire que voy a necesitar en mis pulmones para no desmayarme.
—Hasta que te dignas a salir de tu habitación —menciona mi padre sentado en el comedor, luce enfadado.
Tiene sus codos apoyados en la mesa y sus dedos entrelazados, entre sus brazos tiene una taza de té, ¡demonios! Eso es una muy mala señal, una muy mala señal, lo bueno es que se toma el té para poder tranquilizarse y no matarme.
—Toma asiento, Ainoa.
Todos estamos en un silencio incomodo, solo se puede escuchar la respiración de mi padre, es como si un toro estuviera entre nosotros resoplando.
—¿No tienes nada que decir?
Niego con la cabeza y muerdo mis labios, a lo que el ogro frente a mi reacciona dándole un manotazo a la mesa que hace que salte del asombro.
—¿Sabes la vergüenza que he pasado hoy en frente de los demás padres de familia? Ainoa, me parece increíble que siendo una chica que no tiene que trabajar por sus cosas, que no tiene otra responsabilidad que solo estudiar, tengas estas calificaciones de m****a.
Mi madre saca de su bolsillo una bola de papel que puedo suponer son mis calificaciones.
—¿Qué he hecho mal contigo? ¿Qué te ha faltado? ¿Qué más quieres de tu padre y de mí?
—Ainoa, ¿Qué pasa contigo? No sé en qué momento pasaste de ser una niña aplicada a convertirte en una vaga que no hace nada por su vida, todos los días vas a tus clases, ¿no entiendo por qué debe irte tan mal? es como si no fueras al salón, tus maestros dicen que estas todo el tiempo en un mundo de fantasía, que te han pillado en clase leyendo historietas y no estas pendiente a las explicaciones, ¡¿Qué pasa contigo?!
El hombre sigue hablando y en por mi cabeza solo pasa Romeo, creo que mi forma de ver la vida es mas a lo que él hace, seguramente a esto se refería cuando decía que no extrañaba a sus padres.
—Ya no sé qué más puedo hacer contigo, creo que sería el mismo resultado si vas o no a tus clases, las calificaciones son tan pésimas que es como si no estuvieras, dime ¡¿De qué sirve que estés en cuerpo pero que en tu mente estés en las nubes?!
Vuelve a gritar haciendo que me agite.
—Siento vergüenza, a este paso no puedo imaginar un buen futuro para ti, así como vas serás una completa fracasada.
Mi madre dice esas duras palabras en voz baja, creo que hasta se ha quebrado un poco. Levanto mi vista y puedo notar que sus ojos se han cristalizado.
—Lo siento —es lo que puedo responder.
—De nada vale que te lamentes, con decir “lo siento” no vas a recuperar esas insuficiencias, ¿sabes qué? Vuelve a tu habitación.
Me pongo de pie derrotada, no puedo defenderme, la verdad no hay mucho que pueda hacer. Regreso a mi cuarto y lo primero que hago es tomar el móvil, quiero desahogarme con la única persona que me puede comprender.
- Romeo, ¿estas despierto? —pregunto en un mensaje de texto.
—¡Hey! si aquí estoy.
—¿Te he despertado? —sigo tratando de saber si es un buen momento para hablar.
—No, dime, ¿está todo bien? ¿Pasa algo?
—Quiero hablar un rato contigo —respondo considerando en si es buena idea decirle lo que me pasa.
El chico deja de responder los mensajes y en cuestión de segundos está llamando a mi móvil.
—¿Estas bien? Me estoy preocupando.
—Sí, es que bueno… no sé cómo decirte, es algo vergonzoso pero tengo que hablar con alguien porque si no puedo volverme loca.
—¿Qué es? Dime.
—Es que mis padres están muy enojados, más que eso, están decepcionados de mí. Mis calificaciones han sido un asco, he reprobado todo menos literatura y arte, no te imaginas todo lo que me han dicho hace un momento, por eso tenía que hablar con alguien.
—¡Oh baby! No te pongas así.
—Me siento triste porque empiezo a creer en sus palabras, seré una fracasada en un futuro, la verdad es que no sé qué me sucede. Yo no quiero estar así pero no me da, me atormentan las clases, solo encuentro paz en mis libros y mis historias, quiero ser la de antes pero es como si no pudiera concentrarme. Ahora mismo temo porque no quiero ser una buena para nada.
—Eso no pasará, eres un ser precioso. Tienes una luz que nadie más tiene, eres especial Ainoa, eres una chica con un potencial que aún no descubres. Yo sí creo en ti, yo si apuesto lo que sea por ti, yo si veo lo especial que eres, así que deja de atormentarte por cosas sin sentido; lastimosamente el mundo no se entiende y no comprende que existimos seres diferentes, que nacimos para algo más que para las matemáticas y para los experimentos de laboratorio. Tu eres de las mías, somos almas libres, que solo queremos ser felices sin tener que seguir los parámetros que otros nos imponen.
Sus palabras son tan alentadoras que me hacen sentir un poco mejor.
—Eres el único que me entiende —respondo desde mi corazón.
—Estoy para ti, siempre que lo necesites estaré para ti. —son sus últimas palabras antes de despedirse y desearme una bonita noche, es increíble como charlar con el me purifica el alma.
Narra AinoaPor la mañana, con mucha hambre, volví al comedor. No quería decir nada pero pensé que si me disculpaba una vez más, los ánimos bajarían. También que me darían algo de comer, ayer como estaba molesta me reusé a probar un bocado de comida.—Buenos días —saludado a mis padres.—Buenos días —responden cortantes— . Estaba esperando que salieras, debo hablar contigo antes de irme al trabajo. Ainoa, sé que eres consciente de lo que pasa, tu madre y yo somos realistas, sabemos que tanto como tú y nosotros hemos cometidos errores, el principal de todos es el no darte limites en tu manera de actuar, has llevado tu vida al ritmo que has querido y eso es lo que te ha llevado a estar donde estas, antes amabas la escuela, amabas ser una niña responsable pero con el paso de los años eres alguien más. Te has desinteresado tanto hasta de tu propio futuro ¿Qué te pasa? ¿Crees que tu madre y yo seremos eternos? Que vamos a estar toda la vida dándote todo lo que te hemos brindado y que ya
Narra DionisioNo recuerdo la edad exacta en la que conocí a Gloria, solo tengo muy presente que fue un año antes de terminar la universidad, ella estaba por terminar en administración y yo estaba por terminar enfermería. Para esa época recuerdo que trabajaba en un supermercado para poder pagar mis estudios. Ni mi esposa ni yo venimos de familias adineradas, ambos hemos trabajado para tener lo que con el tiempo hemos adquirido. El amor fue tan grande entre los dos que nos casamos al poco tiempo de conocernos, y luego de unos meses llegó a nuestras vidas Cecilia, una hija que nos complementaria y nos enseñaría lo que era el verdadero amor; pero por alguna circunstancia de la vida, nuestra Cecilia no estaba destinada a estar con nosotros, pues a los cuatro meses falleció. Ese fue un golpe bastante duro para nosotros, no estábamos preparados para afrontar la pérdida del ser que más amábamos en el mundo. El duelo por la pérdida de nuestra pequeña nos llevó a pasar por altos y bajos en
Narra AinoaLos sentimientos que experimento en este instante son confusos, es una guerra la que tengo en mi cabeza y que necesito ganar, estoy feliz porque estoy segura he tomado la mejor decisión, pero a la vez estoy triste porque a la vez siento un sin sabor, hasta siento dudas repentinas de lo que acabo de hacer.Al llegar a la casa de Romeo me encuentro con una grata sorpresa, él tenía la mesa lista con desayuno para nosotros.—Quizás no es una mansión, que es lo que realmente mereces, pero este espacio también es tuyo, puedes sentirte como en casa —menciona él dejando mis cosas en una habitación.Yo voy directo a la mesa y no puedo evitar mirar alrededor, todo su espacio es tan colorido, sus paredes tienen chispas de pintura, su sala está invadida de grandes cuadros sin terminar y otros apenas comenzados.—Parece algo desordenado, pero te juro que luce mejor que antes.El hombre se sienta frente a mí y me sonríe, de verdad parece feliz.—El lugar es bonito, tiene tu esencia por
Narra RomeoNo creía en el amor desde hace mucho tiempo, sentía que enamorarse era vivir amarrado a una persona. Desde que tengo uso de razón me he considerado un alma libre, y no quería estar sujeto a nada. Desde que soy independiente no solo conocí amigos y personas que me ayudaron a mi carrera de artista, también conocí mujeres con las que quise compartir momentos. Independientemente de mi ideología, el corazón podía más que la razón, así que abrí las puertas de mi vida para darle paso a la oportunidad de conocer mujeres, pero en ese entonces se hacía complicado consolidar algo, pues encontrar a una persona que pueda compartir tu misma forma de ver la vida era muy difícil, por lo menos para mí, que necesitaba un apoyo y compañía de aventuras. Si tuve una chica que me enloqueció por completo, pero no se atrevía a arriesgar muchas cosas para estar conmigo, principalmente el hecho de alejarse de su familia, pues requería de alguien que pudiera seguir mis pasos sin pensar o temer del d
Narra Robert HarrisonSiete años atrás.Ser hijo único fue una virtud para mí, mis padres fueron más complacientes debido a eso, desde muy niño me han tratado como un príncipe, no puedo decir que me ha faltado algo porque sería mentira; tuve regalos, viajes, cumplieron mis caprichos, también tuve amor y muchas educación por parte de los dos, no quiere decir que nunca me regañaban, por supuesto que eso sucedía, también todas las cosas que me daban y que yo pedía me las tenía que ganar, me refiero a obtener buenas notas, cumplir con mis tareas, obedecer y demás.Recuerdo que en mi cumpleaños número cinco le había pedido a mi padre ir Walt Disney World, el solo me había pedido ordenar mi cuarto por dos semanas, recoger mis juguetes y comer toda la comida sin quejarme, solo por cumplir esas cosas básicas me regaló ese viaje a mí y a mis compañeros de escuela, mi padre rentó el lugar solo para nosotros, es el mejor recuerdo de mi infancia, mi padre ese día jugó conmigo y mis amigos, todos
Narra Eduard HarrisonSer un Harrison ha sido una responsabilidad, desde que nací ya tenía cargos futuros que asumir, mis padres desde sus primeras generaciones han sido adinerados y cada generación ha marcado una vara alta que se supera cuando alguien nuevo hereda todos esos bienes, negocios y propiedades. Mi padre en su momento manejaba una línea de automóviles y empezaban a con los primeros planos para crear una aerolínea, quería dejarnos a los dos a cargo, me refiero a mi hermano mayor y a mí; pero hubo una brecha entre los dos, mientras yo me preparaba y estudiaba para poder manejar todo lo que debía, mi hermano se dejó llevar del poder, mi padre lo controlaba a duras penas pero cuando falleció mi hermano Ignacio Harrison perdió el control de todo. Su deber era manejar la empresa de automóviles, mantenerla y así mismo idear la forma de hacerla crecer, llevando él las riendas mantuvo en pie la empresa solo tres años, se fue a banca rota por su vicio a las apuestas, el tener demas
Narra RobertMi nueva meta ya estaba en proceso, lo que deseaba se estaba realizando, lo que veía más difícil era el hecho de decirle a mi madre que quería irme a vivir solo fuera del país, pero gracias a Dios lo comprendió muy bien.Hice mis maletas con algunas cosas que quería llevar conmigo, la verdad no quise cargar mucho porque espero comprar cosas nuevas, nueva vida, nueva ropa.Mi madre me hizo una despedida como si nunca más fuera a verme, preparó una cena especial para compartir, tomamos vinito y charlamos hasta muy tarde; la mañana siguiente muy temprano me preparo para irme, me despido de mi padre y de mi madre, les digo que durante los tres primeros meses no iba a venir mientras me adaptaba al nuevo lugar, necesitaba tiempo para resolver algunas cosas.- Te amo hijo, lo sabes ¿verdad?Ese es el mensaje que escribe mi madre cuando abordé el avión.- Si madre, lo sé, yo también te am.Respondo de inmediato para que se sienta más tranquila, no es que antes no haya ido alguna
Narra RobertMi tiempo en Miami ha sido fenomenal, estaba algo loco al principio pero me adapté más rápido de lo pensado, algunas veces me levantaba creyendo que estaba en mi casa o cuando salía me perdía creyendo que estaba en Italia, fue chistoso, lástima que no tenía con quien compartir esos ratos; no quiero decir que he estado completamente solo, tengo amigas y algunos amigos, conocidos y demás pero no alguien que comparta más tiempo del normal conmigo.Desde que estoy viviendo solo debo estar al tanto de muchas cosas, no quería tener una muchacha de servicio ni nada por el estilo, no me gusta que las cosas intimas de mi casa las tenga que presenciar otro, además tengo una imagen que mantener y un apellido al cual no debo manchar por lo que me choca saber que un forastero puede decir lo que ve y escucha en mi propiedad.Una noche recuerdo que llegué demasiado tarde a casa, creí que tenía comida o algo para preparar pero no tenía ni agua, había olvidado hacer compras, era demasiado