Narra Ainoa.
Siete años atrás.
Acabo de terminar la lectura más hermosa, es una historia de amor que describe al hombre perfecto, siempre he soñado con el príncipe azul, todas en algún momento deseamos encontrar un sapo y besarlo con la esperanza de que pueda convertirse en el hombre de nuestros sueños, ¡ay! Creo que estoy llenando mi cabeza de muchas fantasías, quizás deba suspender esas historias románticas por un tiempo.
—Ainoa ¿Qué hace allí? Pareces tonta mirando hacia la nada —menciona Alison, una compañera de colegio.
—Oh, estaba algo distraída ¿Qué decías?
Cierro mi libro y de inmediato vuelvo a poner los pies en la tierra.
—El profesor de arte te anda buscando, quiere saber si tus padres firmaron el permiso para la salida de hoy.
—Sí, ya se lo voy a llevar.
Guardo mi libro en la mochila y me dirijo hasta el lugar donde hemos quedado para reunirnos, la entrada del colegio.
El día de hoy el profesor de arte nos llevará a un museo, estos días en clase nos hablaba acerca de la historia del arte, no fue de las mejores pero se esforzó en no aburrirnos tanto. Mi profesor es amorosito pero no tiene didáctica para dictar sus temas, muchas veces me he quedado dormida a la mitad de sus explicaciones.
—Chicos, suban al autobús —ordena y todos corrimos en manada—. ¡En orden por favor!
—Cálmese señor Angulo, no se estrese y disfrute del paseo.
—Esto no es un paseo, es una salida escolar —refuta agitando la lista y los permisos que lleva en su mano.
Subo al bus siendo una de las primeras, quiero sentarme junto a la ventana para poder ventilar mejor mi rostro.
—¿Puedo sentarme contigo? —expresa Alison.
—Claro.
La chica se sienta a mi lado y también mira por mi ventanilla el desorden que hay afuera.
Al paso de unos cinco minutos el bus se pone en marcha e iniciamos nuestro recorrido.
—¿Te gusta mucho leer? —pregunta mi compañera haciendo que quite mi mirada del cristal.
—Oh sí, me gustan las novelas románticas.
—¿Qué leías hace un momento? —continua ella de curiosa.
—Es una historia sobre una chica que encuentra al amor de su vida de la forma más casual, o sea, el destino la cruza con el hombre perfecto y fue amor a primera vista; la chica de la historia cuando conoce a su príncipe azul, supo desde lo más profundo de su corazón que debía seguirlo y eso hizo. Con el tiempo solo vivieron momentos mágicos —me detengo por un momento y suspiro—. Quisiera experimentar algo igual.
—Vaya, tiene que ser una historia, de eso tan bueno no creo que den tanto —responde quitándole el romanticismo al momento.
—No seas mata pasiones, vamos Alison ¿nunca has pensado en cómo será el hombre de tu vida? —pregunto mirándola con cara de tonta.
—No, a mis diecisiete no me preocupa encontrar un esposo o un marido, no quiero cocinar para nadie aun.
—Que pesada eres, de verdad.
El bus se detiene y el profesor de arte es el primero en bajar, mira su lista y revisa que todos estén.
—Chicos, vayan ingresando con orden. Por favor escúchenme y no se alejen del grupo.
La manada de estudiantes ingresa al museo. Allí nos esperaba una chica que vestía con los colores de los logos del museo, parecía muy inteligente con sus lentes cuadrados.
La mujer, fue la encargada en darnos una especie de tour, nos explicaba cada historia de los cuadros y esculturas que habíamos, ¿Cómo le hace para memorizar tantas cosas a la vez? Sabía todo, hasta la historia de los artistas desde sus generaciones anteriores, que cosa más sorprendente.
—Muy bien, ahora pasemos por esta sección, aquí tenemos a uno de los artistas populares de nuestra ciudad que por estos días estará exponiendo sus cuadros y esculturas en el museo, les presento a Romeo Donald.
La mujer con cerebro de enciclopedia, señala hacia su lado derecho, debo esquivar un par de cabeza con la mirada para enfocar al artista, Romeo. Que nombre tan bonito.
—Hola chicos, mi nombre es Romeo Donald, soy artista plástico y por estos días estaré en el museo exponiendo mis obras, estoy feliz de poder compartir mis creaciones con ustedes.
Más de una abre su boca al ver al hombre más hermoso, su estatura y buen cuerpo eran encantadores.
—Qué lindo es ¿verdad? —susurra alguien a mis espaldas.
Yo camino entre mis compañeros para acercarme más al hombre que está hablando, es increíble lo que produce su voz en mi pecho, ¡vaya! Sus ojos son tan hermosos.
—Este es un cuadro abstracto, quise usar tonos ocres para su creación, pueden notar que cada una de mis obras maneja su propio concepto y diferentes estilos y técnicas; de forma general esto me representa porque soy muy versátil y de mente abierta…
Esto era justo lo que decía la chica de la historia, esa era la sensación que ella describía: Respiración hiperventilada, corazón a mil por segundo, un hilo frio en el pecho y unas ligeras ganas de hacer del dos. No sé si sean las mariposas en mi estómago o el yogurt que me tomé esta mañana.
—Bien, quisiera saber que pueden apreciar de esta escultura, quiero preguntarle a alguien, tú ¿Cómo es tu nombre? —me pregunta Romeo mirándome con sus enormes ojos que brillan como faros de camión.
—Ainoa, me llamo Ainoa —respondo con voz nerviosa.
—Que hermoso nombre tienes.
Por unos segundos el tiempo se detuvo, estoy completamente segura que lo mismo que yo puedo percibir él también lo ve ¡Dios mío!
—Muchas gracias —digo sonrojada.
—Ainoa, me gustaría saber que puedes percibir de esta escultura.
—Bien, parecerá una locura pero al ver esa escultura lo que siento es ansiedad. Soy perfeccionista y creo que cada cosa está en el lugar equivocado o con las porciones inapropiadas, quisiera tomar una espátula y hacer que cada elemento de lo que está allí se vea más estético y equilibrado —respondo sin pensar, me detengo al saber que he sido algo imprudente y pongo las manos en mi boca.
—Es una apreciación algo… fuerte, creí que responderías de manera diferente.
El artista parece incómodo y yo me regreso a mi lugar entre la multitud, que vergonzoso.
Narra RomeoSer un hombre libre no es fácil, eso parece ante los ojos de los demás, pero día a día vives con los murmullos de todos en tu espalda. Soy de los que dice, no me importa lo que piensen otros, pues nadie me da para comer; pero muy en el fondo se siembra en mi mente la preocupación de cómo me miran los demás.Desde que tenía catorce años sabía lo que quería para mi vida, quería vivir del arte, quería vivir en todos lados, quería conocer, viajar, disfrutar. Lo único que necesitaba era un lápiz, una hoja y colores para iniciar mi recorrido. Mis padres no me ataron, sabían desde hace mucho el tipo de persona que habían formado, así que desde que quise salir de mi casa perdí contacto con ellos; conocí personas que influyeron de manera positiva en mi vida y también negativa. En la calle aprendí más de lo que pude aprender en una escuela, pues me junté con todo tipo de gente, vi muchas cosas y también escuché más de lo que debía.En la actualidad tengo veinticinco años, sigo vivie
Narra Ainoa. Cada vez más me sumerjo en una fantasía, que hombre tan dulce, nunca antes había sentido tanta atracción por un chico. La última vez que me gustó alguien aun me comía los mocos. Sé que soy algo joven pero mis expectativas con el paso del tiempo han aumentado, anhelo tanto a un hombre de esos que tanto mencionan en mis historias favoritas ¡ay! No dejo de pensar en Romeo.Mis padres al igual que las personas cercanas a mi saben cómo es mi forma de ser, no trato de imitar a nadie, solo soy yo, fluyo ante las cosas. Para el estudio no soy la mejor y quizás nunca lo sea, vengo todos los días a la escuela porque de no hacerlo me matan en casa. He ganado cada uno de mis años por obra y gracias de Dios; hasta ahora no hay una asignatura que sea de mi agrado, tolero unas más que otras. Lo único que puedo decir que ha sido lo mejor del año escolar, es venir a este museo y poder conocer a Romeo.—Espero que puedas conservar este dibujo, no dormí para que tú lo tuvieras hoy.—Claro
Narra Ainoa.Mis momentos de felicidad se acabaron al volver a casa, me sentía viviendo en una fantasía que en mi mente era casi imposible que a mí me pudiera suceder. Mirar hacia mi mesa de noche y ver ese dibujo allí, en un portarretrato que le robé a mi madre era lo mejor, suspiraba por saber la forma en que he conocido al hombre más perfecto, es lo único bueno que he conocido a parte del poco de cucarachos que me rodean en la escuela; ahora, poder chatear con él o intercambiar llamadas, es una forma de saber que todo lo que me ha pasado con Romeo es real y que existe la posibilidad de seguir en contacto por mucho más tiempo.—Ainoa ¿no piensas salir de tu habitación? —menciona mi madre desde el comedor.—Sí, ya voy.Llevo encerrada en mi cuarto desde esta mañana, me ha pasado que mis padres fueron por mis calificaciones y como esperaba, me ha ido súper mal. La verdad si tenía un poquito de fe, me refiero que otras veces paso con baja nota pero paso. Ahorita estoy con el corazón en
Narra AinoaPor la mañana, con mucha hambre, volví al comedor. No quería decir nada pero pensé que si me disculpaba una vez más, los ánimos bajarían. También que me darían algo de comer, ayer como estaba molesta me reusé a probar un bocado de comida.—Buenos días —saludado a mis padres.—Buenos días —responden cortantes— . Estaba esperando que salieras, debo hablar contigo antes de irme al trabajo. Ainoa, sé que eres consciente de lo que pasa, tu madre y yo somos realistas, sabemos que tanto como tú y nosotros hemos cometidos errores, el principal de todos es el no darte limites en tu manera de actuar, has llevado tu vida al ritmo que has querido y eso es lo que te ha llevado a estar donde estas, antes amabas la escuela, amabas ser una niña responsable pero con el paso de los años eres alguien más. Te has desinteresado tanto hasta de tu propio futuro ¿Qué te pasa? ¿Crees que tu madre y yo seremos eternos? Que vamos a estar toda la vida dándote todo lo que te hemos brindado y que ya
Narra DionisioNo recuerdo la edad exacta en la que conocí a Gloria, solo tengo muy presente que fue un año antes de terminar la universidad, ella estaba por terminar en administración y yo estaba por terminar enfermería. Para esa época recuerdo que trabajaba en un supermercado para poder pagar mis estudios. Ni mi esposa ni yo venimos de familias adineradas, ambos hemos trabajado para tener lo que con el tiempo hemos adquirido. El amor fue tan grande entre los dos que nos casamos al poco tiempo de conocernos, y luego de unos meses llegó a nuestras vidas Cecilia, una hija que nos complementaria y nos enseñaría lo que era el verdadero amor; pero por alguna circunstancia de la vida, nuestra Cecilia no estaba destinada a estar con nosotros, pues a los cuatro meses falleció. Ese fue un golpe bastante duro para nosotros, no estábamos preparados para afrontar la pérdida del ser que más amábamos en el mundo. El duelo por la pérdida de nuestra pequeña nos llevó a pasar por altos y bajos en
Narra AinoaLos sentimientos que experimento en este instante son confusos, es una guerra la que tengo en mi cabeza y que necesito ganar, estoy feliz porque estoy segura he tomado la mejor decisión, pero a la vez estoy triste porque a la vez siento un sin sabor, hasta siento dudas repentinas de lo que acabo de hacer.Al llegar a la casa de Romeo me encuentro con una grata sorpresa, él tenía la mesa lista con desayuno para nosotros.—Quizás no es una mansión, que es lo que realmente mereces, pero este espacio también es tuyo, puedes sentirte como en casa —menciona él dejando mis cosas en una habitación.Yo voy directo a la mesa y no puedo evitar mirar alrededor, todo su espacio es tan colorido, sus paredes tienen chispas de pintura, su sala está invadida de grandes cuadros sin terminar y otros apenas comenzados.—Parece algo desordenado, pero te juro que luce mejor que antes.El hombre se sienta frente a mí y me sonríe, de verdad parece feliz.—El lugar es bonito, tiene tu esencia por
Narra RomeoNo creía en el amor desde hace mucho tiempo, sentía que enamorarse era vivir amarrado a una persona. Desde que tengo uso de razón me he considerado un alma libre, y no quería estar sujeto a nada. Desde que soy independiente no solo conocí amigos y personas que me ayudaron a mi carrera de artista, también conocí mujeres con las que quise compartir momentos. Independientemente de mi ideología, el corazón podía más que la razón, así que abrí las puertas de mi vida para darle paso a la oportunidad de conocer mujeres, pero en ese entonces se hacía complicado consolidar algo, pues encontrar a una persona que pueda compartir tu misma forma de ver la vida era muy difícil, por lo menos para mí, que necesitaba un apoyo y compañía de aventuras. Si tuve una chica que me enloqueció por completo, pero no se atrevía a arriesgar muchas cosas para estar conmigo, principalmente el hecho de alejarse de su familia, pues requería de alguien que pudiera seguir mis pasos sin pensar o temer del d
Narra Robert HarrisonSiete años atrás.Ser hijo único fue una virtud para mí, mis padres fueron más complacientes debido a eso, desde muy niño me han tratado como un príncipe, no puedo decir que me ha faltado algo porque sería mentira; tuve regalos, viajes, cumplieron mis caprichos, también tuve amor y muchas educación por parte de los dos, no quiere decir que nunca me regañaban, por supuesto que eso sucedía, también todas las cosas que me daban y que yo pedía me las tenía que ganar, me refiero a obtener buenas notas, cumplir con mis tareas, obedecer y demás.Recuerdo que en mi cumpleaños número cinco le había pedido a mi padre ir Walt Disney World, el solo me había pedido ordenar mi cuarto por dos semanas, recoger mis juguetes y comer toda la comida sin quejarme, solo por cumplir esas cosas básicas me regaló ese viaje a mí y a mis compañeros de escuela, mi padre rentó el lugar solo para nosotros, es el mejor recuerdo de mi infancia, mi padre ese día jugó conmigo y mis amigos, todos