—Señor ya estamos muy cerca del castillo.—Informaban al líder militar mientras se detenían para contemplar en el bosque.—Estamos a unas horas de llegar pero la noche nos alcanzará antes de eso.—Muy bien explorador.—Respondió el general con voz analítica y agradecida.—Has hecho un gran trabajo. Ve a descansar.El jefe militar miró a Agusto para llegar juntos a una solución.—Ya lo escuchó mi rey. Estamos cerca pero la noche llegará primero.—Creo que lo mejor es acampar.—Dijo el rey muy serio.—Dentro de todas las posibilidades, me parece que acampar es la que brinda más ventaja.—¿Qué clase de ventajas? Si me permite saber.—Podemos enviar exploradores mientras los soldados descansan. Así sabremos si el enemigo sabe de nuestra presencia o sigue celebrando.—Hizo una corta pausa para continuar.—Nuestros soldados podrán descansar antes del ataque. Aunque podríamos aprovechar la noche si estuviéramos cien por ciento seguros que ellos no nos esperan. Pero el rendimiento de las tropas puede
La noche pasó muy rápidamente. Agusto no pudo descansar ni un poco, nerviosismo por la nueva vida, planear una estrategia y estar alerta, fueron una combinación perfecta para dejarlo con insomnio. ¿Y quién podría dormir tranquilo antes de una guerra? Estaba claro que ya no se sentía él mismo. Aunque aún tenía su inteligencia, extrañaba el montar su caballo y atacar al frente de sus tropas. Tener la opción de correr, luchar, ser un ejemplo en la pelea, todo eso hacía una importante elevación moral.Tristemente tenía que estar esclavizado a esa silla sin poderse mover por sí solo ni a la velocidad deseada. Todo eso lo dejaba ciertamente incapacitado y con la moral baja. Dependía solo de dirigir a las tropas desde un punto medio y enviar a los soldados para decretar sus órdenes. Tenía la ventaja de contar con el general del reino sur, él no era especialista en pelear enfrente de su ejército pero era un gran líder y se podía desplazar mejor que él.Los sueños lo habían aterrorizado en es
La tensión para el rey Agusto había aparecido. La batalla ya no era militar, su enemigo tuvo la inteligencia de convertirla en algo moral exponiendo una situación que todos los oyentes iban a cuestionar. Era cierto que el reino estaba en decadencia y que muchos lo estaban abandonando. Pero aunque sonara a culpa del rey, no lo era. Simplemente dejaron de apoyarlo por su situación.Aún así, eso era algo que los enemigos no iban a desperdiciar.—¡Has traído a más hombres para que mueran, eso es algo nefasto si me preguntas!—Seguía su juego mental, era lo único que podía hacer en esa desesperada situación y esperaba le funcionara.—¡No te conformaste con perder a tantos tras las batallas sin sentido que luchaste en años, ahora que el reino nos aceptó y será próspero, quieres arruinarlo!Los soldados comenzaban a mirarse unos a otros al sentir un poco de verdad en aquellas palabras. Muchos habían peleado por él en incontables ocasiones y estaban hartos de aquello. Empezaron a considerar qu
Agusto lo miró analizando su rostro y sus movimientos. Al verlo recordó que efectivamente muchos de ellos aportaron cosas importantes en el largo camino de grandeza, pero sabía que ahora se necesitaban ciertos cambios, personas diferentes que aportaran frescura y la futura reina Eréndira sería la ideal para esto.—Estoy muy agradecido por su servicio, no tengo duda de su lealtad mi lord.—Agusto seguía mirando a su acompañante. Era un hombre con muy poco cabello, lo tenía de color blanco a pesar de su juventud. Se decía que era un caso muy raro pero no imposible de ver. Su conflexion media, su piel morena, con unos ojos azules muy interesantes. Su nariz gruesa y su boca muy grande que para variar la usaba bastante bien para comunicarlo todo.—Estoy seguro que todos saldremos beneficiados de todo esto. Se viene una guerra más que lucharemos con nuestros aliados aquí presentes como puede verlos.—¿Otra guerra? Mi señor ¿Por qué?—Necesito contarlo en una reunión así que por favor debemos
¿Ahora sí deseas atacarme de frente? En el reino del sur lo hiciste desde las sombras.—¡Eres un maldito con suerte! No sé cómo sobreviviste pero te mataré, ¡lo juro!—No lo harás tío. En este momento cumpliré mi promesa con el rey de Olster. Serás enviado allí como prisionero y ellos te juzgarán por intentar matar a su hijo.—No tienes pruebas de eso. Tú hiciste ese atentado por el deseo de vengarte, te quitó a tu prometida.—Estaba recuperando su cordura poco a poco.—Culparme a mí por tus crímenes, eso es caer bajo.—Yo no necesito inculpar a nadie, por suerte eso ya fue aclarado. Ahora tú pagarás tus crímenes.—Agusto se agachó para mirarlo fijamente.—Da las gracias de esa promesa, si no te quedarías a vivir un infierno aquí por tus crímenes contra mi reino y el que fue de mi padre.Su tío se enfureció aún más y escupió intentando darle, aunque su potencia fue insuficiente.—Te traje ante mí para verte a los ojos una vez más antes de llevarte a tu destino.—Agusto puso nuevamente su e
El salón de la reunión era mucho más grande que donde estaba el trono. En esta habitación había una enorme mesa rectangular con al menos 50 sillas. Todas ellas para recibir al consejo, miembros importantes e incluso visitantes con influencia en el reino.Había pasado tiempo desde que estuvo llena por última vez, ahora solo estaban ocupados menos de la mitad de estos asientos.En la cabecera y como debía ser, estaba Agusto sentado en su silla especial. Desde ahí podía ver a todos los reunidos con interés particular por sus miembros más recientes que estaban en el extremo más alejado de ahí.En los demás lugares estaban los ricos y poderosos del reino esperando una explicación del motivo para aquella reunión.—Buenas tardes a todos. Me da mucho gusto volver a verlos y que estén sanos y salvos.—Agusto no demoró en hablar.—Como han visto, mi familia decidió declarar la guerra abiertamente. Anteriormente lo hicieron provocando conflictos con otros reinos e incluso contratando mercenarios
El escenario se estaba volviendo a favor de Agusto. Todos parecían flexibles respecto a las peticiones del rey con respecto a la guerra. Lo veían como un gran negocio ya que con la experiencia que tenían, conquistar nuevas tierras siempre traía riquezas.En esta ocasión era aún más tentador pues se hablaba de tomar reinos enteros y no solo saquearlos si no quedarse con el control total de ellos.—La guerra no es opción.—Dijo Agusto continuando con la reunión.—La guerra ya se libró, sólo estamos luchando batallas y lo que deseo lograr es que luchemos las menos posibles. Entre más largo sea esto, más pérdidas tendremos.—¿Y cómo planea hacerlo corto, mi rey?—Preguntaron los curiosos inversionistas.—Haciendo un único ataque masivo en conquista contra los reinos—Observó las reacciones de todos y vió en ellos un poco de dudas.—Tenemos los números, tenemos los recursos y tenemos el poder. ¿Por qué no hacerlo?Todos se miraron mutuamente entre ellos. Sabían que tenía razón pero algo les inq
La reunión terminó después de muchas discusiones y desacuerdos pero que al final se pudieron solucionar. Agusto se fue contento a su habitación. Había logrado salvar a su reino, podía reposar nuevamente en su cama de la cual había estado ausente varios días por todo lo ocurrido anteriormente.Sintió un gran alivio aunque también un gran cansancio. Deseaba permanecer despierto y disfrutar de lo que ofrecía ese lugar pero le fue imposible hacerlo. El cansancio le venció y sus sirvientes lo acostaron en su cama.La división entre los miembros de su reino estaba clara, aunque le tenían una gran admiración no celebraron ni corearon su nombre después de recuperar su reino, pero él estaba consciente que las guerras seguían y estaba dispuesto a recibir la gloria cuando todo eso terminara.En cuanto al asunto del nuevo general y la anexión de sus tropas, se acordó darle retos como él mismo lo solicitó. Todo eso al siguiente día, fecha que puso el mismo Agusto pues tenía prisa.No solo por el