—¡Prima, prima, levántate por favor!—Sleidy tocaba como loca en la puerta de la habitación de Eréndira.—¡Venga prima, no hay tiempo!Erendira se despertó con esos gritos pero aún tenía sueño pues se desveló leyendo libros. Había aumentado ese hábito pues quería ser una reina ejemplar y poder aportar algo positivo al que sería su nuevo hogar.Se acomodó nuevamente para dormir pues creyó que su prima se vencería y se iría de ahí. No le quiso prestar importancia a su llamado pues pensaba que era alguna cosa sin importancia, como ayudarla a elegir un peinado o hablar de alguna nueva idea de cómo sería su boda.—¡Prima se estás ahí, despierta que es urgente!—Continuaba desesperada tocando cada vez más fuerte.Era imposible que Erendira siguiera durmiendo con ese ruido molestando. Entendió que su prima estaba verdaderamente muy insistente y además era muy temprano para que ella estuviera tan activa así que decidió hacerle caso.—¿Qué pasa Sleidy? Quiero seguir durmiendo, regresa después.—Su
Al poco tiempo ya estaban todos reunidos y listos para el evento.—Abran las puertas y dejen pasar al mensajero.—Habló el rey Ricardo a sus hombres.De inmediato se abrieron las puertas y dejaron pasar al joven que llevaba esperando ahí varios minutos.Al recibir la señal entró y de inmediato se posicionó enfrente del rey y se inclinó en señal de respeto.—Mi señor, traigo aquí un mensaje muy importante escrito por el rey Augusto.—Decía con un tono de orgullo tras cumplir esa importante misión.—Es un honor para mí entregárselo.El rey Ricardo agradeció y pidió con ansia a uno de sus guardias que se lo entregara.Después de eso el mensajero se apartó y todos quedaron a la expectativa del contenido.El rey decidió leerlo en voz baja al inicio. Después de leer un poco bajó la hoja y puso una cara de decepción, algo que preocupó a todos los que ahí estaban.—¿Qué dice la carta mi rey?—El ministro de interiores fue el encargado de romper el silencio para indagar.–¿No piensa seguir leyendo?
La celebración pasó y el tiempo también. Habían pasado un par de semanas desde lo ocurrido en la batalla y desde que las noticias se extendieron por lo largo de todos los reinos.Los enemigos de Agusto que habían logrado escapar, se refugiaron en su reino principal de Krimea como era de esperarse.Ahí lloraron y lamentaron su ambición y movimientos acelerados que hubieran funcionado como el plan perfecto sin la intervención del campesino Job y su atención en el caso.Se refugiaron tras los muros sintiéndose seguros pero sabían que esa seguridad no duraría demasiado. Tardé o temprano recibirían en casa a los enemigos que habían despertado.—¿Qué debemos hacer ahora?—El tío menor de Agusto conversaba con sus consejeros.—Dijeron que en ese plan no había margen de error y todo salió mal.—Así era mi señor. No sabemos cómo se dieron cuenta de nuestra operación.—Sus consejeros vestían con una túnica blanca y un sombrero de este mismo color.—Incluso preguntamos varias veces a los espíritus a
Los eventos y estrategias comenzaron a fluir. La alianza continuó con su camino mientras que los enemigos se preparaban para recibirlos.El clima había cambiado a su etapa de invierno, fechas en las que la nieve caía por montones en muchos de los reinos cercanos. El reino sur y norte no eran la excepción aunque en el segundo predominaba más está estación. Los hielos comenzaron a endurecer las casas y los árboles que crecían junto a estas. Las especies animales se escondían para invernar lo que hacía más difícil ir de cacería así que todos tenían que tomar sus preocupaciones para resistir.Había pasado más de un mes desde la batalla, tiempo en el que Agusto pudo reagrupar y fortalecer su ejército.El general del sur, miembro del ejército de Ricardo, se había quedado ahí para seguir fortaleciendo la alianza. Pudo aprender muchas cosas de combate que desconocía, así que para él fue tiempo bien aprovechado. Sus tropas seguían entrenando con él pero se unían a las filas de Agusto para tr
Confío mucho en ti Job pero no debes estar aquí.—Continúo Agusto con las palabras a sus allegados.—Te pedí que marcharas al frente pero tienes que ir con tu sección. Somos muchos hombres así que deben haber líderes que los guíen y tú debes estar con tu grupo. Conoces el plan así que cualquier cosa ellos dependen de tí.—Entiendo su majestad, me voy con los míos.—Job encontró la manera de sentirse útil e importante. Estar a cargo de un grupo era como un sueño cumplido para él así que supieron cómo llevarle.Se retiró de ahí rápidamente e hizo lo posible por llevar esa responsabilidad con honor uniéndose al grupo que le fue asignado.—Hacerlo cargo de los espías y vigías fue la opción más inteligente para mantenerlo ocupado.—Jacinto dijo con diversión a su rey.—Él se siente todo un general a cargo de un ejército.—Bueno, los espías y exploradores son una parte importante para cualquier batalla.—Respondió Agusto sonriendo de igual forma.—No se me ocurrió alguien mejor para eso ni una opc
Mirlo y Kanser se alejaron de ahí dejando al rey solo y meditando sobre la estrategia que se llevaría a cabo. El monarca que intentaba restaurar el honor de su reino y cuyo orgullo de los aliados recaía en él, necesitaba lucirse en esta, la que sería su batalla final.Era lo que había estado esperando y se tomó mucho tiempo para llevarlo a la realidad. Era como un sueño que al final se cumplía para él, uno que solo pasa una vez en la vida pero que depende de uno para llevarlo a cabo.El campamento se hizo presente, a las pocas horas lograron establecerse y se veía impresionante desde cualquier punto de vista, el gran diámetro de las tiendas que se habían colocado para esta situación.Como era de esperarse la mayoría de los líderes se encontraba en el centro, Agusto y los representantes del reino de Ricardo estaban ahí. Ambos como iguales aunque claramente el mando lo tenía el rey lisiado.La noche llegó y con ella la intriga de los próximos movimientos, se montaron varios vigías para
La noche había terminado, para algunos fue muy rápido mientras que para otros el sol demoró demasiado. Algunos deseosos por vivir ese nuevo día mientras que unos más con ganas de quedarse en esa noche y los placeres que la vida y protección podían ofrecer. Para muchos de ellos, esta guerra sería el final de sus vidas pero el inicio de una más en el reino de los cielos. Todo por causa de la rivalidad familiar y el deseo de conquistar un reino lejano del cual se creían dueños. El bando de Agusto lo hacía por defensa y ciertamente habían desarrollado un sentimiento por conquistar y disfrutar de estas riquezas que eso proporciona.Los preparativos para la batalla ya estaban listos. Los generales formaron a las tropas mientras los hombres de otras profesiones hacían lo suyo. Recoger campamentos, preparar comida, tener listas las armas, etc.Todo con la intención de salir lo antes posible listos y preparados, ahora con la nueva estrategia diseñada.—Mi señor buenos días.—Los generales salu
El plan era simple. Dividió al ejército en cuatro partes, la más grande se quedaría ahí pues no podían desplegar tantos hombres a un escenario donde no harían falta. Según los reportes de los exploradores, las defensas eran bajas en las torres así que desplegando mil hombres en cada grupo, sería suficiente para ganar a las defensas sin presentar tantas bajas.Los generales de Agusto eran Elías, Moisés y Juan. Estos hombres experimentados y quiénes se atrevieron a poner los retos a Mirlo. Serían los encargados de traer esa primera victoria.Se agruparon rápidamente y avanzaron hacia sus destinos que era el primer enfrentamiento del día.Agusto se quedó atrás junto a los generales Mirlo y Kanser. También el sacerdote Jacinto estaba ahí con él. Todos ellos guardaron la posición y esperaron los resultados.Como siempre y con una buena estrategia, Agusto desplegó a los exploradores hacia el centro del reino, donde se presumía estaba la defensa principal. Así que él se adelantó para estudia