Los soldados avanzaron con una serie de armas que tenían disponibles. Muy similares a las que los generales deseaban usar contra ellos pero no les fue posible. Se contuvieron pues obtuvieron la información. Pero esta vez ellos no tenían nada que ofrecer, ahora eran simples víctimas de un loco plan el cual los tenía encerrados y amarrados ahí. Los prisioneros se acercaron uno a uno y cada quien tomó a un general para hacer lo suyo.Las torturas comenzaron, les hicieron de todo sin importar el dolor. El corazón humano es capaz de almacenar mucho rencor hasta que encuentra la forma de liberarlo en una forma grotesca. Así sucedió con los generales quienes eran los únicos que se mantenían en pie de sus ejércitos. Deseaban con todo su ser que alguien hubiera logrado escapar para dar aviso a su rey y así llegar a rescatarlos. Sus esperanzas se iban terminando cuando nada de eso pasó. Las torturas seguían pero nunca apareció su héroe ni refuerzos, se consumieron por el plan enemigo y poco
La noche llegó nuevamente al reino que era el escenario de aquella guerra. Agusto se veía confíado y deseoso de terminar la batalla rápidamente. Pero entendía el significado de la paciencia en combate y el cómo la naturaleza seguía su ciclo sin importar la vida humana. Sabía que debían parar para descansar y al siguiente día lanzar el ataque. Uno que englobaría toda su fuerza.Los campamentos ya se habían extendido a lo largo de aquella llanura que los refugiaba. Hicieron algunas fogatas y comieron para recuperar fuerzas. Agusto ordenó colocar vigías y guardias en los puntos donde era factible que el enemigo pudiera atacar. Aunque en esa noche eso no sucedería pues ya tenía al enemigo muy cerca de él.Todos fueron a dormir aunque Agusto antes de hacerlo se reunió con los generales que quedaban, no quería dejar nada al azahar y optó por hacer unos ajustes.Los enemigos fueron orillados hasta el fondo como premio por sus acciones. Fingieron dormir y acostarse. Pero su líder estaba muy
¿Qué había pasado?, ¿por qué estaba el rey lisiado enfrente de él? Estas y más preguntas se hacia el soldado que ahora estaba acorralado en el campamento enemigo por un ejército que le superaba.—¿A dónde creen que van?—Preguntó Agusto cuando planeaban escapar.—La noche aún les requiere aquí.A su lado estaban los generales Mirlo y Kanser, así como todas sus tropas y milicias que les respaldaban.—Suelten sus armas y sus vidas serán perdonadas.—Pidió el rey intentando llegar a la paz.—Están rodeados. Es mejor que desistan.—Hijo de...—Respondió bravamenete el líder enemigo.—Venimos aquí con la intención de morir pero nos llevaremos a varios de ustedes.Su decisión había sido clara, indicó a sus hombres que atacaran. Él se levantó lanzándose contra el rey lisiado pero no tuvo éxito. Los arqueros que le apuntaban, soltaron sus flechas dejándolo incapacitado para moverse. La muerte le llegaría en algunos minutos.El resto de soldados que intentaron seguir a su líder también fueron abatid
La batalla se postergó por tres días más en los que el enfriamiento fue inevitable. El primo de Agusto quien era el encargado de llevar a cabo la defensa del reino, estaba haciendo todo lo posible por sobrevivir y evitar que este cayera. El hecho que se postergara tanto fue porque los dos se ponían trampas mutuamente haciendo que actuaran con mucha cautela y no enviando a la mayor parte de sus ejércitos a la lucha.Agusto tenía los números pero su contrincante tenía la defensa la cual era muy fuerte. Los elementos sorpresa se habían terminado así que la estrategia tenía que cambiar. El enfriamiento final era inevitable.—Señor, estamos listos para el ataque.—Informó Mirlo a su rey mientras reposaba enfrente de su ejército.—¿Ya han regresado los exploradores?—Preguntó el rey intrigado.—Asi es. Han verificado todos los puntos que les pidió.—Excelente. Entonces traigan la artillería y que comience el ataque.La orden final del rey fue dada y de inmediato se movilizó su imponente ejérc
Tras la reciente victoria las tropas se acomodaban en el reino. Gracias a la astucia de su monarca habían logrado sobrevivir la mayoría así como capturar el reino. El resultado era favorable aunque Agusto aún lloraba las pérdidas.—Se que el ejército de sus familiares era menor.—Le dijo Mirlo mientras comían en el salón de ese reino.—Pero me parece que no tuvieron todas las fuerzas disponibles.—Estás en lo cierto. Las fuerzas de mi tío se fueron junto a él.—La respuesta vino en un modo serio.—Cierto, de sus dos familiares restantes aún faltaba su tío.—Jacinto estaba ahí dando su oportuna participación.La reunión avanzó con todos muy cansados pero con la moral en alto por aquella victoria. Los soldados capturados fueron llevados al calabozo donde serían retenidos hasta saber qué hacer con ellos. Algo justo que siempre hacía Agusto.—¿Y haremos algo en contra de su tío que escapó?—Continuaron la conversación.—Él fue más astuto al irse de aquí.—Seguía con su mirada fija.—Aunque se ll
Pasaron cinco días, tiempo en el que gracias al sistema de mensajeros surtió efecto y al fin Agusto conocía las noticias de su aliado el rey Ricardo.En la carta escrita por él mismo, redactó que lograron tomar aquellas tierras así como capturar a su último familiar. Lo tenían prisionero para juzgarlo entre todos en la próxima reunión grupal. Aquellas tierras no eran tan grandes y la cultura muy distinta, pero el rey Ricardo se mostró muy respetuoso y no llegó a imponer nada. Únicamente quitó las banderas y notificó que ese reino ahora le pertenecía.Las personas que ahí vivían no se sintieron muy cómodas en los primeros días pero al saber quién era su nuevo conquistador se sintieron atraídos por la figura que este representaba y por los beneficios que le llegarían con la unión a las demás tierras. Se sentían bien aislados pero era un buen momento para el cambio y experimentar el choque cultural. En fin, el rey Ricardo mostraba mucha satisfacción por todo aquello y más por la forma t
–Mi señor, los invitados están llegando.—Notificó un sirviente al rey Ricardo a través de su puerta.—¿Qué hacemos?–¿Cómo qué ya llegaron?, ¿qué hora es?—Se levantó rápidamente de la cama.—¿Dónde está la reina?–Ella le está esperando en el salón principal.—El sirviente estaba igual de nervioso que todos en el reino.—Me mandó a buscarlo.El rey se levantó muy a prisa. Aún estaba con sus ropas de dormir y con una cara que le delataba la resaca.Se miró en el espejo e intentó acomodarse el cabello lo más que pudo antes de abrir.—La reina me va a matar.—Decía mientras se miraba.—Me advirtió claramente que no tomara y si lo hacía que no llegara tarde al compromiso.Aún con reclamos en su boca, abrió la puerta para que el sirviente pasara.–Pronto, ayúdame a arreglarme.—Le dijo muy agitado.—Y si la reina pregunta, cuando llegaste yo ya estaba listo.—Eso sería mentir a la realeza.—Le respondió muy tímido.—Eso ameritaría un castigo severo.—Y si le dices que tuviste que venir a despertarme
Todas aplaudieron al escuchar esas palabras pues supieron ver que la exigente princesa había quedado conforme y la misión había terminado.—¡Les agradezco mucho en verdad!—Se expresaba con gran emoción mientras aún se miraba en el espejo.Las demás pudieron descansar, algunas se sentaron en la cama mientras que otras bebieron un poco de agua. Fue impecable.Ahora solo restaba que el resto de princesas también se arreglaran. Eso sería más sencillo pues no tenían que resaltar más que las novias pero tenían que verse bien.Erendira se apartó a su habitación para cambiarse ella misma. Aunque un par de asistentes se ofrecieron en ayudarle, ella simplemente se negó abogando que deseaba hacerlo ella misma.En su habitación se miró al espejo después de sacar sus vestidos y ponerlos en su cama. Ella siempre había sido muy sencilla y humilde con esa parte. Aunque no se descuidaba, tampoco pasaba horas arreglándose.En ese momento se cuestionó si debía cambiar su forma de ser respecto a eso. Se