32.

No importa qué tanto forcejeó para salir corriendo, su fuerza no podía ser comparada con la de tres hombres encapuchados.

— ¡Suéltenme! — Gritó, tenía los ojos vendados y las manos atadas tras la espalda. — Por favor, no ganarán nada bueno secuestrándome... Por favor.

Estaba asustada, no le gustaba la manera en la que jugaban con su cabello y apretaban su muslo. Las lágrimas ya habían decorado todo su rostro y el calor dentro del auto hacía que su cabello se le adhiriera a la piel gracias a una capa de sudor.

— No te lo tomes personal, solo estamos siguiendo órdenes. — Escuchó decir a uno, claramente Anastasia pudo oír el sonido del arma siendo cargada. — Ahora no te pongas chulita si no quieres salir del auto con una bala incrustada.

— Nos pidieron que no te matáramos, pero no dijeron nada de no herirte. — Comentó otro, precisamente el que estaba tratando de colar su mano por debajo de la ropa.

— ¿Q-quién los envió a mí? — Preguntó luego de haber reunido el poco coraje que le quedaba
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP