3 DIAS DESPUES REINO DE KOLGRIM La coronación de Nikolai como legítimo Rey de Kolgrim superó todas las expectativas de Valdimir, Aelina y Erik. El evento se convirtió en un espectáculo deslumbrante que quedaría grabado en la memoria colectiva del reino por generaciones.El anfiteatro de la ciudad capital, elegido como escenario para tan magno acontecimiento, bullía de vida y color. Sus gradas de piedra, normalmente austeras, se habían engalanado con tapices de seda bordados con hilos de oro y plata, representando las hazañas legendarias de los antiguos reyes de Kolgrim. El aroma de incienso y flores frescas impregnaba el aire, mezclándose con la excitación palpable de los miles de ciudadanos que se habían congregado para presenciar el ascenso de su nuevo monarca.Nikolai, ataviado con una túnica de terciopelo azul noche salpicada con bordados en oro y diamantes incrustados, avanzó por el pasillo central con paso firme. Su rostro reflejaba una mezcla de solemnidad y anhelo, consciente
Theodor observó a Valdimir con una mirada penetrante, le agradaba ver como él había llegado a esa conclusión tan rápido, pero luego se acercó a ellos con pasos lentos y deliberados. Conforme el Rey Humano se acercaba, el aire en el limbo del tiempo detenido pareció llenarse de una extraña mezcla de ansiedad y temor mientras el padre de Aelina se aproximaba.Su hija Aelina, con la voz temblorosa por la conmoción, se dirigió a su padre:—No... no logro comprender. ¿Es cierto lo que dice Valdimir? ¿Tú eres... eres realmente ese Rey del antiguo reino? ¿Cómo es posible? ¿Significa que durante todo este tiempo has sido tú quien poseía la magia del tiempo?Theodor, ahora frente a ellos, los miró a todos con una expresión que mezclaba sabiduría y un dejo de tristeza. Sus ojos, de un azul profundo, parecían contener siglos de secretos.—La magia del espejo y la magia del tiempo provienen de mí, Aelina, no de tu madre. Tu madre, Livia, era una humana común y corriente, tu misma llegaste a la ded
En los recuerdos de Theodor, las imágenes del pasado se desplegaban como un tapiz vívido y resplandeciente. Ahora se encontraban en el corazón del antiguo reino de Tempus, aquel lugar de ensueño que, tras el paso fatal de los siglos, se convertiría en lo que hoy se conoce como El Vacío. Pero ahora, en esas memorias del pasado, el padre de Aelina, con un brillo nostálgico en sus ojos, los guio por las calles empedradas de la ciudad, invitándolos a sumergirse en la maravilla de un mundo donde la magia fluía tan libremente como el aire que respiraban.Las avenidas se agitaban llenas de vida y color, pobladas por seres de apariencia humana que portaban en su interior el don extraordinario de la magia. Cada rincón de Tempus era un testimonio del poder de la luz, que sus habitantes manipulaban con una naturalidad pasmosa para llevar a cabo las tareas más cotidianas. Algunos se elevaban grácilmente sobre el suelo, desafiando la gravedad con una elegancia que dejaba sin aliento a Erik, Valdimi
En aquel instante, Theodor los transportó a uno de sus recuerdos más preciados. Se encontraban dentro del palacio, en el majestuoso salón del trono, un lugar que dejó a Erik, Aelina y Valdimir boquiabiertos ante su deslumbrante magnificencia. La luz que se filtraba a través de los vitrales parecía provenir de otro mundo, bañando todo el recinto con un resplandor dorado que le otorgaba un aura casi mística.Las paredes, hechas del más fino mármol blanco pulido, reflejaban la luz como espejos, creando un efecto de amplitud sobrecogedor. Las imponentes columnas que sostenían el techo abovedado parecían haber sido forjadas con oro puro, con sus superficies brillantes captando y reflejando cada rayo de luz. El suelo, también de un blanco inmaculado, estaba tan perfectamente pulido que actuaba como un espejo, devolviendo los reflejos de todos aquellos que osaban caminar sobre él.En el centro de esta maravilla arquitectónica, una suntuosa alfombra roja se extendía como un camino real, guiand
La revelación del Rey Theodor cayó como un rayo sobre los presentes, dejándolos atónitos. Sus mentes, incapaces de procesar por completo la magnitud de lo que acababan de escuchar, se llenaron de preguntas y dudas.—Pero ¿cómo fue posible? —preguntó Aelina, con su voz apenas un susurro, lleno de incredulidad y horror.Theodor, con un suspiro que parecía contener el peso de los siglos, comenzó a explicar:—El Caos Primordial necesitaba un cuerpo para habitar, para tener "forma". No requería mucho, solo una chispa de vida. Así que aprovechó ese pequeño Caos que todos los guardianes de la luna llevaban dentro de sí. Cuando Lyanna y yo consumamos nuestro matrimonio, esa unión... mi poder se mezcló con el de ella, o, mejor dicho, con la vida que habíamos creado: nuestro hijo. Ese fue el ingrediente que el Caos necesitó —hizo una pausa, con sus ojos nublados por el recuerdo—. En el momento que Lyanna dio a luz, no fue un bebé lo que llegó al mundo... sino un espectro de sombra...Sin previo
En aquel momento crucial, Valdimir, Aelina y Erik permanecían inmersos en los recuerdos del Rey Theodor, viendo esos eventos del pasado que se desarrollaban frente a ellos como una obra de teatro etérea. El fondo mostraba a Theodor, más joven, atractivo y lleno de esperanza, consolando a una Lyanna vulnerable y temerosa luego momentos después de que la Sombra Voraz la poseyó. Sus palabras, llenas de convicción, se escuchaban en el entorno mientras decía:—Todo estará bien, mi amor —consolaba Theodor joven —. Esto que estamos enfrentando, por terrible que parezca, lo superaremos juntos. Lucharemos hasta el final, sin importar el costo.Mientras la escena se desvanecía lentamente, Theodor, ahora anciano y sabio, retomó su explicación sobre "la siguiente fase", aquello que vendría después de haber enfrentado a la temible Sombra Voraz.—Como ya les he dicho, la Sombra Voraz —comenzó el padre de Aelina con su voz grave y llena de conocimiento —es una manifestación del Caos primordial. Y el
Theodor, con un gesto de su mano, alteró la escena que presenciaban. De pronto, la perspectiva cambió drásticamente. Ya no se encontraban observando la batalla desde lo alto de la imponente estatua del dios del sol, sino que ahora estaban inmersos en el corazón mismo del conflicto. A pesar de estar rodeados por el caos y la destrucción, su presencia era etérea, como la de fantasmas silenciosos que no podían interferir en los eventos que se desarrollaban ante sus ojos.En medio del tumulto de la batalla, Theodor dirigió su atención hacia un joven guerrero de cabello rubio que luchaba en primera línea.—Él es Julius, mi primogénito, el primer hijo de mi linaje —explicó Theodor, con su voz teñida de una mezcla de orgullo y pesar.Valdimir, Aelina y Erik observaron al muchacho con asombro. Julius se movía en el campo de batalla con una gracia y habilidad sobrehumanas, su espada de luz parecía cortar el aire mismo con precisión letal, acabando con sus enemigos sin aparente esfuerzo.—Su mad
Mientras observaban la escena que se desplegaba ante ellos, la atmósfera se llenaba de emociones encontradas. La frustración de Julius era evidente en cada uno de sus movimientos, en la forma en que sus ojos ardían con una mezcla de ira y desilusión. Por otro lado, la renuencia de Theodor se manifestaba en su postura rígida y en la forma en que evitaba la mirada de su hijo. El contraste entre ambos era tan marcado que parecía crear una barrera invisible entre ellos.Erik, con una voz que denotaba una profunda empatía, rompió el silencio:—Él estaba frustrado, mi antepasado —sus ojos reflejaban una comprensión que iba más allá de las palabras—. Yo también lo estaría en su lugar...El anciano Theodor, con una sonrisa amarga que hablaba de siglos de arrepentimiento, respondió:—Eso era precisamente lo que buscaba lograr —hizo una pausa, como si las palabras le costara pronunciarlas —. Como bien has dicho, nieto, yo quería que mi hijo hiciera el trabajo sucio por mí. Estaba esperando que é