Narra Jeremiah:
—Daniela, ¿Qué haces aquí? — pregunto sorprendido porque después de nuestra aventura hace más de un año, no nos vemos más que una que otra vez en las oficinas.
—Buenas noches, Jemmy — me sonríe y no me pasa desapercibido el escaneo visual que me hace — ¿Por qué tan arisco? He venido a traerle unos documentos a tu abuelo. ¿Está por aquí?
—Perdona, es que no creo que sea buen momento, estamos algo ocupados.
—¿Por qué no? Prometo que seré breve, pero como no ha estado en la oficina estos días y tú te fuiste temprano ayer y hoy, he tenido que pasar por aquí para poder recibir la aprobación del presupuesto de nómina.
Suspiro y me aparto para dejarla pasar, en parte porque es mi culpa y sé que faltan dos días para la fecha de pago, si algo es serio en nuestra empresa, son los empleados.
Entramos y sus tacones repican en el suelo mientras ella me sigue con gracia. No me hace falta verla para saber qu
Querido lector, cuéntame qué te parece mi historia.
Narra Adriana:Nunca se me ha dado bien ocultar mis emociones, de hecho, desde pequeña mi madre podía leer a través de mis ojos cómo me sentía, cuándo esta triste o asustada, sin necesidad de abrir la boca y eso no cambió con el tiempo. Por eso, al tener a Jeremiah de rodillas frente a mí, con un semejante pedrusco entre las manos y una pedida de mano que parece sacada de una novela empalagosa, no puedo fingir el asombro. Con los ojos abiertos de par en par, me quedo viéndole, pasmada.Sí, habíamos hablado de que nos casaríamos, sí, habíamos hablado de que de ahora en adelante nos tendríamos que dejarnos ver en público y sí, digamos que esta “al tanto” de lo que iba a suceder, pero una cosa es con violín y otra con guitarra. Todo ha ocurrido tan deprisa entre nosotros dos que a penas he tenido tiempo para di
Narra Jeremiah:La mañana en la oficina pasa volando, ajetreado con los afanes del fin de semana. No sé en qué va ello, pero cuando llega el viernes todo el mundo tiene cierta prisa para hacer todos los pendientes que no se lograron durante la semana, haciendo que el estrés y la presión aumenten descomunalmente. En mi caso, no es diferente, dado que ahora a cargo de todo, la responsabilidad es mucho mayor, aunque debo admitir que eso me gusta.Sin embargo, cuando mi estómago se queja a eso de las dos de la tarde, es que me caigo en cuenta en que no he comido y estoy muriendo de hambre. Dejo el ordenador a un lado y decido bajar al comedor. Como iniciativa de mi abuelo, en las oficinas administrativas, así como en cada una de las sucursales de los supermercados, hay disponible un comedor para los empleados, así las personas tienen la seguridad de estar bien alimentados, sin importar la hor
Narra Adriana:Mi madre y yo hemos pasado un sábado intenso entre citas médicas y análisis. Como los sábados no tengo clases y ya no estoy trabajando como bailarina, he dispuesto de todo el día para estar con ella y llevarla al hospital. Las noticias han sido no muy alentadoras, pero no perdemos la esperanza. Tengo fe de que, siguiendo los tratamientos al pie de la letra y con algo de suerte, ella pronto podrá recibir la llamada de que hay un donante para ella. Ahora estamos en casa, son casi las seis, así que empiezo a alistarme para la cita de esta noche. Soy una cobarde, porque en todo el día a su lado, acompañándola, haciéndole reír en la diálisis, no he sido capaz de decirle lo que traigo entre manos, ni siquiera me he atrevido a decirle de la existencia de Jeremiah y no sé qué espero para contarle, dado que pronto estará aquí y
Narra Jeremiah: Llego a la casa de Adriana dos minutos antes de la hora acordada, en parte porque amo ser puntual y en parte porque me muero de ganas por verla. Tras una noche tan fatídica como la de anoche, donde no pudimos compartir casi nada, no hay nada más alentador para mí que una velada a su lado, además de que esta noche podría tener algo de suerte con ella y… quién sabe.Después de un día intenso en la oficina que, a pesar de ser sábado, estuvo bastante cargado dado la lista de pendientes que tenía por resolver, llegué a casa, me di un baño rápido y aquí estoy. Usualmente no voy a la oficina en fines de semana, pero lo de hoy fue un asunto extracurricular que no pude evadir. Con unas flores en la mano y una bolsa de chocolates en la otra, toco el timbre y espero, impaciente a que me abran. Sé que este día es decisivo
Narra Adriana: El ambiente en el interior del auto de Jeremiah es ligero desde que salimos de casa. Está de buen humor y nos la hemos pasado bromeando sobre su abuelo y mi madre, cada uno, adorable a su manera.—¿A dónde dices que iremos? — pregunto cuando se detiene en uno de los semáforos del centro.—A un lugar especial — es todo lo que responde.—Espero estar vestida para la ocasión — digo dudando de si mi atuendo es muy informal, aunque el suyo es parecido, en los hombres todo pasa desapercibido.—Estás perfecta — me sonríe — ¿Tienes hambre?—Todo el tiempo, hoy solo he comido un sándwich.—Ah, pues pronto solucionaremos eso — promete conduciendo con soltura.Debo admitir que su auto nada tiene que ver con el mío. El comfort es del cielo a la tierra, sin co
Narra Adriana: La casa de Jeremiah es más un pent-house que un apartamento común. Ubicado en uno de los mejores barrios de la ciudad, en el último piso de un enorme edificio, está la residencia de mi novio falso. Hemos llegado hasta aquí, conscientes de lo que va a suceder, es más, ambos deseándolo.—¿Te gustaría algo de tomar? — pregunta tan pronto entramos.Yo asiento y él se dirige al carrito de bebidas a un lado de la sala, mientras me aprovecho para contemplar el lugar. El suelo de granito oscuro inmaculado, un ventanal con una vista de la ciudad que quita el aliento. La mayoría de los muebles son de piel oscura y en la sala, a un lado, tiene una colección de cuatro guitarras diferentes que van desde acústicas a eléctricas. Lo demás es sencillo, frío, genérico, propio de un lugar donde vive un
Narra Adriana: Me despierto con un reguero de besos en la espalda. Estoy un poco desorientada y me toma unos segundos entrar en consciencia, pero de inmediato caigo en cuenta de que no estoy en mi habitación, dado que el espacio es mucho mayor al mío.—Adriana… — su voz ronca se escucha en la penumbra y me giro para verle.Tiene el pelo y la barba revueltos, una sonrisa amplia en los labios, invita a probarlos.—¿Pasa algo? — digo alertada, afuera todavía está oscuro.—No, pero no he terminado contigo aún, así que espero que hayas descansado, porque la noche apenas empieza.Sin dejarme reaccionar, se lanza por mi boca otra vez. Nos besamos con pasión y me sorprendo a mí misma al notar el deseo crecer en mí, si hace poco esta dormida. A oscuras, se cuela debajo de las mantas hasta que su cuerpo queda encima del
Narra Jeremiah: El hotel Royal es uno de los lugares más prestigiosos y demandados de toda la ciudad, por eso, conseguir un espacio en uno de los salones para celebrar la fiesta de compromiso no fue tarea fácil, sin embargo, el uso de mi apellido, de mis influencias y de mi seductora voz, me ha abierto las puertas necesarias para poder lograr mi objetivo. Hoy es sábado doce de septiembre y todo está perfectamente arreglado para la fiesta. He contratado a una organizadora de eventos que, complaciendo todos los deseos de mi prometida, se ha encargado de que todo marche sobre ruedas, sin la necesidad de que ella tenga que estresarse por nada.Hace más de dos semanas que estoy saliendo con Adriana y debo decir que con ella todo es asombroso, el sexo es subliminal, la mujer es una diosa en la cama y solemos vernos dos o tres veces por semana. A diferencia de lo que creí inicialmente cuando leí el te