Ella sonrió ante lo protector de Stefano, no pudo evitar un suspiro, no podía creer que ese hombre perfecto fuera suyo. Sandra sonrió con ternura y acomodándose el cabello, miró por la ventana al mar de estrellas que se veían desde las alturas. Su corazón se llenó de calidez mientras contaba su his
Los gritos de alegría no se hicieron esperar, parecía que había estallado una fiesta, todos comenzaron a abrazarse y felicitarse, las lágrimas de alegría inundaron la habitación. Su madre lloraba de la emoción mientras besaba el vientre de su hija. Sus hermanos Karl y Joshua, la abrazaron fuertement
—Eso jamás pasará, ellos ahora son el amor de mi vida, le pregunto ¿Acaso usted ha sentido deseos de regresar a la señora Carlotta y a sus nietos, al abuelo Taddeo? —interrogó con seriedad Stefano y todos se quedaron quietos, por un momento un tenso silencio los recorrió. —Te sorprendería de las ve
Sandra se llevó la mano a la boca y comenzó a gritar. —¡Mi bebé! Yo no quiero perderlo —expresó en tono de desesperación. —Tranquila mi amor, todo estará bien… debes calmarte —dijo Stefano tomándola en sus brazos y caminando con ella hacia el auto, sintiendo el miedo agitarse en su interior.Todo
Sin decir palabras, Stefano la subió al auto, hasta llegar a la entrada de la casa, no quiso pasarla, porque no la sintió merecedora de invadir el que ahora era su hogar. Por un momento no supo que decir, se quedó en silencio por un par de segundos, luchando entre si abrir su corazón y creerle, o s
Dicho eso se marchó dejando un tenso silencio tras de sí. Stefano se encontraba confundido y desconcertado. Nunca había imaginado que Ornella podría tener un cambio tan radical y volverse consciente de sus errores. La idea de que su madre haya regresado para pedirle perdón y ofrecerse para formar p
Stefano se sorprendió ante las palabras de Sandra y creyó que estaba bromeando, pero cuando vio la seriedad en sus ojos supo que hablaba en serio. Permaneció callado por un momento mirándola antes de adentrarse con ella en una conversación, no se la imaginaba metiéndose en el baño cada vez que él qu
Stefano respiraba agitadamente al ver el placer tan agudo que ella manifestaba. Él sabía que estaba a punto de llegar al clímax, así que resolvió apretar un poco más sus caricias para darle la última sorpresa. —¡Oh por Dios! ¡Stefano! ¡Si mi amor! ¡Oh! —gritaba extasiada entre gemidos, perdiendo e