Stefano respiraba agitadamente al ver el placer tan agudo que ella manifestaba. Él sabía que estaba a punto de llegar al clímax, así que resolvió apretar un poco más sus caricias para darle la última sorpresa. —¡Oh por Dios! ¡Stefano! ¡Si mi amor! ¡Oh! —gritaba extasiada entre gemidos, perdiendo e
Los días iban pasando, Sandra trataba de cumplir al pie de la letra las indicaciones médicas, pero estaba siendo muy difícil para ella, porque era muy inquieta, le costaba estar tanto tiempo acostada, entretanto, Stefano hacía de todo por mantenerla entretenida. —Estoy cansada de estar acostada… me
La llevó un par de veces a la playa para contemplar el mar o la llevaba a visitar alguna ciudad cercana, siempre con la aprobación del médico, para su alivio Sandra no había vuelto a sangrar, también en ocasiones se escapaban al campo para respirar el aroma del aire fresco y disfrutar del paisaje ru
Con la decisión tomada, Sandra se dispuso a hacer las maletas y poco más de una hora después de haber visto las imágenes y de haber hablado con su marido, se subió al auto con su madre para regresar a casa de sus padres, dejando atrás todo lo que había vivido con Stefano. Pero su corazón se sentía d
Un silencio inquietante había en la casa, se notaba su ausencia y esperaba con ansias verla para arreglar las cosas, por eso decidió ir a buscarla a casa de sus padres, no iba a dejar que ella misma se diera cuenta, tenía que el mismo solucionar. Stefano se fue con una determinación a casa de los p
—No puedo decírtelo, es una sorpresa —le dijo Stefano con una sonrisa de oreja a oreja.—Stefano, no puedes decirme eso… no puedes tener secretos conmigo —replicó Sandra mientras se levantaba de la cama y se ponía los zapatos. Él la siguió y tomándola por los brazos la hizo voltear para mirarlo a l
Los médicos también tomaron muestras de sangre para medir los niveles hormonales en el cuerpo del bebé y ver si estaban listos para nacer. —Señor Fisichella, vamos a dejar a la señora Sandra, las próximas cuarenta y ocho horas son cruciales, estamos retrasando el parto todo lo posible hasta lograr
Stefano vio desaparecer a Ornella, su madre con los ojos llenos de preocupación, mal pudo imaginar que ella también tenía un motivo para estar en el hospital. Se dirigió con rapidez hacia la habitación de Sandra, sin poder evitar la sensación de temor que se había apoderado de él. Cuando entró enco