Con la decisión tomada, Sandra se dispuso a hacer las maletas y poco más de una hora después de haber visto las imágenes y de haber hablado con su marido, se subió al auto con su madre para regresar a casa de sus padres, dejando atrás todo lo que había vivido con Stefano. Pero su corazón se sentía d
Un silencio inquietante había en la casa, se notaba su ausencia y esperaba con ansias verla para arreglar las cosas, por eso decidió ir a buscarla a casa de sus padres, no iba a dejar que ella misma se diera cuenta, tenía que el mismo solucionar. Stefano se fue con una determinación a casa de los p
—No puedo decírtelo, es una sorpresa —le dijo Stefano con una sonrisa de oreja a oreja.—Stefano, no puedes decirme eso… no puedes tener secretos conmigo —replicó Sandra mientras se levantaba de la cama y se ponía los zapatos. Él la siguió y tomándola por los brazos la hizo voltear para mirarlo a l
Los médicos también tomaron muestras de sangre para medir los niveles hormonales en el cuerpo del bebé y ver si estaban listos para nacer. —Señor Fisichella, vamos a dejar a la señora Sandra, las próximas cuarenta y ocho horas son cruciales, estamos retrasando el parto todo lo posible hasta lograr
Stefano vio desaparecer a Ornella, su madre con los ojos llenos de preocupación, mal pudo imaginar que ella también tenía un motivo para estar en el hospital. Se dirigió con rapidez hacia la habitación de Sandra, sin poder evitar la sensación de temor que se había apoderado de él. Cuando entró enco
Ornella se quedó viéndolo, pero no lo debatió, solo se sonrió, se despidió y comenzó a caminar fuera de donde estaba la enfermera, caminó con pasos firmes tratando de poner distancia entre ellos y él la sostuvo por el brazo.—Ornella, por favor ¡Detente! Necesitamos hablar.Ellos se miraron a los oj
Al día siguiente todo estaba preparado, Stefano ansioso aguardaba la hora que había previsto, mientras tanto Sandra esperaba en la habitación su llegada. —¿Por qué Stefano no termina de llegar? ¿Por qué tarda tanto? —interrogó con ansiedad a su madre. —No lo sé, pero estamos invitados a ir a una c
Stefano reconoció la voz del hombre al otro lado de la línea, durante ese tiempo lo había olvidado, incluso ingenuamente había pensado que dejaría las cosas así, pero allí estaba amenazándolo, pero no estaba dispuesto a dejarse intimidar. —¿Qué quieres Frank? En estos momentos no tengo tiempo para