Sandra no podía parar de llorar, se recostó de la ventanilla, mientras su abuelo hizo el recorrido hasta la clínica. —Tranquila hija, estará bien, Stefano es un chico fuerte. —Todo es mi culpa, yo sentí que estaba incómodo con Santos, me imagino porque pensó que se había acostado con su novia… y c
—La verdad es que… Sandra y yo somos la misma persona —confesó la joven, sintiéndose un poco avergonzada, porque iba a quedar como una mentirosa—. Siento tanto haberte engañado, no fue mi intención, de hecho, no sabía que me terminarías gustando… lo hice porque pienso que como hombre hay más oportun
—¿No me amas? —preguntó ella y por primera vez hubo una expresión de vulnerabilidad en su mirada que tan solo duró unos segundos. —Me atraes, siento que estoy enamorada de ti, me encanta estar en tu compañía, no quiero perderte… pero amor no lo sé del todo, creo que ese es un sentimiento que se da
Stefano se quedó solo en la habitación tratando de contener el dolor del abandono, tenía fotografías de los primeros años de vida, con su madre, aunque nunca fue una madre presente, aparecía de vez en cuando, lo buscaba, su padre lo arreglaba para que la esperara, y cuando se fue definitivamente, so
—Stefano, debiste decirnos desde el primer momento que subiste al avión, ¿Cuándo te tocaba curarte? —Hace varias horas —respondió sintiéndose un poco avergonzado—. No quería molestarlo, ya bastante está haciendo por mí al traerme con ustedes. —¿Los medicamentos te los has tomado? —, de nuevo el j
Sandra no pudo evitar preocuparse cuando lo vio caer y se hubiese golpeado si su padre no hubiera corrido hacia él. —¿Qué tiene? ¿Por qué se desmayó? —preguntó Sandro preocupado. —Él tuvo un accidente y no quiso guardar reposo, es un hombre muy terco —respondió la joven sintiendo una mezcla de mol
—Subimos y ahorita te cuento. Subieron y apenas entraron, le volvió a preguntar. —¿Dónde está la chica de la que me hablaste? —Su familia tiene casa en Bolonia, se está quedando con ellos… no me vas a creer, su padre es Sandro Hamilton, el piloto de carrera que fue campeón por muchos años y el…
Stefano salió de allí seguido por Santos. —Por favor ¡Detente! Debes escucharme —le pidió y él se detuvo. —No vale la pena, ni deseo escucharte… todo está claro, dime ¿Te burlaste de mí junto con tu prometido? Seguro que disfrutaban pensando en el estúpido de Stefano… no te preocupes… entiendo qu