—Ya decía yo que esa perfección que emanaba de usted no era más que una fachada… cuando no es más que un viejo pervertido —habló furioso Stefano. —Y tú molesto porque te niegas a admitir tu nueva naturaleza —agregó Taddeo sin dejar de sonreír.Stefano los vio una vez más, y se retiró molesto, mient
Convencido por Johny, y luego de darle un café cargado y ducharse, salieron a la calle en busca de dos hermosas mujeres para Stefano con las que pudiera pasar una noche llena de pasión y sensualidad y así comprobar que seguía siendo un hombre en todo el sentido de la palabra y que solo lo atraían la
De pronto una pegó un grito y dijo complacido. —Ya sé de dónde te conozco… eres un piloto de Fórmula Uno, te has coronado campeón en las últimas dos temporadas —dijo la chica ganándose una expresión de admiración de Stefano. —¡Vaya! Qué agradable sorpresa que sepas eso… normalmente a las mujeres n
La joven cambió de posición para que Stefano pudiera ver su cuerpo, las otras hicieron lo mismo, la mujer seguía moviéndose encima de él, ahora a un ritmo más acelerado. Stefano acarició sus senos y observó la escena, a las otras dos mujeres que lo miraban fijamente, con lujuria en sus ojos, mientr
Stefano lo miró molesto y fue al baño a orinar, cuando salió de él se encontró con un Johny sonriente. —¿Qué no te cansas de burlarte de mí? —le preguntó molesto. —¡No me burlo de ti! Es un hecho muy cómico… me causa demasiada risa, creo que no lo deberías volver a intentar porque esas mujeres p
—¡Viste a Frank! Parece la sombra de Santos… durante todos los entrenamientos no se le despega. ¡Es un imbécil! ¿Será homosexual? Conociéndolo no es de sorprender que le quiera tirar palo a todo montículo —dijo molesto y su amigo negó con la cabeza. —Dime Stefano ¿Eso en que te afecta eso? Claro,
Sandra no podía entender cómo Stefano había llegado a su habitación, antes de que él pudiera darse cuenta, ella miró por el rabillo del ojo hacia la cama, y vio todo lo que usaba para pasarse por Santos, y al verlo parado en la puerta de la habitación caminó hacia donde él estaba y lo empujó, para l
—¿Estás loco? —lo cuestionó, mientras él le tomaba el rostro y le besaba el cuello.—No, nunca he estado más cuerdo en mi vida, tengo la impresión de que morí y estoy en el cielo con la angelita más hermosa.—¿Cómo puedes ser tan cursi? ¿Con esas palabrerías es que te llevas a las mujeres a la cama?