—¿Vas a patrocinar a Sandro Hamilton, aún cuando tu hija te dijo que no? ¿Acaso estás loco, amor? Eso desatará la tercera guerra mundial —recriminó la mujer.—A los enemigos se tienen cerca, vigilados, además, nuestra hija no tiene porque saberlo… yo necesito observarlo, investigarlo… luego de allí
Carlotta estaba aún pasando la sorpresa de lo ocurrido, en retrospectiva, toda su vida parecía haber estado leading up a ese momento en el centro comercial. Era como si todas las decisiones que había tomado hasta ahora, todos los caminos que había seguido, la habían conducido hasta aquel banco, en a
Carlotta se fue a su habitación, se sentó un momento en su cama con la mirada perdida, sintiendo que todo lo que estaba sucediendo la desgarraba por dentro, le costaba creer que todo hubiera cambiado tan sorpresivamente entre ellos. Se pasó la mano por la cabeza y comenzó a halarse los cabellos en u
Sandro se encontraba en Roma, porque había tenido una conversación con sus patrocinadores, esos meses habían sido duro para él desde el punto de vista persona y emocional, porque a pesar de todos sus esfuerzos, no había podido dar con su pequeña familia, mientras él, por su parte, no había dejado de
El hombre se quedó viéndolo de pies a cabeza, se dio cuenta que era el famoso piloto Sandro Hamilton, a quien su sobrina odiaba, por un momento pensó en decirle quien era realmente, pero de pronto ese gusanito de travesura que todos tenemos y que este hombre por más que hubieran pasado los años segu
—Sandro también es el esposo de mi hija… solo que en este momento tienen algunas diferencias. —Entiendo, él vino por un problema de intoxicación de alimento, pero logró restablecerse rápido. —Muchas gracias, no se preocupe… podría darme la dirección que dio en el registro de la historia médica… —v
Los días empezaron a correr, para Carlotta, había sido duro adaptarse a todo ese proceso, a pesar de que sus padres fueron un par de ángeles para ella… Sandra le daba por querer estar despierta durante la madrugada, se levantaba todos los días a las doce de la noche y no se quedaba dormida hasta pas
—Veo que no insististe en que hablara con Sandro… —no fue una pregunta, sino una afirmación. —Yo te dije que no encontré nada en su contra… bueno para no querer saber de su vida, hablas mucho de él… —ella hizo una mueca y confiando en su padre aceptó. —Está bien, haremos como dices. “Seré hombre