—Cuñado, tienes el rostro muy pálido, ¿Sucede algo malo? —interrogó y este lo miró pensativo. —Se trata de Katy, ha llegado a conversar con Carlotta —aún estaba hablando cuando Ren salió como una bala por la puerta adelantándose a él y corriendo hacia la sala y después el grito de emoción al verla.
Sandro suspiró y la miró a los ojos. —Porque te amo, Carlotta, y me preocupa lo que pueda pasarte, cuando supe lo que sucedió en el restaurante me dio miedo que de nuevo ese hombre intentara hacerte daño, y cada vez que estoy lejos no puedo dejar de pensar en ti ni un solo segundo, me preocupa que
Ella se sonrió, se acercó a él con picardía, lo ayudó a levantar de la silla y se dejó caer juntos en la cama. —Señor Hamilton, como usted está dispuesto a hacer todo por estar cerca de mí, demuéstremelo —sin él esperarlo, capturó sus labios, comenzó a besarlos y luego succionó el labio inferior en
Ren se quedó viendo a Katy con preocupación, la conocía lo suficiente para saber que si estaba pidiendo ayuda es porque realmente no se sentía preparada en ese instante para enfrentar a Mike.—Sé que esto no es asunto de ustedes, que debería ir yo misma a enfrentar a Mike, pero en verdad en este mom
—¿Qué pasó? ¿Por qué tienes las manos rotas y sangrando? —interrogó la mujer y él solo se encogió de hombros. —No pasó nada, por favor, llama a Katy, solo deseo explicarle algo —pronunció en tono suplicante. —Lo siento Mike, no puedo llamar a mi amiga porque no está aquí, si quieres puedes pasar y
Llegaron al apartamento de Sandro, ella lo ayudó a movilizarse, porque a pesar de saber que podía hacerlo solo, ella deseaba consentirlo, tenía esa mirada triste y ella sabía que no estaba feliz, hasta ahora lo había visto en dos facetas, en la de malcriado cuando la conoció y sonriente desde que se
Sandro y Carlotta se quedaron abrazados, ella oliendo la exquisita aroma masculina de su esposo, una mezcla de madera y cítrico. Ella le sostuvo la mirada y él pudo ver en sus ojos la determinación de ella, pero también una profunda preocupación. Él necesitaba tranquilizarla para que no se preocupar
Después de tres horas, habían terminado las sesiones de terapias, se sentaron en el salón cansados, uno al lado del otro.Él la tomó pon un brazo y la sentó en su regazo, ella intentó alejarse, porque le daba vergüenza estar sudando encima de él.—No creo que sea una buena idea, estoy sudando como u