Estaban ya acostados en la cama luego de un arduo día de duro trabajo.—Esposa, ¿Puedes aumentar las sesiones de terapia? —interrogó con una expresión de súplica en su rostro.—No entiendo ¿Te refieres a las horas de terapia? —preguntó ella con una expresión de contrariedad en el rostro. Sandro negó
Se le acercó al oído y le susurró.—Si quieres, puedes practicar la felación —al escucharlo hablando, pegó un brinco, porque no lo esperaba, entretanto Sandro se carcajeaba con su reacción.Ella se giró rápidamente y lo miró con reproche. —¿Pero de dónde salió eso? Te juro que no sé cómo eso aparec
Él la vio con tanta dulzura, que ella sintió un vuelco en su corazón. —No, no quiero que llores, ni siquiera de felicidad, deseo que sonrías. —¿Me vas a dejarte hacer la felación? —preguntó ella entusiasmada con la idea. —Mejor descansa, mañana será otro día —la recostó en su pecho, le acarició l
Luego preguntó: —¿Por qué te están poniendo eso? ¿Te paso algo? ¿Estás bien? Carlotta asintió con la cabeza. —Sí, estoy bien, solo fue un desmayo de la tensión. En cuanto a ti, el médico dice que no hay ningún daño orgánico. Sin embargo, necesitarás hacerte una Tomografía Axial Computarizada para
Sandro se mantuvo en silencio, incluso cerró los ojos con más fuerza, haciéndose el dormido, entretanto, Carlotta miró donde estaba él, le dio un beso en la frente y se levantó poco a poco para no despertarlo, se fue a su habitación se quitó el pijama, se puso un jean y un suéter, tomó las llaves de
—¡Listo! Terminaremos la terapia. Nos duchamos y nos vamos al restaurante. ¡Te va a encantar!Empezaron a hacer las terapias, durante más de dos horas, empezó con una sesión de radiofrecuencia, luego ejercicios para mejorar los movimientos y luego de fuerza. Sandro hizo los ejercicios sin quejarse,
Sandro trataba de liberarse, pero la mujer se aferraba a él con fuerza como si en vez de brazos tuviera garras. Sandro estaba atónito, sin saber qué hacer. La mujer, por su parte, no paraba de abrazarlo y acariciarlo, ante la mirada gélida de Carlotta. —¿Ya puedes Soltarme? ¡Me estás ahogando! —exc
—¡Ábrela y lo sabrás! —le pidió ella sin dejar de sonreír. Sandro quitó la tapa de arriba de la caja y vio como cayeron unas fotografías en forma de estrella de él, desde que era niño, en varias de su etapa como piloto de carrera, en el centro se desprendía otra caja interna a esa, la abrió y eran