Capítulo 39
El hombre dejó caer la cabeza con los ojos cerrados. Se llevó el vaso a los labios, lo sintió caliente y bebió de una sola vez el trago de whisky, profundo y ardiente, bajando por su garganta.

Sandro sacudió la cabeza y escupió sus palabras.

—¡Mierd4 Sandro! ¡Te enamoraste de la enana siniestra! ¿Có
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