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Mia no pudo soportar màs, si escuchaba decir que la amaba, eso rompería su corazón.Dio vuelta atrás y fue a su habitación.—Corina, no sé qué está pasando por tu mente, pero algo te debe quedar claro. No hay mundo donde Mia no está en mi mente, así que no, lo nuestro fue algo que terminó y nunca más sucederá. Sé qué estás pasando por tu duelo, que estás triste, pero por favor, desecha cualquier idea sobre mí.Arturo subió la escalera y se apartó de ella.La mujer quedó ahí, hace tres meses su esposo había muerto, ¡qué ironía! ¿No? Ella había dejado a Arturo Estévez, un rico heredero, por el amor de otro heredero, pero su esposo Adam murió al chocar su auto, y encima, su hermana se quedó con todo el dinero, ya que Adam era solo un heredero, muerto, no podía heredar, y la familia política no la quería, le dieron la espalda, incluso con el embarazo, se negaron a ayudarla.«¡No es justo! Me quedé sin Adam, y ahora sin Arturo, pero sé que Arturo me ama, si tan solo Mia no existiera», pens
—Arturo, Mia enloqueció, por favor, dile que no me pegue, puede matar a mi bebito.Los ojos de Arturo eran severos.—Mia, ¿Qué te pasa?—¿Ahora la defiendes? ¡Esta mujer ha dicho que me quite de su camino, que te quiere de vuelta!Los ojos de Arturo se abrieron enormes y mirò a Corina.—¡No es cierto! Jamás le diría eso, todo lo que dije fue que no me alejara de ti, que te quiero como un amigo, ¡ella lo ha malinterpretado!—¡Mentirosa! Atente a tu lugar, Corina, no eres ni amiga de mi esposo.—¡Ya basta! Recoge tus cosas, Corina, te llevaré a tu nuevo departamento, y por favor, Mia, discúlpate, no debiste ser tan cruel.—¿Qué? ¡Nunca me disculparé!Mia subió la escalera enfurecida.—¡Mia!Arturo fue tras ella. Corina estaba nerviosa.***Arturo subió a la habitación, observó a Mia, ella estaba furiosa como nunca la vio, pero sus ojos lloraban.Estaba dándole la espalda, cruzada de brazos, y sintió cómo èl puso sus manos en sus hombros.—Mia, por favor…—¡Todo le crees a esa embustera!
Cuando Mia abrió los ojos, estaba asustada, escuchó su teléfono, respondió al instante.—¡¿Dónde estás, Mia! ¡Estoy angustiado!—Yo… lo siento, voy a casa.—¡¿Dónde estás?! ¡Iré por ti!Él colgó la llamada. Mia estaba confusa, mirò a todos lados, mirò su ropa, se sentía extraña, observó los botones de su blusa, algo estaba raro, algo se sentía fuera de lugar, pero no pudo saber qué era.Intentó manejar de vuelta, pero se sentía extraña. De pronto vio un auto llegar, ¡era Arturo!Él bajó del auto, fue hacia ella, la bajó del auto y tocó su rostro, notó que estaba lívida como la nieve.—¡Mia! ¿Qué te pasa?—No sé, creo que me he desmayado.El hombre la cargó en sus brazos, y la sensación que tuvo Mia fue de sentirse sostenida de todo el mundo.El hombre ordenó a su chofer que llevara el auto de su esposa de vuelta a casa.Arturo puso a Mia en el asiento del copiloto, luego condujo su propio auto para volver a casa.Mia y Arturo eran grandes herederos, pero no les gustaba andar con guardi
Arturo arrebató el teléfono a Corina, intentó irse, la mujer le persiguió.—¡Arturo! Ella no te ama, ahora puedes verlo. Mia es una traidora, olvídate de ella.—¡No te metas en mis asuntos, Corina! ¡No te metas! —dijo apuntándola.Los ojos de Arturo estaban enrojecidos, y su voz era tan severa. Nunca le habló así, y la mujer sintió miedo, solo lo vio partir.Corina se quedó ahí parada, sintiéndose débil.—¿La ama? Pensé que Arturo seguía sintiendo algo fuerte por mí, pero… no pensé que le dolería tanto esto.La mujer maldijo en su mente y lo vio irse a través de la mirilla.***Mia apenas llegó a tiempo y, al hacerlo, fue recibida por su tía en un gran abrazo.—¡Cariño, soy tan feliz porque estés aquí!—No podía faltar, tía, ¿y dónde está el tío Jorge?La mujer sonriò.—Dando un par de consejos a tu primo —dijo guiñando el ojo.Helena apareció y abrazó a su prima.—¡Bienvenida!—Helena, ¿cuándo vendrás a vivir a Mayrit?Helena sonrió feliz.—En una semana estaré por ahí, ya he comprado
—¿Es una m*****a broma? ¿Qué haces, Arturo?Arturo se acercò a ella, sus ojos estaban inyectados en sangre, estaba furioso. Cuando lo sintió cerca, retrocedió temerosa, sintió su fuerte mano, al tomar su brazo y sacarla de casa, empujando sus maletas al jardín.—¿Por qué haces esto?—¡Me engañaste! ¿Acaso es poco? Creí en ti, nunca pensé que fueras así, no pensé que fueras esa persona, Mia, ahora veo la clase de mujer en que te convertiste —dijo.La mujer tenìa ojos llorosos, negó.—¡No! ¿Por qué haces esto? ¿Es un pretexto para ir a los brazos de esa mujer? Ella dijo que aún la amabas.Arturo sintió rabia de que ella usara eso en su contra.—Yo no amo a Corina, te amaba a ti, pero ya no, ¡eres una traidora!—¡Yo no lo soy! —exclamó.El hombre tomó su móvil y se lo mostró.Los ojos de Mia se abrieron enormes.—¡Es mentira! Esa fotografía no es verdad, ¡yo nunca te he traicionado, Arturo! Mírame, cree en mí, me conoces desde niña, crecimos juntos, sabes quién soy.Arturo la mirò, negó.
En la comisaría.Mia detuvo su llanto, se acercó a un guardia.—Necesito hacer una llamada.—Ahora no, señora.—¡Exigió ver a un abogado!El guardia recapacitó, la dejó ir a los teléfonos.Mia llamó a sus tíos, pero, ninguno respondió, estaba nerviosa, no tenìa a nadie más. Con sus padrinos de viaje, solo quedaba el abuelo, pero no podía llamarlo.Decidió llamar a Luca.Luca estaba con Helena, quien curaba su resaca.Helena respondió.—Hola.—Necesito hablar con Luca, urgente, habla Mia Estévez.—Prima, soy yo, Helena, ¿qué pasa? Te escuchas alterada.—¡Helena, estoy detenida, por favor, tienes que ayudarme! Arturo me abandonó, Arturo me echó de su lado.—¡¿Qué has dicho?!***Mia pasó las siguientes tres horas ahí, estaba destrozada, sola.Pensó en sus padres, y nunca se sintió tan sola como en ese momento.De pronto, abrieron la celda.—Está libre, señora.Mia salió de ahí y encontró a Luca y a Helena, abrazó a su prima.—¡Gracias!—Mia, ¿qué fue lo que pasó?Salieron de ahí, pero ju
—¿Qué dices, hija? ¡No puede ser! No pueden divorciarse, ustedes se aman.—Abuelo, el amor se acabó.Jerónimo estaba tan triste, y Helena fue a abrazarlo.—Vamos, abuelo, te llevaré a dormir.Jerónimo solo asintió, se sentía débil, los años lo habían golpeado con dureza, y se sentía mal justo ahora.—¿De verdad te vas a divorciar, Mia?Ella asintió.—Esto se acabó, Luca —dijo con la mirada borrosa por las lágrimas contenidas—. He hecho tanto por Arturo, he esperado por su amor, y lo que èl hizo, no tiene nombre, o tal vez, despreció mi amor, hasta matarme en vida, pero no más. No voy a caer en ruegos a sus pies, soy inocente, no lo engañé.Luca la abrazó.—Te entiendo, créeme que te entiendo.—¿No has hablado con Catalina?Esta vez fue el turno de que los ojos de Luca temblaran.—Desapareció, Ariel dice que se fue con su amante, tal vez… nunca pensé que fuera así, pensé que me amaba con locura.—¡Yo también! Es que no lo puedo creer…Luca hundió la mirada.—No me importa, la olvidaré,
Mia supo que su inocencia estaba probada, ahora debía lanzarla contra Arturo. Sintió un alivio, pero también un dolor.«¿Qué tan poco me amas, Arturo? Qué dudas con tal crueldad de mì», pensó.—Tenemos por lo menos la información del vehículo, tenemos la placa, ¡detendremos a esos desgraciados! —dijo el hombre y les pidió que pusieran la denuncia.Mia y Luca fueron con un colega del hombre a la comisaría, quien los ayudó a poner la denuncia.Salieron más tarde, pero les hicieron el favor de darles una copia del video.—¿Qué harás, Mia?Mira mirò a Luca.—Voy a hacer que Arturo pague por esto. Èl quiere arruinarme delante de todos, bueno, espero que sea tan hombre para asumir la verdad.Luca asintió.—Te apoyo totalmente —dijo tomando su mano.***Por la tarde.Mia intentó contactar a sus padrinos, pero fue inútil, no quiso llamar a sus tíos, temió que Arturo se hubiera adelantado.—Mejor que lo sepan por mí misma —murmuró en su habitación.No podía dormir, solo pensaba en el mañana.