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—¿Qué dices, Mia? Al menos ten el valor de darme la cara —sentenció—. Reconoce que me engañaste.—¡Ya basta! —exclamó Diego, y mirò a Mia—. Explícanos, hija, porque esta no eres tú, tú no eres así. Dinos, ¿qué pasó?—¿Cómo puedes preferir el lado de Mia?—¿Al menos la has escuchado una vez, Arturo? —exclamó Amaranta—. Alguna vez le has dejado hablar.—¡No tengo nada que escucharle!Arturo quiso irse, pero su padre lo detuvo.—¡La escucharás, y es una m*****a orden! No eres un niño, pero me estás demostrando que aún no eres un hombre. Lo harás, porque te lo pido, no cometas mi mismo error —dijo susurrando sus últimas palabras.Hubo algo en la mirada de su padre que llamó poderosamente la atención de Arturo y lo hizo detenerse y escucharlo todo.—¡Habla, Mia! Dime, ¿qué tienes que decir?Mia tena ojos cubiertos de lágrimas, pero al mismo tiempo, tenía una actitud hostil, firme, vengativa, como si estuviera peleando una gran guerra.—Yo no soy una esposa infiel, nunca lo fui, y tengo prue
—¿Qué dices, Mia? ¡No! ¡No tiene sentido lo que dices! Ha sido mi maldito error, pagaré por él, pero te voy a recuperar…Mia no quiso escuchar màs, subió al auto y cerró la puerta.Luca y Helena subieron con rapidez.Arturo luchó por abrir la puerta, golpeteó la ventanilla, pero ella no abrió. El hombre se volvió loco, se puso frente al auto.Luca bajó la ventanilla.—¡Quítate, m*****a sea! Acepta tu error, y vete al diablo.—¡No! Mia, déjame hablar, no sabía de este video, vi esto y…Luca dio reversa y viró, yéndose incluso en sentido contrario por una cuadra hasta que pudo tomar el camino correcto.Arturo corría detrás del auto.Helena lo mirò por la ventana.—¡Qué terrible lo que ha pasado! Pero… ¿Es una broma? ¿Verdad? Ustedes dos no se casarán, ¿verdad?Luca sostuvo con fuerza al volante, esas palabras le parecieron raras.Mia rompió en un buen llanto.***—¡¿Qué haces aquí, Corina?! ¡Lárgate! —exclamó Amaranta.—Señora Estévez, yo solo pedí un poco de ayuda a Arturo, nunca quise
Mia caminó hasta esa habitación del hospital. Cuando por la ventana observó esa escena, ella sintió que su corazón se oprimió.Arturo estaba ahí, abrazando a esa mujer.«Era su mejor pretexto, que yo fuera infiel, limpiaba su conciencia, y podía volver con la única mujer que realmente ama. Bien, ahora pueden ser felices, juntos, porque no volveré contigo, nunca, Arturo», pensó.La mirada de Arturo se alzó y encontró los ojos de Mia, sintió pavor, soltó a Corina y salió detrás de Mia, quien se apuró a irse.—¡Arturo! —exclamó Corina, pero él no volvió.***Arturo alcanzó a Mia, pero ella se liberó de èl al sentir su toque.—Mia, lo que viste, no…—¡No me importa! Nos vamos a divorciar, y aparte de hoy estamos separados, así que haz lo que quieras.Ella quiso irse, èl la retuvo tomando su brazo.—¡No digas eso! Porque no me voy a divorciar de ti, no lo haré.Ella le mirò con rabia, quiso zafarse, pero él la retuvo con màs ahínco.—¡Déjame la vida en paz, Arturo! ¿No has hecho suficiente
—¡Claro que no! —exclamó el abuelo y acunó el rostro de su nieta—. Tu padre no era malo, Arturo estaba molesto, èl se ha equivocado, hija, pero no olvides el motivo, fue engañado, fue una trampa y…—¡No lo defiendas, abuelo! Arturo es un imbécil que no merece ni perdón, ni olvido, además; Mia y yo nos vamos a casar.Todos se quedaron congelados de nuevo, esas palabras cayeron sobre sus cuerpos como cubetas de agua helada.—¡¿Qué?! —exclamó Jorge, siendo el primero en hablar.—Tal como lo oyes, padre, yo he sido traicionado y Mia decepcionada, ambos pronto, seremos libres y tenemos derecho a rehacer mi vida. Sé que Mia es la mujer perfecta para mí, nunca me traicionará, y me dará paz y felicidad, pienso que puedo darle lo mismo.—¿Mia?—Estoy de acuerdo, tía, quiero ser feliz con la persona correcta, y esta vez, elegiré a Luca, porque es bueno para mí.Mariza parecía horrorizada, ni que hablar de Jorge.***Al día siguiente.Luca y Mia fueron a la empresa, había un CEO interino, y cuand
Arturo no dejaba de beber, la música resonaba en alta voz, cuando Diego llegó.Mirar a su hijo así fue deprimente. Su padre apagó el Estéreo.Arturo le mirò enojado, estaba ebrio, pero al verlo se asustó.—Padre… yo…—¿Qué haces? Por Dios, ¡mírate! Ve a darte un baño y a dormir, mañana debes volver al trabajo.—Yo sin Mia no puedo, padre, yo sin Mia soy nada.Diego le mirò con rabia, lo tomó del cuello de la camisa.—¡Eso no lo pensabas cuando la insultaste!—¡Soy un imbécil, pensé lo peor y me arrepiento!Arturo lo obligó a subir la escalera, lo hizo a regañadientes y, al final, lo lanzó sobre la cama.Diego no evitó sentir lástima por su hijo. En el pasado, alguna vez, él también había pensado lo peor de su esposa cuando creyó que le engañaba. Entonces, èl hizo sufrir a su amada esposa Amaranta, ella incluso estaba embarazada.Pero, tuvo suerte, ella le perdonó, aunque no fue fácil. Ahora Diego sentía mucho pesar por su hijo, tenìa miedo de que no tuviera la suerte de que Mia le conc
El hombre se puso pálido al verlo.—Señor Santalla, yo…—Usted nada, váyase ahora mismo, no tiene nada que hacer aquí —dijo Luca con voz bien alta para que la gente le escuchara.El hombre hundió la mirada, se sintió avergonzado. Luca Santalla era el hijo mayor de Jorge Santalla, quien era respetado por la sociedad. El hombre había creado una gran empresa financiera que logró convertirse en pocos años en la número uno. Era muy exitosa. Ahora Luca la dirigía como CEO, mientras su padre era el presidente.—Señor Santalla, sé que hemos tenido desacuerdos, pero le suplico…—¡Es un desvergonzado como su hija! ¿No tiene algo de moral? ¡Lárguese de aquí! Nadie quiere hacer negocios con el padre de una…El hombre le mirò con angustia.—¿Qué sucede, señor Santalla? —exclamó el señor Font.—Sucede que, ha invitado a una persona sin moral, ni principios, tenía entendido que era usted un hombre conservador y de valores morales fuertes, creo que me equivoqué.El señor Font se quedó perplejo.—¿Qué
Al día siguiente.Mia estaba puntual en la empresa del señor Font. Un minuto después encontró a Arturo Santalla.Ella rodó los ojos al verlo.—Mia…Ella lo ignoró.—Señores, pueden pasar.Ambos entraron a la sala de juntas.El señor Font ya los esperaba.Tomaron asiento.—Como les dije ayer, busco un socio, pensaba en dar la oportunidad a ambos, pero ahora comprendo que es muy difícil hacerlo. Si fueran un matrimonio, no lo pensaría, pero estando separados, es complicado prever si mis socios tengan problemas entre sì. Para demostrar quién será el mejor socio, les dejaré una tarea, estoy ayudando a la mejora de un orfanato en una de las zonas màs pobres de Barza, es el orfanato de Santa Cruz, quiero que mis socios sean tan generosos como yo, por ese motivo, quiero que ustedes sean quienes ayuden a este orfanato, y logren recaudar el dinero para la mejora del orfanato. Irán con la madre superiora Imelda; si logran ayudarla como lo haría yo, sabré que serán un buen socio.Mia le dio la m
Corina se quedaba sin aire, su rostro enrojeció, sus ojos le miraban con terror, pero al final, Arturo no pudo hacerle daño, no tenìa la sangre tan fría, la soltó.La mujer cayó de rodillas al suelo, estaba muy asustada.—¡Arturo…! —exclamó con la voz rota.—¡No sabes cuánto te odio, Corina! Desearía matarte, eres mala, maldigo la hora en que te conocí, te aborrezco con la vida.La mujer sollozó, no lo amaba, pero resultaba que ese hombre era todo lo que tenìa para ser feliz, ahora que sabía que la familia de su difunto esposo estaba dispuesta a exhibir su infidelidad, ya que ella engañó a su primer esposo y el bebé que esperaba no era suyo.Por lo que, gracias a esa noticia, provocó la muerte de su esposo.Corina limpió sus lágrimas y recuperó la compostura.—¡No me importa…! Ódiame, si quieres, pero, te vas a divorciar de Mia y te casarás conmigo. De lo contrario, no solo Mia sabrá esto, toda la sociedad, exhibirá a Mia y su verdad. Veamos qué pensará de ser la hija de un abusador se