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Dos meses después.Mariza preparó todo para el bautizo de los bebés, no solo celebraría el de Helena, sino también el de Arturo y la pequeña Mia.Amaranta y ella compraron todo, la harían en la casa de campo de los Santalla. Jerónimo suplicó para que fuera ahí.Aunque traía malos recuerdos, Amaranta le dijo que debían crear nuevos recuerdos buenos.***Jerónimo estaba en la mansión, aún estaba completamente solo. Amaranta estaba tardando en ir a vivir con èl, pero cada fin de semana iban a visitarlo, quedándose ambos días, por lo que Jerónimo se sentía dichoso de eso.A la hora de la cena, Jerónimo la tomaba con Mónica, y este día no era la excepción.—Ya faltan unas semanas para el bautizo de mis nietos, Mónica. Estoy muy feliz, sé que ellos serán muy felices, no sé si estaré ahí para verlo, pido a Dios un poco de tiempo para eso.Mónica estaba en esa cama, inerte, él la miraba. Mónica se alimentaba por ese tubo, ella solo abría los ojos.—Perdóname, hija, me arrepiento del daño que t
Sinopsis Esposa, aún me perteneces Vol. IIMia lleva seis meses casada con Arturo Estévez, pero, el regreso de su exnovia Corina hace que la vida de Mia se vuelva un infierno.Corina ha vuelto viuda y embarazada, en el pasado ella rechazó a Arturo, pero ahora parece dispuesta a reconquistarlo.Mia luchará por mantener su matrimonio, hasta que Pilar la lleve al límite y la haga renunciar a su amor.Pero, Arturo no podrá soportar perder a Mia, menos al verla en brazos de Luca Santalla, y no dudará en perseguirla para decirle esposa, aún me perteneces.¿Se puede reconquistar un amor perdido?***Capítulo: Las migajas de tu amorMia arregló la mesa, cocinó la cena favorita de su esposo, llevaba puesto el vestido rojo que a él le encantaba verle, y un perfume de violetas que adoraba. Estaba lista, perfecta, solo que él no había llegado.Mia miraba el reloj una y otra vez, casi las diez de la noche, y el hombre no aparecía por ningún lado.Lanzó un suspiro triste, sus ojos se volvieron lloro
Mia no pudo soportar màs, si escuchaba decir que la amaba, eso rompería su corazón.Dio vuelta atrás y fue a su habitación.—Corina, no sé qué está pasando por tu mente, pero algo te debe quedar claro. No hay mundo donde Mia no está en mi mente, así que no, lo nuestro fue algo que terminó y nunca más sucederá. Sé qué estás pasando por tu duelo, que estás triste, pero por favor, desecha cualquier idea sobre mí.Arturo subió la escalera y se apartó de ella.La mujer quedó ahí, hace tres meses su esposo había muerto, ¡qué ironía! ¿No? Ella había dejado a Arturo Estévez, un rico heredero, por el amor de otro heredero, pero su esposo Adam murió al chocar su auto, y encima, su hermana se quedó con todo el dinero, ya que Adam era solo un heredero, muerto, no podía heredar, y la familia política no la quería, le dieron la espalda, incluso con el embarazo, se negaron a ayudarla.«¡No es justo! Me quedé sin Adam, y ahora sin Arturo, pero sé que Arturo me ama, si tan solo Mia no existiera», pens
—Arturo, Mia enloqueció, por favor, dile que no me pegue, puede matar a mi bebito.Los ojos de Arturo eran severos.—Mia, ¿Qué te pasa?—¿Ahora la defiendes? ¡Esta mujer ha dicho que me quite de su camino, que te quiere de vuelta!Los ojos de Arturo se abrieron enormes y mirò a Corina.—¡No es cierto! Jamás le diría eso, todo lo que dije fue que no me alejara de ti, que te quiero como un amigo, ¡ella lo ha malinterpretado!—¡Mentirosa! Atente a tu lugar, Corina, no eres ni amiga de mi esposo.—¡Ya basta! Recoge tus cosas, Corina, te llevaré a tu nuevo departamento, y por favor, Mia, discúlpate, no debiste ser tan cruel.—¿Qué? ¡Nunca me disculparé!Mia subió la escalera enfurecida.—¡Mia!Arturo fue tras ella. Corina estaba nerviosa.***Arturo subió a la habitación, observó a Mia, ella estaba furiosa como nunca la vio, pero sus ojos lloraban.Estaba dándole la espalda, cruzada de brazos, y sintió cómo èl puso sus manos en sus hombros.—Mia, por favor…—¡Todo le crees a esa embustera!
Cuando Mia abrió los ojos, estaba asustada, escuchó su teléfono, respondió al instante.—¡¿Dónde estás, Mia! ¡Estoy angustiado!—Yo… lo siento, voy a casa.—¡¿Dónde estás?! ¡Iré por ti!Él colgó la llamada. Mia estaba confusa, mirò a todos lados, mirò su ropa, se sentía extraña, observó los botones de su blusa, algo estaba raro, algo se sentía fuera de lugar, pero no pudo saber qué era.Intentó manejar de vuelta, pero se sentía extraña. De pronto vio un auto llegar, ¡era Arturo!Él bajó del auto, fue hacia ella, la bajó del auto y tocó su rostro, notó que estaba lívida como la nieve.—¡Mia! ¿Qué te pasa?—No sé, creo que me he desmayado.El hombre la cargó en sus brazos, y la sensación que tuvo Mia fue de sentirse sostenida de todo el mundo.El hombre ordenó a su chofer que llevara el auto de su esposa de vuelta a casa.Arturo puso a Mia en el asiento del copiloto, luego condujo su propio auto para volver a casa.Mia y Arturo eran grandes herederos, pero no les gustaba andar con guardi
Arturo arrebató el teléfono a Corina, intentó irse, la mujer le persiguió.—¡Arturo! Ella no te ama, ahora puedes verlo. Mia es una traidora, olvídate de ella.—¡No te metas en mis asuntos, Corina! ¡No te metas! —dijo apuntándola.Los ojos de Arturo estaban enrojecidos, y su voz era tan severa. Nunca le habló así, y la mujer sintió miedo, solo lo vio partir.Corina se quedó ahí parada, sintiéndose débil.—¿La ama? Pensé que Arturo seguía sintiendo algo fuerte por mí, pero… no pensé que le dolería tanto esto.La mujer maldijo en su mente y lo vio irse a través de la mirilla.***Mia apenas llegó a tiempo y, al hacerlo, fue recibida por su tía en un gran abrazo.—¡Cariño, soy tan feliz porque estés aquí!—No podía faltar, tía, ¿y dónde está el tío Jorge?La mujer sonriò.—Dando un par de consejos a tu primo —dijo guiñando el ojo.Helena apareció y abrazó a su prima.—¡Bienvenida!—Helena, ¿cuándo vendrás a vivir a Mayrit?Helena sonrió feliz.—En una semana estaré por ahí, ya he comprado
—¿Es una m*****a broma? ¿Qué haces, Arturo?Arturo se acercò a ella, sus ojos estaban inyectados en sangre, estaba furioso. Cuando lo sintió cerca, retrocedió temerosa, sintió su fuerte mano, al tomar su brazo y sacarla de casa, empujando sus maletas al jardín.—¿Por qué haces esto?—¡Me engañaste! ¿Acaso es poco? Creí en ti, nunca pensé que fueras así, no pensé que fueras esa persona, Mia, ahora veo la clase de mujer en que te convertiste —dijo.La mujer tenìa ojos llorosos, negó.—¡No! ¿Por qué haces esto? ¿Es un pretexto para ir a los brazos de esa mujer? Ella dijo que aún la amabas.Arturo sintió rabia de que ella usara eso en su contra.—Yo no amo a Corina, te amaba a ti, pero ya no, ¡eres una traidora!—¡Yo no lo soy! —exclamó.El hombre tomó su móvil y se lo mostró.Los ojos de Mia se abrieron enormes.—¡Es mentira! Esa fotografía no es verdad, ¡yo nunca te he traicionado, Arturo! Mírame, cree en mí, me conoces desde niña, crecimos juntos, sabes quién soy.Arturo la mirò, negó.
En la comisaría.Mia detuvo su llanto, se acercó a un guardia.—Necesito hacer una llamada.—Ahora no, señora.—¡Exigió ver a un abogado!El guardia recapacitó, la dejó ir a los teléfonos.Mia llamó a sus tíos, pero, ninguno respondió, estaba nerviosa, no tenìa a nadie más. Con sus padrinos de viaje, solo quedaba el abuelo, pero no podía llamarlo.Decidió llamar a Luca.Luca estaba con Helena, quien curaba su resaca.Helena respondió.—Hola.—Necesito hablar con Luca, urgente, habla Mia Estévez.—Prima, soy yo, Helena, ¿qué pasa? Te escuchas alterada.—¡Helena, estoy detenida, por favor, tienes que ayudarme! Arturo me abandonó, Arturo me echó de su lado.—¡¿Qué has dicho?!***Mia pasó las siguientes tres horas ahí, estaba destrozada, sola.Pensó en sus padres, y nunca se sintió tan sola como en ese momento.De pronto, abrieron la celda.—Está libre, señora.Mia salió de ahí y encontró a Luca y a Helena, abrazó a su prima.—¡Gracias!—Mia, ¿qué fue lo que pasó?Salieron de ahí, pero ju