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—¿Por qué nunca me lo dijiste, madrina?Amaranta sintió que su corazón era pesado, acarició su rostro.—Yo… no quería herirte, no quería verte sufrir, quería adoptarte como mi hija, pero, pensé que te haría sufrir màs.—Tú has sido como mi madre, eres mi madre.Amaranta sollozó.Mia la abrazó, podía entender él porque de sus mentiras, al menos le dieron la mejor memoria a un padre que definitivamente no lo fueron, pero ella siempre los tuvo a ellos.Diego también la abrazó, igual que Mariza y Jorge.—Quiero saber una cosa, ¿Quién es mi madre?Todos se miraron, sabían que ya no podían seguir mintiéndole màs. Debian ser claros con ella.—Tu madre, trabajaba con nosotros como una empleada —dijo Mariza—. Esa una mujer humilde, pero muy buena.—Y la conoces —dijo Amaranta.Los ojos de Mia se volvieron enormes.Todos la miraron incrédulos.—¿Qué? ¿Quién es, madrina? Díganme, no voy a enloquecer, ni voy a morir de dolor, solo quiero saber la verdad.—Ella se llama Darina, y es una de las mo
Mia corrió a ayudar a la mujer, pero ella se levantó, alejándose aún màs.—Yo no soy tu madre, debes irte.Mia sintió como si ella hubiese golpeado su corazón, esperaba una respuesta así, pero no tan cruel.Darina estaba por irse.—Lo sé, sé que no me quieres, sé que me odias, y tal vez, tal vez tienes motivos, pero… al menos, merezco una explicación, una mínima, ¿no?Darina contuvo sus ganas de llorar, respiró profundo.—No quiero tener nada que ver contigo, déjame en paz, Mia, no soy tu madre, no nos une nada, creo que sabes la verdad, por favor, deja mi vida en paz, te lo suplico, vete.Mia sollozó, limpió sus lágrimas y caminó hasta ella.Luego limpió su rostro.—Fue un error venir aquí, perdóname, Darina, no debí hacerlo, haré lo que quieres, adiós.Mia siguió su camino, tenìa el corazón roto, pero no se detuvo.Darina la vio irse, no pudo evitar llorar cuando ella se marchó, odiò que ella lo supiera todo, odiò verla ahí, porque volvía a recordarle el infierno que vivió.«Luego de
—Entonces, me temo que no puedo ayudarles.—¡Catalina, tu padre morirá sin esa operación! ¿Cómo puedes ser una mujer tan cruel?Catalina rompió en llanto, se alejó de ellos.Luca no dejó de mirarla, sentía odio y rabia al ver como lo despreciaba.—Yo puedo casarme contigo, Luca, no tienes por qué pedirle nada a ella —dijo Ariel, casi como una súplica.Ariel la mirò rabioso.—Nunca me casaré contigo, hable con su hija, señora Miles, me temo que, si ella no cede, no podré ayudarles.Luca tomó el elevador y se alejó.Catalina estaba sola en un rincón, cuando su madre la increpó.—¡¿Cómo puedes ser tan cruel?! Tu padre morirà, ¿Acaso no lo entiendes?Catalina sollozó.—¡Madre, no puedo casarme!—¿Por qué no? Hasta hace poco adorabas a Luca, ¿Qué fue lo que pasó, Catalina?Ariel la miraba. Catalina la apuntó.—Ella, ella tiene la culpa de todo.Ariel sintió miedo.—¿Qué? —la madre mirò a Ariel con duda—No es cierto, madre, es mentira, ella es una zorra.—¡Ella llevó a un amigo a la despe
Catalina se alejó a como pudo, intentó escapar, pero el doctor la encontró.—Señorita Miles, ¿ya han pagado la operación de su padre? Es demasiado necesaria, si no hacemos la operación ya mismo, su padre puede morir.El corazón de Catalina se oprimió, tuvo mucho miedo.Sus ojos se volvieron llorosos.El doctor se alejó de ella, y sintió la cercanía de Luca.—Entonces, ¿Quieres que ayude a tu padre, si o no?Catalina tragó saliva, asintió.—Por favor, ayuda a mi padre, me casaré contigo —dijo desesperada.Luca la observó, por un instante le dolió verla asì, pero al recordar el pasado, decidió no hacer caso.***Ariel estaba en casa, su madre la miraba con ojos severos.—¡¿Cómo pudiste hacer eso?! —exclamó su madre, mirándola casi con rabia—¡Yo no hice nada! Lo juro —exclamóSu madre se levantó, se acercó a ella, abofeteó su rostro con fuerza.—¡Sé que lo hiciste, no me mientas! ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Cómo puedes ser tan mala persona? —gritó su madre y haló sus cabellos con furia.
Jorge se quedó perplejo, luego abrazó a Luca.—Si la amas, te voy a apoyar, hoy y siempre.Luca sonriò.—Gracias, padre, gracias por ser tan bueno conmigo.Jorge fue a buscar a Mariza para contarle.Luca se quedó pensativo.«¿Qué voy a hacer? ¿Qué estoy haciendo? Quiero venganza, pero no quiero que mi padre se decepcione de mí, no puedo dejar que Catalina gane, ella no merece mi amor», pensó.***En el hospital.Cuando su madre se enteró de que se había pagado, la operación estaba feliz.Abrazó a Catalina.—¡Hiciste lo correcto, Catalina! Tú siempre has amado a Luca, cásate con él, sé feliz, te aseguro que me encargaré de Ariel, ella nunca te va a lastimar.Catalina tenìa la mirada perdida. Asintió.Cuando entraron a ver a su padre, èl ya estaba consciente, aunque no podía hablar.Sin embargo, el doctor les dijo que pronto estaría mejor.***Dos semanas después.Catalina estaba en esa tienda de novias, su madre estaba a su lado, observaban el vestido de novia, las manos de la chica te
Cuando Catalina abrió los ojos, mirò al techo blanco, por un instante no supo en donde estaba.Se quedó muy quieta, pero, apenas unos segundos después, volvió a la realidad, y lo recordó todo.Enderezó su postura, al mirar a ese hombre frente a ella, lanzó un grito, asustada.Luca estaba sentado en un sofá, frente a ella, con los codos recargados sobre sus piernas, las manos apoyadas en su mentón, mirándola con ojos imperturbables.—¿Dónde estoy…?Luca sonriò.—Estamos en una cabaña, ¿en dónde? En un lugar lejano, si escapar ahora, nadie nunca te encontrará.—¿Qué…? —exclamó con angustia—¿Lo olvidaste, querida esposa? ¡Es nuestra luna de miel!El cuerpo de Catalina se sintió miedo. Temblaba.—Descansa un poco màs, lo necesitará.Ella escuchó que el hombre abrió la puerta, y salió de ahí.El corazón de Catalina latía demasiado fuerte, las lágrimas corrieron por su rostro, luego, sintió esas náuseas, fue hasta el baño, vómito en el excusado, pero intentó calmarse, no podía ponerse asì,
Catalina sintió esos labios dulces, eran suaves, no había nada de agresión ahí, pero el miedo vino abrupto a su corazón.Lo empujó con fuerza, pero sintió como Luca la apretó contra su cuerpo, besándola con màs pasión.Ella sintió mucho miedo.Rasguñó el rostro de su marido. Luca sintió el dolor, se alejó de inmediato.Catalina corrió lejos de ahí, se refugió en la cama, cubriéndose con una manta, muy asustada.Los recuerdos vinieron a él, sintió escalofrío, sintió mucho miedo.Pasaron por los menos varios minutos, hasta que Luca salió del baño.Ella tembló asustada, Luca se sentó al borde de la cama, la mirò, ella estaba cubierta hasta los pies, solo mirándolo.—¿Me tienes miedo? —exclamó LucaElla no dijo nada, ni siquiera pudo mirar su rostro.Luca rio.—¿Crees que te tocaré? —preguntó—. Nunca tocaré a una mujer que juró amarme, y luego fue a revolcarse con otro hombre, y me abandonó. ¿Por qué, Catalina? Yo estaba dispuesto a darte todo, si lo amabas a èl, ¿Por qué no tuviste el val
Arturo abrazaba a Mia, odiaba verla tan triste. Besó su frente.—Estoy aquí, Mia, te cuidaré.—¡Necesito encontrar a mi madre! Necesito saber que ella está bien —suplicó con los ojos llorosos.Arturo asintió.—Sí, mi amor, iremos a buscarla, te ayudaré y la encontraremos bien, ya verás.—Incluso si ella no me quiere a su lado, lo entenderé, solo quiero verla bien, por favor, Arturo.Arturo asintió, de inmediato llamó a Diego y le pidió ayuda.Tenían un avión privado, podían viajar a ese lugar, estaba a unas horas de distancia, pero, además, debía estar colapsado, al ser un lugar pequeño, un terremoto de su magnitud podía hacer mucho daño.Mia estaba angustiada, no soportaba la idea de que algo malo pasará a Darina.***Font Roja.Cuando el movimiento se detuvo, Catalina se alejó un poco de Luca, observó su rostro tan pálido, abrió los ojos y la mirò.—¿Estás bien?Él asintió, tocó su frente, él aún tenía fiebre.—No estás bien, Luca, levántate, debemos ir a bañarte.Luca se negó, era d