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Catalina se alejó a como pudo, intentó escapar, pero el doctor la encontró.—Señorita Miles, ¿ya han pagado la operación de su padre? Es demasiado necesaria, si no hacemos la operación ya mismo, su padre puede morir.El corazón de Catalina se oprimió, tuvo mucho miedo.Sus ojos se volvieron llorosos.El doctor se alejó de ella, y sintió la cercanía de Luca.—Entonces, ¿Quieres que ayude a tu padre, si o no?Catalina tragó saliva, asintió.—Por favor, ayuda a mi padre, me casaré contigo —dijo desesperada.Luca la observó, por un instante le dolió verla asì, pero al recordar el pasado, decidió no hacer caso.***Ariel estaba en casa, su madre la miraba con ojos severos.—¡¿Cómo pudiste hacer eso?! —exclamó su madre, mirándola casi con rabia—¡Yo no hice nada! Lo juro —exclamóSu madre se levantó, se acercó a ella, abofeteó su rostro con fuerza.—¡Sé que lo hiciste, no me mientas! ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Cómo puedes ser tan mala persona? —gritó su madre y haló sus cabellos con furia.
Jorge se quedó perplejo, luego abrazó a Luca.—Si la amas, te voy a apoyar, hoy y siempre.Luca sonriò.—Gracias, padre, gracias por ser tan bueno conmigo.Jorge fue a buscar a Mariza para contarle.Luca se quedó pensativo.«¿Qué voy a hacer? ¿Qué estoy haciendo? Quiero venganza, pero no quiero que mi padre se decepcione de mí, no puedo dejar que Catalina gane, ella no merece mi amor», pensó.***En el hospital.Cuando su madre se enteró de que se había pagado, la operación estaba feliz.Abrazó a Catalina.—¡Hiciste lo correcto, Catalina! Tú siempre has amado a Luca, cásate con él, sé feliz, te aseguro que me encargaré de Ariel, ella nunca te va a lastimar.Catalina tenìa la mirada perdida. Asintió.Cuando entraron a ver a su padre, èl ya estaba consciente, aunque no podía hablar.Sin embargo, el doctor les dijo que pronto estaría mejor.***Dos semanas después.Catalina estaba en esa tienda de novias, su madre estaba a su lado, observaban el vestido de novia, las manos de la chica te
Cuando Catalina abrió los ojos, mirò al techo blanco, por un instante no supo en donde estaba.Se quedó muy quieta, pero, apenas unos segundos después, volvió a la realidad, y lo recordó todo.Enderezó su postura, al mirar a ese hombre frente a ella, lanzó un grito, asustada.Luca estaba sentado en un sofá, frente a ella, con los codos recargados sobre sus piernas, las manos apoyadas en su mentón, mirándola con ojos imperturbables.—¿Dónde estoy…?Luca sonriò.—Estamos en una cabaña, ¿en dónde? En un lugar lejano, si escapar ahora, nadie nunca te encontrará.—¿Qué…? —exclamó con angustia—¿Lo olvidaste, querida esposa? ¡Es nuestra luna de miel!El cuerpo de Catalina se sintió miedo. Temblaba.—Descansa un poco màs, lo necesitará.Ella escuchó que el hombre abrió la puerta, y salió de ahí.El corazón de Catalina latía demasiado fuerte, las lágrimas corrieron por su rostro, luego, sintió esas náuseas, fue hasta el baño, vómito en el excusado, pero intentó calmarse, no podía ponerse asì,
Catalina sintió esos labios dulces, eran suaves, no había nada de agresión ahí, pero el miedo vino abrupto a su corazón.Lo empujó con fuerza, pero sintió como Luca la apretó contra su cuerpo, besándola con màs pasión.Ella sintió mucho miedo.Rasguñó el rostro de su marido. Luca sintió el dolor, se alejó de inmediato.Catalina corrió lejos de ahí, se refugió en la cama, cubriéndose con una manta, muy asustada.Los recuerdos vinieron a él, sintió escalofrío, sintió mucho miedo.Pasaron por los menos varios minutos, hasta que Luca salió del baño.Ella tembló asustada, Luca se sentó al borde de la cama, la mirò, ella estaba cubierta hasta los pies, solo mirándolo.—¿Me tienes miedo? —exclamó LucaElla no dijo nada, ni siquiera pudo mirar su rostro.Luca rio.—¿Crees que te tocaré? —preguntó—. Nunca tocaré a una mujer que juró amarme, y luego fue a revolcarse con otro hombre, y me abandonó. ¿Por qué, Catalina? Yo estaba dispuesto a darte todo, si lo amabas a èl, ¿Por qué no tuviste el val
Arturo abrazaba a Mia, odiaba verla tan triste. Besó su frente.—Estoy aquí, Mia, te cuidaré.—¡Necesito encontrar a mi madre! Necesito saber que ella está bien —suplicó con los ojos llorosos.Arturo asintió.—Sí, mi amor, iremos a buscarla, te ayudaré y la encontraremos bien, ya verás.—Incluso si ella no me quiere a su lado, lo entenderé, solo quiero verla bien, por favor, Arturo.Arturo asintió, de inmediato llamó a Diego y le pidió ayuda.Tenían un avión privado, podían viajar a ese lugar, estaba a unas horas de distancia, pero, además, debía estar colapsado, al ser un lugar pequeño, un terremoto de su magnitud podía hacer mucho daño.Mia estaba angustiada, no soportaba la idea de que algo malo pasará a Darina.***Font Roja.Cuando el movimiento se detuvo, Catalina se alejó un poco de Luca, observó su rostro tan pálido, abrió los ojos y la mirò.—¿Estás bien?Él asintió, tocó su frente, él aún tenía fiebre.—No estás bien, Luca, levántate, debemos ir a bañarte.Luca se negó, era d
—¡Mia! ¿Qué haces aquí? —exclamó la mujer, incrédula, parecía ver a un fantasma, tuvo que retroceder unos pasos, solo para ver si Mia estaba entera y bien.—¿Cómo estás? Pensé que te había pasado algo malo, quise venir.Darina la soltó, entonces, lanzó un suspiro.—Estoy bien, pero, no debiste venir, te pusiste en riesgo.Mia aún tenìa ojos cubiertos por lágrimas.—Lo sé, es que, no quería que nada malo te pasara.—¿Y qué hubieras hecho tú? No eres doctor, ni rescatista, no podría cuidarme, estoy bien, ayudó a otros, debes irte, Mia.Mia sinti que una daga sería menos dolorosa que esas palabras.—Quiero ayudarte.—Mia, te agradezco, pero no necesito ayuda.—¡Sì la necesitas! Mira, tienes una herida en la frente.—Ah, es superficial.—¡Te curaré! —exclamó y se alejó en busca de un botiquín.Darina la vio alejarse, lanzó un suspiro.«Desearía que te fueras, no quiero verte, Mia, no puedo», pensóDarían siguió ayudando a los enfermos, se acercò a una mujer, casi de la edad de Mia, comenz
Mia dio un paso atrás, Darina se arrepintió al segundo en que esas palabras salieron por su boca, pero supo que era tarde.Mia sintió su corazón roto.—Yo no tuve la culpa, soy tan o màs inocente que tú, lamento ser un mal recuerdo en tu vida, Darina, y te agradezco por darme la vida, si necesitas algo, cualquier cosa, no dudes en pedirme ayuda, siempre podré ayudarte y aunque no me quieras, siempre rezaré por tu bien, adiós.Darina quiso detenerla, pero no dijo nada.Mia se fue de ahí.—Darina —exclamó el sacerdote con voz severa, le pidió que lo acompañara.Ella siguió al padre, se detuvieron afuera del lugar.—Te he apoyado, Darina, y nunca dudaré en hacerlo, pero, no tienes la vocación del amor de Dios.—¿Qué dice, padre?—Darina, alguien que tiene la vocación, ama a su prójimo, y no puedes amar a tu hija, comprendo que no estás lista, pero, esa pobre niña es tan inocente como tú, no te pido que la ames, pero, ¿puedes sentir un poco de compasión?Darina dio un paso atrás, sus ojos
Darina le mirò incrédula de sus palabras, observó sus lágrimas y la abrazó con fuerza a su pecho.—¡Cálmate!—¡No puedo! ¿Qué le diré a Luca? Me odiará, me odia ahora, me odiará peor, quisiera morir…Darina la abrazó con fuerza, era como revivir su propio trauma.—Vamos a otra parte, debes calmarte, por favor.Ella aceptó.Darina y Catalina fueron a una cafetería, Darina compró dos cafés.Catalina tenìa la mirada perdida, su corazón temblaba.Darina tomó su mano, y la mirò.—Catalina, no estás sola, estaré aquí.—No sé qué haré.—¿Qué harás, cariño? —exclamó—No lo sé, tengo miedo.—¿Cuántas semanas tienes?—Catorce —dijo con temor.—¿Vas a abortar?Catalina tuvo miedo, sintió un mareo, tocó su cabeza, negó.—¡No puedo hacer eso! No me atrevería, ¿Quieres que mate a un bebé?Darina sintió un miedo en su corazón.—¿Dónde está tu hábito, Darina? —exclamóElla negó.—Dejé el convento.Catalina estaba perpleja.***Luca estaba en su oficina, cuando el jefe de seguridad entró.—¿Qué es lo q