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Mariza les mirò con rabia, estaba a punto de estallar, no podía más, sentía el corazón roto otra vez, sin embargo, vieron como Jorge se alejaba de esa mujer, empujándola con fuerza, por lo que Eva casi caía al suelo.—¡¿Qué te pasa?! ¡No vuelvas a besarme! —reclamóMariza y las mujeres escucharon eso a la perfección, ella sonriò, se acercò lento hacia ellos.—Eva, ¡ay, Eva! Lo siento mucho, pero, si vas robando besos a maridos ajenos, vas a vivir muchos rechazos, querida.La mujer la mirò con rabia.Jorge estaba asustado, miraba a Mariza, deseando que no pensara lo peor de èl.Eva se fue casi maldiciendo, mientras Mariza sonreía.—¿Qué era lo que decías, Silvia, sobre que mi marido no había cambiado y me engañaba?Los ojos de Jorge se volvieron feroces contra la mujer.—Ese consejo deberías dárselo a Enrique, ¿no fue èl quien engañó a la pobre Valeria, cuando aún vivía? —exclamó Jorge.Èl tomó la mano de Mariza y ambos fueron a la mansión por Luca.Apenas entraron, ella soltó su m
—¡Es mi tío! ¡Escóndete!Se miraron asustados, al final, Enrique se metió debajo de la cama.Amaranta estaba muy nerviosa, respiró profundo y fue a abrir, su tío entró, pero ella estaba muy asustada de que la descubriera.—Cariño, ¿te gustó la fiesta?Ella asintió despacio.—¿Y tu prometido? ¿Qué te pareció?Amaranta desvió su mirada hacia la cama, tragó saliva.—Es un gran hombre, tío, creo que es el mejor hombre para mí.Enrique solo pudo morder sus labios por rabia, quería que se callara, pero nada pudo hacer.—¡Me alegra tanto, cariño! Amaranta, tomé una decisión y quiero que seas la primera en saberla.—¿Cuál?—Tu boda será doble.—¿Doble? —exclamó dudosa.—Aunque quisiera que las bodas fueran separadas, debido al embarazo de Mónica, quiero que sea lo màs pronto posible, y no quiero que estés lejos de la boda, hija, te irás de luna de miel por un mes, así que, haremos que tú y Enrique se casen en la misma fecha; tendrán una boda doble.La noticia le cayó terrible a Amaranta, que
Cuando Jorge entró al cementerio, iba tan rápido que no podía parar, vio a su esposa, a Mariza, al lado de ese hombre.—¿Qué haces aquí, Augusto? ¿Acaso me sigues?? —exclamó Mariza, casi molesta.Èl intentó tomar su mano, pero ella se alejó abrupta, antes de que siquiera pudiera tocarla.Luca estaba en los brazos de Mariza.Ya casi se quedaba dormido, ella le había mostrado la tumba de su hermana.—Tengo a un querido familiar enterrado aquí, Mariza, vine a traer flores, ¿Ella es tu familiar?Mariza asintió, pero no dijo nada más, tuvo algo de miedo sobre ese hombre, no le gustaba verlo en cada lugar que iba, al principio pensó que era coincidencia, ahora esto ya había dejado de ser espontáneo.—Mi amor.La voz de Jorge hizo que los dos voltearan, Mariza sintió miedo de que Jorge se molestara, ni siquiera supo por qué.Augusto mirò a Jorge con odio y furia, si hubiera podido matarlo, lo haría, pero no pudo hacer nada.Mariza tuvo miedo, y se acercò a Jorge.—Jorge, es Augusto, mi amig
Al día siguiente.Mariza abrió los ojos, a la luz del día los recuerdos de anoche se volvieron un poco bochornosos, pero ya no le importaba.«Dijo que me amaba. No solo lo dijo, lo demostró, pero… nada de peros, ¿no puedo tener yo un amor real?», pensóAcarició el rostro de Jorge, estaba sobre la cama, medio cubierto, medio desnudo, en una imagen sensual y encantadora.Abrió los ojos castaños, sonriò al ver a su mujer frente a èl.—¿Cómo estás?Ella sonriò.—Estoy bien.Su mano grande acarició su rostro, y descendió a su vientre.—¿Y nuestro bebé?—Creo que está muy bien.—Vamos, amor, es hora de ir con tus padres y presentarles a su nieto.El rostro temeroso de la mujer le sorprendió.—¿Mariza?—¿Y si no quieren a Luca?—¿Por qué no? Es su nieto, hijo de Perla, ¿Por qué no lo querrían?Mariza no quiso decirle lo malo que era su padre, se levantó y fue a vestirse.***Más tarde, llegaron a casa.Al hacerlo, fueron bien recibidos por la madre de Mariza, sin embargo, Abel estaba ser
Jorge aceleró, estaba asustado, pero no más que Mariza, quien logró ir por el niño y traerlo a la parte delantera, cubriéndolo con su cuerpo.—¡Jorge, tengo miedo!Jorge también lo tenìa, conducía rápido, quería perder a esos tipos, pero venían muy cerca.El hombre decidió jugarse todo, y de pronto, frenó y se detuvo, sin apagar el motor.—¡Jorge! ¿Qué haces? ¡Se acercan!—Espera… —dijo espiándolos por el espejo trasero.El auto se acercò, justo en el momento en que bajaron del auto y pusieron un pie fuera, Jorge aceleró a fondo, y condujo sin detenerse.Los hombres maldijeron, subieron al auto y fueron tras ellos.Pero, Jorge ya llevaba una buena ventaja.Por suerte, a medio camino, encontraron a la policía.—¡Intentaron secuestrarnos! Hay unos tipos armados, siguiéndome.Los hombres vieron un auto que los perseguía, vieron el auto virar e intentar escapar, pero el auto de policías fue a perseguirlos.Jorge abrazó a Mariza, Luca estaba llorando, pero lo consolaron.Luego, Jorge manejó
Amaranta empujó al hombre, mirò sus ojos con rabia.—¿Qué crees que haces? ¿Por qué me haces esto? No quiero nada de ti. Vas a casarte con otra mujer, nunca me viste como una opción de tu amor, ¿ahora que quieres? Adiós, Enrique.—¡Espera…!Enrique tuvo que irse, mientras Amaranta caminaba por el jardín para ir a casa, cuando de forma inevitable su camino se cruzó con Mariza.—¡Mariza…! Tú… ¿Lo viste?Mariza tuvo que asentir, no iba a mentir.Amaranta estaba avergonzada, tenìa ojos llorosos. Mariza la abrazó.—Amaranta, no sé lo que pasa, pero… solo dirè esto, el amor no debe doler. —Gracias, Mariza, yo no quiero sufrir, solo quiero ser feliz.Mariza sonriò.Luego cada una siguió su camino. Mariza subió al auto con los guardias, pidió que la llevaran al bar donde estaba Jorge, quería volver a casa con èl.***Jorge estaba en el bar, ya estaba aburrido, a punto de irse, cuando Eva llegó, se sentó en la mesa. Él rodó los ojos.—¿Qué haces aquí, mujer?—Quería verte, Jorge, ¿Por qué no r
Eva esperaba en uno de los primeros asientos de la iglesia, cuando vio a Jorge de la mano de Mariza, la mujer sintió tanta rabia, pero no se atrevió a decir nada.Ahí estaba Silvia, bastante feliz y orgullosa.Jorge dirigió una mirada a su hermano, Enrique tenìa la mirada perdida, parecía desolado, sintió algo de lástima por èl.«Me gustaría que Enrique fuera feliz, así como lo soy yo», pensó.Jerónimo se acercò a Enrique, le puso la mano al hombro.—¿Estás bien, hijo?El hombre asintió.—Estoy bien, ¿estás seguro de que quieres casarte?Los ojos de Enrique se abrieron incrédulos, ante su pregunta.—¿Por qué me dices esto…? —Enrique estuvo a punto de decirle que no, que lo que quería era salir corriendo.—Aunque me decepcionarías, aún puedes elegir el amor por el dinero.Los ojos de Enrique se volvieron pequeños.«Así que papá sigue prefiriendo a Jorge como el heredero»—Voy a casarme, eso es lo que haré —sentenció.Enrique lanzó una mirada en contra de Diego, pero èl ni siquiera lo no
Mónica miró al hombre con temor, pensó en que podía retractarse, sus manos temblaban. —Señor Enrique Santalla, ¿Acepta como esposa a la señorita Mónica Flores para amarla, cuidarla y respetarla por todos los días de su vida?Enrique volvió al ahora.—Sí… acepto —dijo inseguro.Mónica sonriò.«Al fin tengo el apellido Santalla», pensó—Señorita Mónica Flores, ¿Acepta como esposo al señor Jorge Santalla para amarlo, cuidarlo y respetarlo por todos los días de su vida?—Acepto —dijo de inmediato.—Por el poder que Dios me dio, les declaro, marido y mujer, puede el novio besar a la novia.Enrique no besó a la novia, solo tomó su mano y la llevó fuera del lugar, mientras la gente confundida, aplaudía.Luego de la misa, la familia fue a la mansión Santalla, ahí firmarían el acta de matrimonio para ir a un club cercano, donde sería la recepción.Al llegar, el juez los esperaba, firmaron el acta.Enrique parecía estar en un funeral, igual que todos los demás, las únicas felices eran Mónica y