— Mami que bueno que ya estás aquí. — dijeron los niños al unisonó con una enorme sonrisa cuando la vieron entrar junto a Víctor. — Que bueno verlos mis bebés. — Dijo Maya sonriendo también y abriendo sus brazos para que ellos se acercaran, feliz de ver los contentos que ellos se veían y también muy emocionada de ver que había un cartel pequeño hecho por ellos mismos, con las palabras: “Bienvenida a casa mami”. Los dos niños se pusieron uno a cada lado con cuidado, para abrazarla también y ella los sostuvo con su corazón muy cálido y dándose cuenta de que también había una mujer mayor mirándola con una pequeña sonrisa. Victor al ver esto alboroto el cabello de los dos con cariño, a modo de saludo. — Que bueno que está aquí señorita, me alegra ver que esta mejorando. — Dijo Lorena con una sonrisa. — Gracias. — Dijo Maya, un poco apenada por no recordar su nombre y aún no se lo había preguntado a Víctor. — Lorena, ¿Los niños ya almorzaron? — Preguntó Victor, entendiendo los pensam
Con una sonrisa Maya avanzó hasta el comedor usando sus muletas, con Victor a su lado sin dejar de mirarla ni un segundo por miedo a que pudiera caerse. — Puedo andar con esto, no tienes que preocuparte. — Le dijo ella, pero él no apartó su mirada y tampoco dejo de fruncir el ceño hasta que finalmente llegaron al comedor y separó una silla para que ella se sentará. — Ya vuelvo, llamaré a los niños a comer, no se porque aún no han bajado. — Dijo Victor antes de dejar un beso en el cabello de ella y comenzar a subir las escaleras. Al entrar a la habitación se sorprendió bastante al darse cuenta de que ellos aún seguían dormidos, cuando normalmente se levantaban bastante temprano, sin ni siquiera ser llamados. — Campeones es hora de levantarse. — Llamó él y ellos rápidamente se removieron en la cama antes de finalmente abrir los ojos y mirar a su padre un poco aturdidos. — ¿Por qué aún no se levantan? Su mamá ya los está esperando en el comedor. — Es que anoche nos quedamos haciendo
— Muñequita se que las cosas se ven mal, pero primero déjame cargarte y asegurarme de que no te lastimaste al caer, después de lo voy a explicar todo. — Espetó Victor con su corazón doliendo y muy preocupado, sabía que a ella le costaría mucho entender lo que había sucedido ese día, cuando al parecer no podía recordar nada más y explicarle todo de nuevo sería hacer que ella volviera a sufrir al pensar en su pasado, esto parecía una mala broma del destino. — ¿Qué me vas a explicar? ¿Qué no me engañaste? ¿Qué esas palabras no eran ciertas? Déjame en paz, no quiero verte. — Sollozó Maya, lo mismo que había sentido la primera vez que lo vio haciendo esto, lo estaba sintiendo ahora, su corazón dolía tanto como la primera vez, estaba devastada. — Te juro que no lo hice, yo nunca te engañaría muñequita, porque al estar contigo no puedo ver a nadie más ni siquiera, se que nadie podría compararse contigo, tú te adueñaste de mi corazón, de mi alma y de mí por completo y se que ese recuerdo se
— Lo hiciste muy bien mi cielo. — Dijo Victor con una enorme sonrisa mientras la miraba fascinado y la carita de Maya se ruborizo de inmediato. — No hice gran cosa, solo cumplo con la terapia. — Murmuró Maya. — Ya deberíamos irnos. — Si hiciste mucho, te has estado esforzando mucho y tu pierna cada vez está mejor, me impresiona mucho lo fuerte que eres. — Espetó él, hace unos días le habían quitado el yeso de la pierna a ella y había necesitado terapia por la gravedad de su lesión y se había estado esforzando bastante en su terapia a pesar de que podía ver cuánto le costaba y ya estaba caminando, aunque con un poco de dificultad y él estaba muy orgulloso de ella por todo su esfuerzo. — Estás exagerando, ya vamos a casa. — Lo instó a ella y él asintió. Los dos iban saliendo del hospital tomados de la mano, cuando Maya vio que una mujer se acercó a ellos y se congeló. — Victor mucho tiempo sin verte, es bueno poder hacerlo de nuevo. — Dijo Sasha con una sonrisa e intentó abrazarlo,
— Niños por favor alístense y encárguense de llevar a su mamá a la piscina en una hora. — Pidió Victor. — ¿Para que? Nos hemos dado cuenta que algunas personas han estado pasando con algunas cosas y al parecer en secreto a esa parte, ¿Qué es lo que esta sucediendo? — Preguntó Marcus frunciendo el ceño y Victor no pudo evitar sonreír, era muy difícil que algo se les escapara a sus hijos, los dos siempre estaban muy atentos a todo, no podía esconderles nada, afortunadamente Maya si era un poco más despistada, porque si fuera igual a ellos, no podría sorprenderla. — Quiero pedirle a su mamá que se case conmigo, por eso necesito que hagan esto. — Por fin, hace mucho que le debiste pedir matrimonio a mamá. — Lo sé, ¿Me van a ayudar? — Cuestionó Victor y los dos asintieron. Después de que él les explicó con más detalle lo que debían hacer, los dejó solos y fue a terminar de encargarse de que todo estuviese perfecto como quería. En cambio los niños luego de cambiarse fueron a la habita
— Quisiera arreglar las cosas con mis padres, antes de la fecha de la boda, me gustaría que puedan estar ahí, así que voy a necesitar viajar allá en estos días. — Comentó Maya y Victor al escucharla se congeló. — Mi cielo, no sé si esa sea la mejor idea, las cosas no son tan sencillas. — Suspiró Victor, no quería tener que decirle la verdad aún, pero ya no sabía cuánto más podría seguir mintiéndole cuando ella estaba pidiendo ver a sus padres. — Pero son mis padres después de todo, creo que podemos arreglarlo, nunca dejaremos de ser familia. — Murmuró Maya, ella quería que su vida fuera tal cual como soñó y no sería así si sus padres no estaban ese día junto a ella, además creía que ya era hora de arreglar todo, porque quería tenerlos en su vida, los extrañaba y quería que los niños pudieran estar cerca de sus otros abuelos también. — Mi cielo lo lamento mucho, el pasado con tu familia fue realmente difícil y creo que es hora de que sepas la verdad. — Espetó Victor tensándose, tení
— Estás realmente preciosa. — Dijo Jacob mirándola con una sonrisa. — Gracias y gracias por dejar todo y venir aquí, significa mucho para mí. — Musitó Maya y se acercó para abrazarlo. Estaba contenta de tener a su hermano aquí, su corazón estaba muy conmovido por el esfuerzo que él había hecho para venir a acompañarla en este día tan importante y porque sería él quien la entregaría en el altar. — Nunca podría perderme tu boda, tenía que estar aquí, así que no tienes nada que agradecer. — Espetó Jacob dándole un beso en la frente, él era el único de su familia que había venido hasta aquí, no podía fallarle, no iba a dejarla sola en este momento tan importante en su vida y él tampoco habría querido perderse la boda de su hermana. — Ya deberíamos irnos, tu futuro esposo debe estar ansioso esperándote. — Tengo mucho que agradecerte, pero te agradeceré después, ya se nos hace tarde. — Dijo Maya con una sonrisa y lo tomó del brazo para irse. Los dos se salieron de la casa y se subieron
— Muñequita no debes esforzarte tanto, deja que las personas hagan su trabajo y siéntate, bueno también puedes decirme lo que quieres que haga y yo lo haré. — Le dijo Victor quitándole la bandeja de las manos y caminando un poco para dejarla sobre la mesa, no le gustaba que ella hiciera tantas cosas, ya tenía siete meses de embarazo y en lugar de descansar, quería hacer todo porque hoy era el cumpleaños de los gemelos. — Yo puedo hacer eso, estoy embarazada, no enferma, no tienes que preocuparte. — Suspiró Maya siguiéndolo, estos meses él prácticamente no la dejaba hacer nada y sus cuidados hacia ella eran cada vez más fuertes, quería estar al pendiente de cada uno de sus pasos y no le molestaba que él estuviera tan pendiente de ella, pero si extrañaba hacer más cosas por sí misma. — Ya tu barriga está muy grande mi cielo y debes cuidarte mucho, por ti y por nuestra bebé. — Espetó Victor, se preocupaba mucho por ella, quería que todo saliera perfecto y estaba muy feliz de estar pres