— Quisiera arreglar las cosas con mis padres, antes de la fecha de la boda, me gustaría que puedan estar ahí, así que voy a necesitar viajar allá en estos días. — Comentó Maya y Victor al escucharla se congeló. — Mi cielo, no sé si esa sea la mejor idea, las cosas no son tan sencillas. — Suspiró Victor, no quería tener que decirle la verdad aún, pero ya no sabía cuánto más podría seguir mintiéndole cuando ella estaba pidiendo ver a sus padres. — Pero son mis padres después de todo, creo que podemos arreglarlo, nunca dejaremos de ser familia. — Murmuró Maya, ella quería que su vida fuera tal cual como soñó y no sería así si sus padres no estaban ese día junto a ella, además creía que ya era hora de arreglar todo, porque quería tenerlos en su vida, los extrañaba y quería que los niños pudieran estar cerca de sus otros abuelos también. — Mi cielo lo lamento mucho, el pasado con tu familia fue realmente difícil y creo que es hora de que sepas la verdad. — Espetó Victor tensándose, tení
— Estás realmente preciosa. — Dijo Jacob mirándola con una sonrisa. — Gracias y gracias por dejar todo y venir aquí, significa mucho para mí. — Musitó Maya y se acercó para abrazarlo. Estaba contenta de tener a su hermano aquí, su corazón estaba muy conmovido por el esfuerzo que él había hecho para venir a acompañarla en este día tan importante y porque sería él quien la entregaría en el altar. — Nunca podría perderme tu boda, tenía que estar aquí, así que no tienes nada que agradecer. — Espetó Jacob dándole un beso en la frente, él era el único de su familia que había venido hasta aquí, no podía fallarle, no iba a dejarla sola en este momento tan importante en su vida y él tampoco habría querido perderse la boda de su hermana. — Ya deberíamos irnos, tu futuro esposo debe estar ansioso esperándote. — Tengo mucho que agradecerte, pero te agradeceré después, ya se nos hace tarde. — Dijo Maya con una sonrisa y lo tomó del brazo para irse. Los dos se salieron de la casa y se subieron
— Muñequita no debes esforzarte tanto, deja que las personas hagan su trabajo y siéntate, bueno también puedes decirme lo que quieres que haga y yo lo haré. — Le dijo Victor quitándole la bandeja de las manos y caminando un poco para dejarla sobre la mesa, no le gustaba que ella hiciera tantas cosas, ya tenía siete meses de embarazo y en lugar de descansar, quería hacer todo porque hoy era el cumpleaños de los gemelos. — Yo puedo hacer eso, estoy embarazada, no enferma, no tienes que preocuparte. — Suspiró Maya siguiéndolo, estos meses él prácticamente no la dejaba hacer nada y sus cuidados hacia ella eran cada vez más fuertes, quería estar al pendiente de cada uno de sus pasos y no le molestaba que él estuviera tan pendiente de ella, pero si extrañaba hacer más cosas por sí misma. — Ya tu barriga está muy grande mi cielo y debes cuidarte mucho, por ti y por nuestra bebé. — Espetó Victor, se preocupaba mucho por ella, quería que todo saliera perfecto y estaba muy feliz de estar pres
Mia, una chica maltratada por su familia, es entregada en matrimonio a Jacob Davis a cambio de una alianza, pero no todo es como parece, tanto su futuro esposo como la familia de ella ocultan demasiados secretos, ninguno de ellos tienen buenas intenciones y podría ser ella quien pague las consecuencias de todo, porque a su familia ella no les importa ni un poco y están llenos de malas intenciones, nunca les ha importado hacerle daño, mientras puedan conseguir lo que desean de ella y está vez no será la excepción. A Jacob tampoco parece interesarle demasiado, él solo quiere casarse con ella para tomar venganza y no le importa lastimarla en el proceso. Aunque sabe lo dulce que puede ser ella, lo buena esposa que es a pesar de que él es muy frío, lo mucho que intenta obtener un poco de cariño que él no le da y a pesar de eso ella sigue intentándolo, él está decidido a no darle ninguna oportunidad, solo quería utilizarla para lograr su venganza, no quería tener ningún cariño por ella, per
— Deja eso, no lo puedes tocar, no es tuyo. — Gritó Mía furiosa al entrar a su habitación y encontrarse con su hermanastra usando las joyas de su madre, no le gustaba que nadie tocara esas cosas. — No, yo puedo tomar lo que me dé la gana y este collar me gusta mucho, me lo voy a quedar. — Replicó Brooke con una sonrisa retadora. — Más vale que dejes eso ahora. — Advirtió Mia apretando sus manos en puños, cansada de los abusos de su hermanastra, no le parecía justo que ella tocara las cosas de su madre, no siendo quien era, la hija de la amante de su padre, no tenía derecho ni siquiera a mirar esas joyas. — ¿Y que harás? ¿Vas a llorar? La pobre y débil Mia siempre llora, es patético. — Masculló Brooke y su sonrisa se tornó cruel. En ese instante Mía sintió que no podía soportarlo más, ya había aguantado demasiado, así que se aproximó hacía Brooke y le dio una fuerte bofetada que resonó en toda la habitación. — Te enseñaré a dejar de tomar lo que no es tuyo, estoy cansada de ti. —
—Señorita, su padre pidió que se arregle por favor, báñese y en unos minutos le traeré un vestido. — Anuncio el ama de llaves y Mia la miró aturdida sin moverse, su cuerpo no estaba para nada bien, tenía dos días encerrada en su habitación sin comer nada y se sentía demasiado débil como para hacer algo. — Señorita debe levantarse por favor, si no se da prisa su padre estará muy molesto. — Dijo Rosa preocupada acercándose a ella. —¿Para qué quiere que me arregle? No me siento muy bien. — Susurró Mia, con voz débil, no tenía fuerzas para moverse, así que aún ni siquiera se había levantado de la cama. —Ay señorita lo siento mucho, pero por favor dese prisa, venga, vamos al baño y luego cuando le traiga el vestido le voy a traer algo de comer. — Musitó Rosa ayudándola a levantarse, sintiendo tristeza por ella, consideraba que el padre junto a esas serpientes eran demasiado crueles con alguien que no lo merecía. Mía con su ayuda se dejó llevar al baño y se quedó en la bañera inten
— Señor Davis, le presento a mi hija Mia, su prometida. — Dijo Elijah cuando Mía llegó a su lado y ella al escucharlo abrió los ojos de par en par, no entendía nada, pero sabía que solo tenía que obedecer como su padre le había dicho, no quería tener que quedarse encerrada en su habitación sin comida por días de nuevo. — Es un placer señorita. — Espetó Jacob extendiendo la mano hacía ella y Mia la tomó, en ese momento los dos sintieron cierta electricidad recorriendo su cuerpo, haciendo que de inmediato Mia alejara su mano y Jacob frunciera el ceño. — Bueno vamos a la mesa a sentarnos, ya la cena nos está esperando. — Comentó Elijah dándole una mirada de reproche a Mia y si tan solo Jacob no hubiese estado aquí ya le estaría gritando. Todos pasaron al comedor y aunque el ambiente se sentía un poco extraño, comenzaron a disfrutar de la comida, mientras Brooke observaba a Jacob sin disimular demasiado y en cambio él observaba a Mia con cierta curiosidad, se le hacía extraño que ella
— Ya sabes cómo debes comportarte, no lo vayas a olvidar. — Susurró Elijah cuando la acompaño al auto. Mia simplemente asintió, seguiría su voluntad, no tenía elección, no podía ir en contra de lo que su padre quería que hiciera, no quería ver de qué más era capaz, ya había visto parte de su crueldad cuando trataba de obedecerle siempre, no hacerlo sería como firmar su sentencia de muerte, así que después de que el chófer la ayudará a subir su equipaje en el auto, ella también se subió, sin decirle nada a su padre o despedirse y él tampoco lo hizo. — Señorita, esperaremos al señor Davis en el registro, no pudo venir a buscarla él mismo porque tenía que arreglar un asunto. — Comentó el chófer mientras conducía. — Está bien, no hay problema. — Murmuró Mia mirando por la ventana, si él venía a buscarla o no, era algo que no le importaba demasiado, porque nada de esto era su voluntad, pero igual tenía que obedecer. Iba a casarse, en un registro, sin nadie de su familia presente y con