GLYNDON Es curioso como las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana, en un abrir y cerrar de ojos pasé de estar haciendo las prácticas en el hospital, tratando de mantenerme fuera del radar de las personas, a estar en una cárcel de lujo, no importa cómo le llamen, sigue siendo un lugar en el que me pueden encerrar. Recuerdo haber visto la mirada rota de mamá, y la de enojo de papá, ellos no se merecen tener una hija como yo, una que les ha dado tantos problemas desde el día en el que decidieron adoptarme. Llegando, pese a ser de noche, me han dejado conservar mi ropa, la zona está totalmente resguardada con demasiada vigilancia, hay cámaras por todas partes, me pregunto si también en las duchas, los policías han sido demasiado amables, y eso es por mi tío Tobias, cuando le pregunté a uno en el camino, la razón por la que me trataban como a una princesa y no como una asesina, él solo respondió que fueron las órdenes del abogado del diablo, el apodo que se ha ganado a pulso mi t
GLYNDONMe remuevo inquieta dentro de mi mismo eje, por un solo segundo no sé en dónde me encuentro, todo parece ser un sueño hasta que los recuerdos vienen a mí de golpe, es entonces que abro los ojos, tomando una larga bocanada de aire, lo primero que veo es un techo blanco, con luces del mismo color, me recuerda mucho a las de los quirófanos del hospital.El ruido de los pájaros al cantar llama mi atención y de manera casi voluntaria me obligo a voltear a mi derecha, la ventana está abierta y los rayos del sol se filtran por toda la estancia, recuerdo bien lo que pasó, cuando la enfermera trató de ayudarme, entré en una de mis crisis de pánico y corrí, luego recuerdo haber chocado contra alguien, un chico, este me acusó de algo que me cuesta recordar, enseguida vino el piquete de algo en el cuello y luego todo se oscureció a mi alrededor. Me incorporo hasta ponerme de pie, me pongo los tenis que encuentro a un costado de la cama, y enseguida me asomo por la ventana, el día es dema
HUNTERMeto el último artículo que tengo en la oficina, dentro de una de las cajas, que para mi mala suerte, es un péndulo que me regaló Davina, la mujer que amé más que a mi propia alma, por la que luché hasta el final, la misma por la que ahora estoy en esta situación, por días me he culpado a mí mismo por su muerte, porque ella no hubiera muerto si me hubiese mantenido lejos de Glyndon, si tan solo hubiera tenido el valor de enfrentar a mis padres y no dejar que en especial mi padre, le hiciera daño de no aceptar casarme con Glyndon. Pero les llevé la contraria, hay horas en las que me pongo a pensar que tal vez, si no hubiera conocido a Glyndon, Davina estaría viva, y es que no importa las veces que me pongan el mismo testimonio que argumentó Glyndon sobre que ella se había aliado con Jaxon para hacerle daño, me cuesta trabajo entender que mi Davina, la misma mujer alegre y sonriente, hiciera algo como eso. No le gustaba Glyndon, lo admito, pero no la creo capaz de hacerle un d
GLYNDONObservo al chico que aparece frente a mí y que me ignora por completo, es alto, delgado pero fornido, de cabello oscuro alborotado, algo que le da un toque desenfadado, ojos de un gris blanco hermoso, engulle como si no existiera, en su radar solo aparecen todos y Vanessa, no debe ser muy mayor que yo, como sea, lo mejor es que me mantenga alejada de él. —Este idiota grosero, es Dashiel Oxford, mi mejor amigo, falta uno, pero no te preocupes, no tarda en llegar —añade Vanessa. El chico hace contacto visual con ella y le regala una sonrisa que roza lo encantadora. —¿A quién llamas grosero? —enarca una ceja con incredulidad. —A ti, no arruines esto, de por si las cosas ya se estaban poniendo aburridas en este lugar, y ahora que ha llegado Glyndon para ser nuestra amiga, no lo arruines, idiota —Vanessa le da un golpecito en el brazo. Él ni se inmuta, no hace nada, solo sigue comiendo. —Habla por ti, no la necesitamos en nuestras vidas —refuta él. Sus palabras son lo que ha
GLYNDONTrato de apartar la mirada de todos, ellos me miran con lástima, todos, menos tres personas en la sala, Matteo, Issla y Dashiel, el resto me ve como si fuera una muñeca rota a la que deben arreglar. Cosa que me molesta, tanto la directora Gretta como Dash, hicieron que hablara de más, me han empujado al abismo de la verdad y eso no me gusta nada. —¿Y eso qué tiene de especial? A mí, me violó mi padre, y eso supera todo por mucho —dice Issla, viendo el esmalte amarillo fosforescente de sus uñas. —No es una competencia, solo expuse como todos, lo que me pasó —digo y mi voz suena tan fría, que incluso yo creo que parece que carezco de sentimientos. Un nuevo silencio que la directora Gretta no se esfuerza por acabar, llena la estancia en la que nos encontramos, al sentirme incómoda, estoy a nada de irme de ese sitio, cuando por din decide hacer algo la mujer que se supone que tiene mayor autoridad en esta institución como le gusta llamar. —Glyndon tiene razón, ella solo expuso
DASHIELTrato de no pensar en el deseo de muerte que está teniendo Glyndon al llevarme la contraria, es cierto, apenas la conozco, y para ser honesto, cuando la vi por primera vez, pensé que solo se trataba de otra chica como Vanessa, que tenía un problema no tan grave, y cuando dijo lo que le pasó, despertó en mí, mi instinto más primario. Es algo enfermo, pero me gusta la gente rota como ella, la gente que no puede ser ayudada por nadie más, solo que ahora Matteo, como siempre, se mete en donde nadie le ha llamado. Observo que se marcha con esos dos, lleva unos pantaloncillos cortos que le hacen ver bien el culo, una blusa que apenas y le cubre lo suficiente y su cabello rubio suelto, ella es la clase de mujeres opuestas a lo que me gusta normalmente, sin embargo, es la persona más rota que he conocido después de Issla, quien no deja de pelear con Vanessa. —¡Deja de meterte entre nosotros! —chilla Issla—. Debes aceptar que solo son amigos, nada más, ¿acaso no lo ves? —Y es porque
GLYNDONOdio tener esta clase de episodios en los que me siento una inútil que no se puede controlar, antes los sabía mantener a raya porque mi mente siempre estaba trabajando en una constante salida, en pocas palabras, evitaba pensar en aquello que me hundía en la oscuridad, incluso Hunter llegó a ser alguien demasiado importante en mi vida en tan poco tiempo, que creía con una venda en los ojos, que él me hacía mejor persona, estaba equivocada, todo fue una ilusión. Hunter jamás me amó, jamás creyó en mí, lo sé, lo comprobé y me lo demostró. Cuando Jaxon me violó, las pesadillas y los episodios por los que mis padres lucharon tanto en contra, regresaron con más fuerza, y ahora es uno de esos momentos en los que me gustaría lidiar con esto sola, pero no lo estoy, Dashiel, el chico que ha decidido odiarme desde el día en el que llegué, me mira con confusión. Trato de no pensar en él y concentrarme solo en lo que está pasando, respiro una y otra vez, una y otra vez, cerrando mis puño
DASHIELNecesito una purga, el pensar en Glyndon no me hace bien, no sé qué es lo que me pasa con esa chica, apenas la conozco y ya siento el imperioso deseo de romperla, de hacerla mía, de marcar mi territorio, mientras camino a la mansión que estaré compartiendo con ella, siento la emoción recurrente de poder estar con ella a solas, sin interrupciones, sin molestos amigos que nos alejen, para romperla, necesito conocerla a fondo, encontrar sus debilidades, sé una de ella, pero sé que hay algo más. —¿Molesto? La voz de Evan llega a mis espaldas y le miro de soslayo. —¿Por qué habría de estarlo? —enarco una ceja con incredulidad. —Pues porque Glyndon se ha quedado con ese chico que vino a visitarla —dice como si eso me fuera afectar. Sí, puede que sí, pero nunca lo sabrá. Eso es seguro. Al ver que no pienso responder a sus preguntas, sigue insistiendo, es el único que se empeña en querer ver a la bestia. —Son amigos —suelto antes de que se haga ideas falsas en la cabeza. —¿Cómo