GLYNDONA la mañana siguiente, me levanto mucho antes de que mis padres lo hagan, es decir, no es que no quiera desayunar con ellos, pero luego de todo lo que pasó anoche, me siento como si fuera la peor hija del todo el planeta, estoy dispuesta a casarme con un hombre al que no amo, con solo la intención de hacerlos felices. Lo cierto es que no me importa hacerlo, me da igual, el asunto es que Hunter me odia, y por alguna extraña razón, las palabras que me dijo anoche sobre que no soy su tipo, que no le gusto y soy fea, me hieren, es la primera vez que me sucede algo como esto, es algo que no puedo controlar. Siento un vacío en el cuerpo, una punzada que recorre mi cuerpo hasta alojarse en el pecho. La cabeza me duele de pensar en ello, por lo que molesta, me sirvo una taza de café. —Despertaste temprano, bebé. La voz de mi madre me saca de mis pensamientos, ella me hace sonreír, es imposible para mí no hacerlo, más cuando ella es la persona más importante de mi vida, también pap
HUNTERCuando entré a los vestidores, lo hice molesto, no podía soportar la idea de que Davina casi estuvo a punto de terminar conmigo, ella no me cree, ahora piensa que yo quiero estar con Glyndon, incluso se le ocurrió decir que solo lo hago porque ella es la hija de Dylan Wood, y que solo busco subir de estatus y de poder, no puede estar más equivocada que nunca, pero no le dije nada, odio pelear con ella. La vi desnuda, joder, no pude evitar admirar sus pechos, firmes, redondos, en definitiva la talla de sus senos es mayor que la de Davina, a ella nunca la he visto desnuda, ni un poco, así que me sorprendió ver a Glyndon, con sus pezones rosados, endurecidos a tal punto que parecía doloroso. Luego estaban las curvas de su cuello, de sus caderas, joder, sus piernas largas, no pude ver su trasero, jamás he reparado en ella de esa manera, pero algo me dice que lo debe de tener estrecho y firme, su vientre plano, todo en ella es perfecto, incluso ahora, qué vestida, tuvo la osadía d
GLYNDONObservo lo bien que se ven Davina y Hunter juntos, lo comprendo, no la quiere perder, solo que hay algo que noto distinto entre ellos, puede que sea mi imaginación, pero él la mira a ella como si fuera su diosa, su gran amor, la única mujer del planeta, e incluso me atrevería a decir que no importara que pasara en estos precisos momentos una modelo guapa y millonaria, él ni siquiera se daría cuenta de ello. En cambio, ella, pese a que lo ve con cariño, no puedo distinguir el mismo nivel de amor pasional, es más como si estuviera viendo a su mejor amigo, o a un hermano, incluso, alguien a quien admira, no la clase de amor que te hace sentir en las nubes, de esos que leo en las novelas. —Bien, entonces qué reglas tendremos —me da lástima tener que romper con su burbuja rosa—. Me parece que la más importante es que no habrá besos y mucho menos interacción sexual, ¿les parece bien? —Por supuesto —responde Hunter rápidamente. Desde que dijo que yo no le interesaba como mujer, y
GLYNDONEn cuanto el flash se dispara en mi rostro, me cuesta trabajo comprender lo que está pasando, en especial cuando escucho a Hunter maldecir, él me toma de la mano, ¿cómo es posible esto dentro de un hospital de tanto prestigio? ¿En dónde se encuentra seguridad? El habla se me va, pero detallo los rostros de los hombres que sostienen las cámaras y de las reporteras que entran y comienzan a hacer preguntas que no proceso, debido a que hablan rápido y al mismo tiempo.Intentamos pasar, sin embargo, no podemos, esas personas son como una enorme valla humana, Hunter parece contrariado y muy furioso, pero dudo que con las personas que tenemos delante de nosotros. —¿Es cierto que se van a casar? —pregunta una de las reporteras. —¿Cómo se sienten de unir a dos de las familias de médicos más famosas del momento? —añade otra. Comienzo a inquietarme, no me gusta estar rodeada de tanta gente que no conozco, es decir, sé controlar este tipo de situaciones, sé comportarme a la altura como
GLYNDONMiro a través de la ventana, las personas no se van, Hunter sigue intentando llamar a sus padres, pero estos no le contestan, incluso le presté mi móvil para que intentara hacerlo, obtuvo el mismo resultado, y ahora lo tenía detrás de mí, caminando de un lado a otro, maldiciendo el que estuviera lejos de Davina, ella tampoco le responde. —Tus padres no tardarán en llegar, no puedo dejar que me sigan —me dice. —No te preocupes, tenemos varias habitaciones de huéspedes, puedes quedarte en una de ellas, mi padre no se opondrá —contesto cerrando las cortinas.—Gracias, de todos modos, hablaré con ellos. —Me parece bien, ¿quieres café? —pregunto en tono neutro. —Sí, por favor. No respondo, solo me dirijo a la cocina con la esperanza de encontrar un sitio en el que pueda estar a solas, pero mi idea se desvanece cuando Hunter me sigue, toma siento en una de las sillas cercanas a la encimera, y pongo agua a calentar en la cafetera. Siento sus ojos encima de mí, pero no me atrevo
HUNTERNo puedo creer lo que me han hecho mis padres, es decir, ellos sabían que no me gustan los escándalos, prefiero mantenerme dentro del anonimato, una de las razones por las que no suelo ir a sus eventos de caridad, y porque no quiero que Davina se esté involucrando en eso, protegiendo mi privacidad, la protejo a ella, pero ahora, todo se ha ido por la borda, todo ha cambiado. —Maldición —susurro con molestia. Mientras espero que ellos atiendan la llamada, aprieto el volante con fuerza, piso el acelerador, quiero ser yo quien le dé la noticia a Davina y que no se entere por una nota del periódico. —¿Hola? ¿Cariño? ¿Todo bien? —atiende mi madre. La rabia me consume cuando escucho su voz tan apacible. —Debería decir lo mismo yo, ¿por qué mierda han hecho eso con los medios de comunicación? —¡Cuida el tono con el que me hablas, jovencito, esas no son palabras para tu madre! —chilla al otro lado de la línea. —No me importa, no tenían derecho. —Eres mi hijo, tu boda tiene que
HUNTERCuando llegué a la casa de los Wood, fue Harley quien me recibió con una sonrisa de oreja a oreja, tirando amabilidad en el destello habitual de sus ojos. Hace poco había estado aquí, pero se sentía como si hubiesen pasado muchos años, no comprendía por qué, mientras caminaba detrás de ella en dirección al despacho de Dylan, me di cuenta de que casi no había retratos de Glyndon. Y los que había, ella no salía muy bien que digamos, al mirar hacia enfrente, Harley me estaba mirando con el ceño fruncido, como si se hubiera dado cuenta de algo que yo no, al percatarse de que la observaba, cambió ligeramente su gesto a uno más amable. Llegando a la puerta, ella se detuvo un instante mientras tocaba la perilla. —Sé que tienes buenas intenciones, Hunter, y te agradezco el que hayas venido a ver a Glyndon, puedo notar que ya te has dado cuenta de que no hay retratos de ella, para eso hay una razón —dice en tono neutro. Su actitud solo me indica que tal vez, y solo tal vez, estén en
HUNTERMi mirada no se puede apartar de la mujer rubia de ojos azules que se cuelga de mi brazo, al mismo tiempo, soy consciente de las miradas llenas de lascivia que le lanzan algunos invitados cuando creen que no los veo, pero se equivocan, claro que me doy cuenta de ello. Glyndon me devuelve la sonrisa y trago grueso al ver sus labios rosados y húmedos. Ella es perfecta, pero no es… —Davina —dice en voz baja. —¿Qué? —pregunto confundido. Ella me mira con el ceño fruncido. —Me refiero a que Davina ha llegado —me susurra al oído. Cuando escucho el nombre de mi chica, miro con discreción en dirección de donde Glyndon ve, Davina llega con un vestido negro de mangas, está todo cubierto, al estilo oriental, la falda plisada le llega por debajo de las rodillas y casi no lleva maquillaje. Ella siempre ha sido así, sencilla, por eso me gustó, por eso me enamoré de ella, porque es diferente al resto. —Tranquilo, haré todo para que se sienta cómoda y tengan un rato a solas —me dice Gly